río de janeiro - Resulta que los dioses eran humanos, que los que parecían invencibles en la piscina olímpica de Río de Janeiro han acabado probando el sabor de la derrota. La anteúltima jornada de la natación volvió a resultar histórica y dejó imágenes para el recuerdo. Porque memorable es que Michael Phelps pierda una carrera, que en la final de los 100 mariposa le venza un nadador de Singapur y que el Tiburón de Baltimore tenga que compartir la medalla de plata con sus dos grandes rivales en la prueba en los últimos años. Lo nunca visto...

Solo los Juegos Olímpicos pueden deparar momentos como este en el que Phelps, Chad Le Clos y Laszlo Cseh, tres de los nombres más destacados de la historia de los 100 mariposa, suban al podio agarrados de la mano mientras a su lado Joseph Schooling, de 21 años, el primer medallista olímpico de oro de Singapur, mira como no creyendo lo que está ocurriendo. Después de todo, había derrotado a su gran ídolo, al deportista al que pudo acercarse cuando la selección de Estados Unidos se concentró en el país del sureste asiático ante de los Juegos de Pekín. “Si no fuera por Phelps no creo que hubiera logrado esta medalla. Soy lo que soy por Michael Phelps. Él es la razón por la que yo siempre quise ser un mejor nadador”, afirmó ayer Schooling, un prodigio al que entrena el catalán Sergi López, medallista de bronce en braza en Seúl 1988.

En realidad, el nadador singapurés dominó la prueba de principio a fin desde una salida extraordinaria en la que tomó una ventaja que fue determinante. Por detrás, se veía que a Michael Phelps le iba a costar dar alcance al chaval que se entrena habitualmente en la Universidad de Texas en Austin. Por detrás, también nadaban Le Clos y Cseh en busca de una plaza en el podio. Lo que no podía esperarse es la manera. El surafricano y el húngaro tocaron al mismos tiempo que Phelps por lo que se repartieron tres medallas en que en el caso del estadounidense elevan a 27 su número total de preseas olímpicas, tres de ellas de plata.

Joseph Schooling ganó con un registro de 50.39, récord olímpico, y su ventaja de 75 centésimas sobre los segundos es la mayor en la prueba desde que Mark Spitz ganara el oro en Munich 1972. “Ha sido una locura. No acabo de asumirlo. Creo que necesitaré un par de días para comprender la magnitud de lo que ha ocurrido”, comentó el joven asiático, a quien sus tres rivales condujeron durante la ceremonia de entrega de premios como en un rito iniciativo ya que intuyen que Schooling va a ganar más medallas. “Para mí ha sido un honor nadar junto a Laszlo, Chad y Michael. Esta carrera ha sido más grande que yo”, añadió Schooling, que cambió impresiones con Michael Phelps en la vuelta de honor a la piscina y le pidió que continuara hasta Tokio 2020. “De ninguna manera. Eso no va a ocurrir”, aseguró el de Baltimore tras la que debe ser la última prueba individual de su carrera.

Con su quinta medalla en los Juegos de Río, a la espera del relevo 4x100 estilos, cerrará su presencia en los Juegos de Río con una nota altísima. “Vine aquí para despedirme y no podía haber una despedida mejor”, comentó tras una derrota que quiso interpretar de forma positiva. “Ha sido grandioso poder inspirar a los niños”, dijo refiriéndose a Schooling: “Eso ha sido lo mejor de estos años. Yo quería cambiar la natación. Siempre perseguí eso. Que los niños soñaran. Que muchos niños soñaran. Creo que lo mejor de esta experiencia es que nosotros, Chad, Laszlo y yo, lo hemos logrado. Que crean en sí mismos y que piensen que el límite es el cielo, como ha hecho Joseph. He seguido su evolución y estoy orgulloso de él”.

también cae hosszu En la final de 200 espalda, también se produjo la derrota de Katinka Hosszu que se quedó sin su cuarto oro en los Juegos de Río, con lo que habría igualado el logro de Kristin Otto en Seúl 1988. La Iron Lady húngara lo perdió por solo seis centésimas después de dominar toda la carrera. Pero en el tramo final la estadounidense de 23 años Maya DiRado, otra de las revelaciones, mantuvo mejor el estilo y se adelantó lo justo a una rival que perdió fuelle tras todos los esfuerzos de estos días para conseguir una inesperada victoria ante una de las grandes estrellas de los Juegos.

Sin embargo, será la última carrera de DiRado que, licenciada en Ingeniería y Administración por la Universidad de Stanford, abandonará la natación para empezar su carrera laboral. Ha sido esta su debut y su despedida de los Juegos Olímpicos, Al menos, la estadounidense, descendiente de argentinos, logró evitar que Hosszu repitiera el doblete en espalda el doblete que consiguió en Londres 2012 Missy Franklin, gran ausente en la final de ayer junto a la campeona mundial Emily Seebhom.

“No puedo creer que lo haya logrado. Ví a Hosszu y no sabía si la podría alcanzar, pero sí que estaba en la lucha por la medalla de oro. Así que me puse a nadar lo más rápido que pude. Sentí que mis piernas no podían más, pero ver que toqué la pared la primera me pareció algo irreal”, afirmó Maya DiRado, que provocó otra sorpresa en la piscina, que no iba a ser la última en un día de locos.