Clairefontane - Francia ha optado por recluirse en su castillo de Clairefontaine para preparar la segunda fase de la Eurocopa y recortar al mínimo posible los contactos de los internacionales con el exterior. Las citas de los futbolistas con los medios de comunicación se han cortado de raíz y ni siquiera el seleccionador, Didier Deschamps, acude a los micrófonos en vísperas de su duelo de octavos de final contra Irlanda. El objetivo es no crear un espíritu de euforia en una selección que, sin haber practicado un buen fútbol, tiene ante sí una buena opción de plantarse en semifinales. Tras medirse a Irlanda, un rival teóricamente accesible que logró el último billete para octavos como la peor de las terceras que se salvó de la eliminación, Francia jugará por un puesto en el penúltimo escalón contra Inglaterra o Islandia.

La selección gala vive entre la euforia del país, deseoso de ver a sus bleus levantar el trofeo en sus tierras, y las dudas que ha generado su juego en los tres primeros partidos. Si lo primero podría conducir al exceso de confianza, lo segundo amenaza con desmoralizar a las tropas y para evitar ambos influjos, Deschamps ha preferido cortar todo contacto con el exterior. Tras la conferencia de prensa de Dimitri Payet y Yohan Cabaye del pasado lunes, tras el empate contra Suiza que certificó el primer puesto de los galos en el grupo A, ningún internacional se ha dirigido a los medios. El martes tampoco hubo actividad de medios y el pasado miércoles el encargado de comparecer fue el presidente de la Federación, Noël Le Graët, para lanzar el mensaje de que Francia no ha perdido su ambición. Un nuevo día sin acceso a los medios y ante cierto estupor fue el adjunto de Deschamps, Guy Stephan, quien acudió a analizar a Irlanda a dos días del duelo del domingo.

Contrasta el enclaustramiento de los franceses con la actitud abierta que mantuvieron durante la primera fase, donde incluso abrieron de forma regular sus entrenamientos el público durante los primeros días de concentración en Iparralde. Ahora, Clairefontaine, un palacio de estilo renacentistas totalmente reformado por la Federación, se ha convertido en una fortaleza de la que salen pocas fugas.

Deschamps ha programado las sesiones a primera hora de la tarde para habituar a los suyos a la hora en la que se disputará el duelo, las 15.00 horas. De lo poco que se ha visto en los entrenamientos, apenas un cuarto de hora abiertos a la prensa, se vio que Adil Rami arrastra algún problema que le impide ejercitarse con naturalidad. La noticia, que podía haberse convertido en un bombazo en una zaga ya muy afectada por las bajas antes del inicio de la competición, fue desactivada por Stephan, que señaló que no hay preocupación por el sevillista, asociado en el centro de la defensa a Laurent Koscielny en los tres partidos de la fase de grupos. Algo similar a lo que sucedió con el delantero Olivier Giroud, que también abandonó el entreno la víspera pero del que el adjunto de Deschamps dijo que su actividad será “normal” a partir de ahora. “Los 23 jugadores estarán presentes en el entrenamiento”, dijo Stephan. Solo que, esta vez, las cámaras y las miradas de los periodistas no estarán presentes para comprobarlo.