Se trataba de un partido con mucha carga simbólica. Un partido para defender una causa común. Dos naciones sin Estado. Dos selecciones a las que no se les reconoce oficialmente. Dicen que la unión hace la fuerza. Por ello el acuerdo fue muy rápido. Córcega y Euskadi salieron ayer al escenario internacional futbolístico para reivindicar un deseo de sus respectivas sociedades. Más insistente en el caso de la tricolor, que acumula muchos años de camino para hacer realidad un sueño del que le privan las instituciones que manejan el fútbol y la política. El combinado corso ofrece menos recorrido en el tiempo, pero está decidido a jugar con más asiduidad. Lo hizo el año pasado, cuando venció a Burkina Faso, y repitió ayer, en un duelo en que dio mucha guerra al equipo dirigido por José Mari Amorrortu y Mikel Etxarri, que no pudieron poner en liza, por diferentes circunstancias, a un once referente y poderoso.
El encuentro nació un tanto clandestino por las incertidumbres que había generado. La suerte en liga del Athletic iba a marcar mucho, por aquello de si tenía que jugar o no dos previas europeas, la convocatoria. La presencia de Aduriz, Williams, Lekue, San José y Oyarzábal con España. La Real y el Eibar estaban de minigira en Estados Unidos y sus futbolistas llegarían con el tiempo justo, más apurado en el caso de los armeros. Alavés y Osasuna no podían sumar por aquello de tener jornada en la Liga Adelante. No hubo presentación del partido en casa? Probablemente, demasiadas zancadillas, que hacen más duro el trabajo de la Federación Vasca de Fútbol, que debe luchar contra viento y marea para atar rivales lejos de Euskal Herria.
Euskadi, sin embargo, salió del apuro. El objetivo es hacer camino. Y, para ello, hay que dar pasitos. Ayer dio uno más. Supo triunfar a las duras, aunque fuera en la tanda de penaltis, después de afrontar un partido sin entrenar ni siquiera en la víspera, viajar en el mismo día y con algunos futbolistas con aún ojeras evidentes por el palizón de horas de vuelos que se habían dado desde Estados Unidos. Para más inri, Córcega, una selección sin pedigrí pero con algunos jugadores interesantes que compiten en la Ligue 1, se adelantó en el marcador con un tanto obra de Santelli, su hombre más adelantado y que rentabilizó un error del rojiblanco Elustondo, que hizo pareja con Carlos Gurpegi, el gran protagonista de la tricolor, ya que disputaba su último partido, después de haberlo hecho en el Athletic, como futbolista en activo, con ese punto emotivo que le supone a nivel íntimo.
La puesta en escena de Euskadi fue un poco justa, sobre todo porque los dos seleccionadores se encontraron sin un punta específico, lo que le hacía perder músculo competitivo. Buscaron el reciclaje de Eraso, primero, y de Zurutuza, después, pero no funcionó. Las llegadas de la tricolor se limitaron a sus iniciativas de Iturraspe, que quiso posesión. El de Matiena, que desea recuperar su mejor nivel tras un año flojo a nivel personal, asistió a los tres minutos a Xabi Prieto, que pecó de lentitud, y a los 42 protagonizó el único disparo entre los tres palos que detuvo Leca. Córcega, en cambio, se sintió más a gusto, con llegadas por banda izquierda y bajo la batuta de Remy Cabella, un viejo conocido para el Athletic y su futbolista con más talento.
cambio de decoración El carrusel de cambios a vuelta de vestuarios ayudó a la selección euskaldun, que sacó petróleo de su buen arranque. Susaeta, en su sexta internacionalidad, ganó metros por su costado y se sacó un excelente centro que cabeceó, también de forma excelsa, Markel Bergara al fondo de las redes. Una acción de manual, de label. El tanto del empate aportó frescura a Euskadi, aunque esta no duró los minutos que le habrían gustado. Córcega también movió su banquillo y ganó en llegada. Especialmente por medio de Cahuzac, que remató al palo, primero, y al final casi sorprende a Riesgo en una salida mal calculada del meta de Deba.
La suerte del compromiso se iba a resolver en la lotería de los penaltis. Estaba en juego un triunfo que ofrece un aliciente estadístico. La suerte sonrió a Euskadi en una larga tanda de lanzamientos. Bergara, el artífice del éxito, marcó en el lanzamiento vigésimo después de que Riesgo detuviera el anterior a Cahuzac.
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CÓRCEGA: Leca; Coulbaly, Modesto, Bocognano; Poggi, Cahuzac, Pierazzi, Lippini; Cabella, Cavalli; y Santelli. También jugaron Vincensini, Aine, Cioni, Lorenzi, Vincent, Marchetti, Palmieri, Romain y Rocchi.
EUSKADI: Iraizoz (Min. 46, Riesgo); Capa (Min. 46, Zaldua), Elustondo (Min. 46, Ansotegi), Gurpegi (Min. 46, Mikel González), Garrido (Min. 46, Susaeta): Iturraspe (Min. 46, Bergara), Rico (Min. 46, Dani García); Xabi Prieto (Min. 61, Sabin Merino), Zurutuza, Berchiche; y Eraso.
Goles: 1-0: Min. 20; Santelli. 1-1: Min. 48, Bergara.
Penaltis: Córcega 8-Euskadi 9: Modesto falla; Mikel González falla: Cavalli gol, Eraso gol; Romain gol, Susaeta gol; Aine gol, Zurutuza gol; Cabella gol, Dani García gol; Coulbaly gol, Berchihe gol; Satelli gol, Sabin Merino gol; Pierazzi gol; Zaldua gol; Cioni gol, Ansotegi gol; Cahuzac falla, Bergara gol
Árbitro: Willian Laviz. No tuvo necesidad de mostrar cartulina alguna.
Incidencias: Partido amistoso internacional disputado en el Ange Casanova de Ajaccio, que registró poco más de media entrada en una tarde-noche cálida y donde se dejaron ver un puñado de aficionados vascos, que duisfrutaron de un ambiente de confraternidad con los aficionados corsos.
córcega
Euskadi
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