Luce sobre su cadera derecha un tatuaje que ilustra el lema de su vida: “Ezina ekinez egina”. Porque nadie mejor que él sabe que lo imposible se consigue a base de trabajo. A base de insistir. Y es que, de pequeño, Markel Alberdi nunca destacó en ningún deporte, y eso que lo intentó con varios. De hecho, ni siquiera sobresalía en la piscina, ahora su hábitat preferido. Sin embargo, a pesar de ello, el nadador eibartarra debuta esta tarde (18.00 horas) en unos Juegos Olímpicos en la prueba de relevos de 4x100. Y lo hace, además, como el actual poseedor del récord estatal de 100 metros libres. Todo un logro, un gran avance, para un joven de 24 años que nació sin el don de los elegidos pero que ha adquirido su capacidad con el tiempo y, sobre todo, a base de un gran esfuerzo. “No tengo ningún talento especial, todo lo que he hecho desde que empecé a nadar a los 8 años es trabajar. Y ahora voy a Río a vivir un sueño”, explica Alberdi.
El eibartarra se toma estos Juegos como un premio a un año complicado. A una temporada donde la ansiedad y la presión que supone la lucha contra el cronómetro pudieron con Alberdi, que llegó a decir basta. Incluso pensó en despedirse de la natación. Y es que el ahora olímpico logró el récord de España el verano pasado en Montjuic. 49.18 segundos marcó su reloj a tan solo un año de los Juegos. Así que el guipuzcoano tan solo tenía que bajar dos décimas para conseguir su billete directo a los 100 metros individuales. El verdadero objetivo de Alberdi. Sin embargo, el nadador no solo tropezaba una y otra vez con este propósito, sino que además, en las pruebas posteriores, ni siquiera llegó a acercarse a su propio récord. Se alejó mucho de su mejor versión. Entonces, el eibartarra entró en un ciclo destructivo. Obsesionado con ganar al reloj, se exprimió tanto que terminó por secarse. Y no había logrado la mínima. Los Juegos se alejaron. “Ha sido un año complicado para mí, anímicamente estaba bajo porque no conseguía la mínima para individual, que es lo que quería. No estaba logrando los objetivos y yo soy muy exigente conmigo mismo. Tanto que me había pasado de rosca. Me había metido demasiada presión y ese era el problema”, reconoce.
A pesar de ello, Alberdi siguió entrenando. No para la prueba individual, desafortunadamente perdida, sino para la clasificación para la prueba de relevos, que dependía del papel realizado en el Europeo del Londres. El equipo estatal acudió a la cita con la tranquilidad que da el puesto 14 del ránking (se clasifican los 16 primeros). Quizá con demasiada tranquilidad, porque fue superada por Rumanía, Grecia y Hungría. Así que el eibartarra también se había quedado sin la prueba grupal. Sin embargo, un halo de luz salió del cielo nublado y el conjunto británico renunció a su plaza para volcar todos los esfuerzos de sus velocistas en la prueba de 4x200 libres, que ya ganaron en el Mundial del año pasado. “Así que, finalmente, soy un deportista olímpico aunque me cueste creerlo”, resume Alberdi. De esta forma, con el billete a Río en el bolsillo, el nadador vasco comenzó a ver la piscina de otra forma. Volvió a quererla. “Este es el empujón que necesitaba para terminar la temporada. Pero después de los Juegos sigo necesitando un descanso porque si no, no disfruto de la natación. Así que probablemente el año que viene me lo tomaré con mucha más calma. Me queda una asignatura para acabar Ingeniería Mecánica y quiero hacerla. Y luego veré qué me depara la vida, si me sale un trabajo o sigo dedicándome al deporte de élite”, concluye.
objetivos realistas Finalmente, Alberdi competirá en la prueba de relevos junto al madrileño Aitor Martínez y los hermanos Miguel y Bruno Ortiz-Cañavate. El eibartarra sabe que están en Río gracias a la renuncia británica, por eso aparca el optimismo y es realista: “Vamos 16 equipos y solo 8 acceden a la final así que para estar en ella deberíamos bajar todos nuestras mejores marcas”, explica. Por ello, el único objetivo que se pone Alberdi es “disfrutar de la natación”, algo que no ha conseguido en todo este año: “El objetivo prioritario es darlo todo, quedarnos satisfechos y disfrutar del camino y la experiencia. Porque somos olímpicos”.