Luis Carlos Almeida da Cunha, más conocido como Nani (Praia, Cabo Verde, 1986), se ha propuesto recuperar su mejor versión en la Eurocopa de Francia. Y lo está consiguiendo, como tantas otras cosas ha logrado el luso en sus 29 años de vida, marcados por las trabas a las que ha tenido que hacer frente para salir adelante y no desfallecer en el camino. Porque el destino, cruel en ocasiones, quiso que Nani se enfrentara en solitario a la fatalidad después de ser abandonado por sus padres cuando era un niño.
Primero fue su padre, cuando el ahora atacante del Fenerbahce tenía cinco años, quien decidió hacer su vida lejos de su hijo y de su esposa, dejando a ambos atrás. Siete años después, Nani volvió a sufrir un poderoso revés emocional. Su madre, que decidió partir hacia Holanda en busca de un futuro mejor, le sometió a un nuevo abandono que le dejó marcado. Con solo 12 años de edad y una vida aún por explorar, quedó bajo la tutela de su tía en Amadora, un barrio humilde de los suburbios de Lisboa en el que la droga y el crimen marcaban el día a día. “Era difícil vivir allí. Siempre había problemas con la Policía y se escuchaban disparos, pero a mí me salvó el fútbol”, recuerda Nani, que vio en el balón un amigo del que poder fiarse sin temor a ser traicionado.
Pablo Roberto, su hermano mayor, le enseñó a jugar al fútbol y tomó la iniciativa para llevarle a hacer una prueba con el Real Massamá a los catorce años. Aquella decisión marcó para siempre la vida de Nani, que tenía a Luis Figo como ídolo. El equipo luso, no en vano, quedó prendado de las aptitudes del joven, por lo que sus dirigentes no dudaron en darle dinero, comida y material deportivo con el que poder entrenarse. El sueño de convertirse en futbolista y de jugar en grandes estadios cogió forma cuando el Sporting de Portugal, club en el que se había formado Figo, le ofreció realizar la pretemporada con el primer equipo. Nani tenía 16 años y no dejó pasar la oportunidad. Debutó en agosto de 2005 con el primer plantel y llamó la atención de propios y extraños por su velocidad, verticalidad y capacidad para sortear adversarios.
Dos años después, en 2007, Sir Alex Ferguson dio el visto bueno para que el Manchester United desembolsara 25,5 millones de euros por sus servicios en busca del nuevo Cristiano Ronaldo. Nani, pura electricidad, logró triunfar en Old Trafford sin poder alcanzar la dimensión de su compañero y compatriota, con quien comparte delantera en la selección de Portugal, con la que suma dos goles en esta Eurocopa.
Valencia, nuevo destino Centenario con el combinado luso, Nani apura ahora las horas como jugador del Fenerbahce, donde fue a parar tras salir del Manchester United en 2015, año en el que completó un emotivo viaje al pasado para jugar como cedido en el Sporting de Portugal. Una vez finalice una Eurocopa en la que Nani se ha propuesto brillar con luz propia, su próximo destino será Valencia. El club ché sonríe al tener atada a la estrella lusa, que se mide esta noche a Polonia tras haber hallado en el fútbol su particular tabla de salvación.