Cleveland - La final de la NBA llegará al límite del séptimo duelo, el punto álgido de la competitividad y el dramatismo, por obra y gracia de LeBron James. La estrella de los Cleveland Cavaliers firmó una actuación de nuevo prodigiosa con 41 puntos por segundo partido consecutivo, a lo que añadió 11 asistencias, 8 rebotes, 4 robos de balón y 3 tapones. La victoria por 115-101 de los de Ohio les convierte en el tercer equipo de toda la historia que fuerza el séptimo partido tras ceder tres derrotas en una serie al mejor de siete.
Nadie ha logrado remontar esa desventaja, pero a estas alturas nada es descartable por el modo destructor e imparable en el que ha entrado LeBron que ha descubierto las debilidades de la defensa de los Golden State Warriors y se ha lanzado a su yugular. Solo cuatro jugadores habían logrado hasta ahora encadenar dos partidos de 40 puntos o más en la final: Jerry West en 1965 y 1969, Rick Barry en 1967, Michael Jordan en 1993 y Shaquille O’Neal en 2000.
Los Warriors, privados de Andrew Bogut y con Draymond Green de vuelta tras su partido de sanción, salieron muy fríos, como si la cosa no fuera con ellos. Con malos tiros y poca firmeza defensiva, se encontraron al final del primer cuarto con una diferencia en contra de 20 puntos (31-11) que fue una losa insalvable. LeBron James ya se había desatado y todo giró alrededor de él para desesperación de los vigentes campeones, a los que solo una racha de Stephen Curry en el segundo cuarto y otra de Klay Thompson entre el tercer y el último pudieron llevar por debajo de los diez puntos.
curry, frustrado El MVP tuvo problemas con las faltas y trató pese a ello de tirar de los suyos. Curry que superó el récord de triples anotados (28) en una final, pero acabó frustrado y expulsado por acumular dos faltas técnicas. Descargó su rabia con el protector bucal que acabó cayendo entre el público. La NBA decidió multar a la estrella de los Warriors que podrá jugar un séptimo partido que parece ya una mera cuestión de supervivencia. Será la segunda vez que LeBron James llega a esta situación en su carrera. La anterior fue con los Miami Heat hace tres años cuando superaron a los San Antonio Spurs con el factor cancha a favor. Ahora, esa ventajas es de los Warriors que ya salvaron idéntico obstáculo en la final de la Conferencia Oeste ante los Oklahoma City Thunder. El equipo de Oakland parece al límite de la resistencia física con Bogut fuera y Iguodala con evidentes problemas en la espalda que limitaron su aportación en el sexto choque. También Kyrie Irving acabó con problemas en el tobillo, pero si los Cavaliers siguen apretando en el plano físico, los Warriors van a pasarlo mal en defensa y van a necesitar un acierto en su media habitual para calzarse de nuevo el anillo. Ayer, sus secundarios se mostraron muy desatinados, con 0 de 13, por ejemplo, entre Barnes y Livingston, como si estuvieran a punto de ceder en la batalla mental en que se ha convertido la final desde el cuarto partido. LeBron James no ha dejado de creer y llevarse el MVP de la final que lidera en puntos, rebotes, asistencias, robos y tapones le parecerá muy poco premio.