Jon Rahm ha hecho historia. Una noticia que no para de repetirse en los últimos meses. Récord tras récord, Rahmbo no para de devorarlos todos. Cada torneo es otro capitulo más en su brillante progresión, subiendo el nivel a un ritmo constante, sin prisas por llegar a lo más alto. La hoja de ruta hacia la élite mundial. El US Open fue su piedra de toque para saber cuál era su lugar real en el cara a cara ante los mejores golfistas del mundo. Llegó a Oakmont Country Club con la vitola del aficionado invencible, el número uno perenne durante los últimos dos años, y las expectativas eran altas ante la participación de la nueva promesa del golf. Y él las destrozó todas. Una vez más. Fiel a la costumbre. El golfista de Barrika acabó en el puesto número 23, el mejor de la historia para un amateur del Estado en un major, superando a Txema Olazabal y a Sergio García. Su actuación no quedó solo en eso, debutar así en un Grand Slam no es tarea sencilla y ni el mismísimo Tiger Woods pudo hacerlo tan bien en su primer día con los grandes.
La actuación de Rahm no ha sido propia de un debutante y mucho menos de un aficionado más. El campo de Oakmont no tuvo piedad de los golfistas e incluso la meteorología pareció aliarse con él para complicar más las cosas. La prueba de la dificultad de este recorrido es que solo cuatro jugadores han acabado por debajo del par del campo. Los más inexpertos fueron cayendo, todos menos Rahmbo. El de Barrika fue el único amateur que avanzó tras el corte, pero su actuación no quedó ahí. Superadas las dudas del inicio, fue encontrándose con su mejor juego y avanzando puestos de una manera casi ilógica para un neófito en estas lides. En su ascensión no solo cayeron jugadores de la clase media, también lo hicieron los más grandes. Rory McIlroy, Ángel Cabrera, Justin Rose... así hasta 15 ganadores de major acabaron por debajo de Rahm. Incluso el defensor del título, Jordan Spieth, registró una tarjeta peor a la del vizcaíno.
El inicio no fue el soñado por el golfista de Barrika. Acabó a seis golpes del par del campo. Fue su peor día y una tarjeta para nada catastrófica, como prueba es que incluso el líder hasta el último día, Shane Lowry, tuvo una jornada con ese mismo número de golpes. Al irlandés le costó el US Open, pero Rahm no está en estas batallas, todavía. Su objetivo es aprender y sumar golpes y más golpes. En la ronda inicial, el vizcaíno pecó de impaciente. Ese defecto que tantas malas pasadas le ha jugado en citas anteriores y que ha ido puliendo con tesón para llegar a convertirse en un jugador muy maduro, a pesar de que todavía esa precipitación le juegue algún pequeño disgusto de vez en cuando. “He aprendido mucho del US Open, que tengo que mejorar mi paciencia, pensaba que lo iba a llevar mejor, pero no sabía como iba a ser y mira que ha sido duro”, reconoció al portal especializado TenGolf Televisión al término del abierto.
De los errores se aprende y Rahm es una esponja, bien lo saben en la Universidad de Arizona State, a la que llegó como la joven promesa de España y la abandona ahora como la referencia mundial de su generación. “A las tres semanas le dije a mi asistente que no lo conseguiría, que se volvería a casa. Lo estaba pasando mal con el idioma y no estaba jugando bien, pero este chico tiene muchísima tenacidad. Cuando consiguió superar el primer semestre supo que sería una superestrella”, comentó Tim Mickelson, su entrenador, cuando el vizcaíno recibió el premio Ben Hogan. No ha tardado el pupilo en empezar a dar la razón al maestro y semanas más tarde, tras disfrutar de las buenísimas maneras mostradas en Oakmont por el golfista vasco, el técnico estadounidense escribió orgulloso en su Twitter: “No puedo agradecerle lo suficiente a Jon Rahm por todo lo que ha hecho por los Sun Devil de golf. Enhorabuena por tu paso a profesionales y disfruta del viaje”. Así, en su gran despedida del campo aficionado, Rahm lució orgulloso los colores de su universidad y no quiso olvidarse de la importancia que ha tenido en su enorme paso adelante.
Rahm es uno de los ejemplos del nuevo molde golfístico. Al talento innato, le ha sumado su formación en los Estados Unidos, lo que le ha valido para ser un jugador casi total, dominador de la mayoría de las facetas. Potencia en el juego largo y precisión en el corto. Con estas virtudes, el vizcaíno logró 15 birdies en los 72 hoyos de Oakmont y un espectacular eagle desde 119 metros que levantó al público de sus asientos. Solo los errores en su estreno le impidieron meterse en la lucha por entrar entre los diez mejores. “Estoy contento de cómo he jugado y me lo he pasado como un niño en este campo”, declaró Rahmbo, que destacó el estar mano a mano con uno de los mejores golfistas del planeta: “Ha sido bonito jugar con Bubba Watson. Verle a ese hombre pegar a la bola es divertido”.
Un premio de 82.890 dólares En caso de haber competido en este torneo como profesional, el jugador de Barrika hubiera ganado un premio de 82.890 dólares. Es una de las importantes aportaciones económicas a las que ha debido renunciar Rahm durante estos años por seguir siendo aficionado, al igual que no ha podido firmar ningún contrato con patrocinadores para no perder su condición de aficionado ni su beca en la universidad de Arizona State. Es un precio que el vizcaíno siempre ha pagado sin dudar, sabedor de que lo importante era la formación y por cumplir una promesa a dos de las personas más importantes en su llegada hasta aquí, a sus padres: acabar una carrera universitaria. Ahora, comienza la vorágine con las marcas. Rahmbo gusta y numerosas firmas importantes, como por ejemplo Adidas, ya le han situado en el punto de mira. Desde ayer, Rahm ya puede firmar sin problemas y no le faltarán pretendientes.
Una nueva etapa comienza en la vida del vizcaíno. El profesionalismo y la carrera por lograr una tarjeta del PGA Tour. Sus próximos retos serán el Quicken Loans, a partir de este jueves, el Barracuda Championship, del 30 de junio al 3 de julio; el Barbasol Championship, del 14 al 17 de julio; y el John Deere Classic, del 11 al 14 de agosto. Además, Rahm pronto anunciará otras dos citas más en su calendario. Torneos dentro de un verano intenso en el que las expectativas han crecido después del US Open.