gasteiz - El plasma rico en factores de crecimiento entró a la esfera internacional en 2010 cuando Rafa Nadal, por entonces número 1 del tenis mundial, fue a la consulta de Mikel Sánchez en Gasteiz para tratarse unos problemas en los cuádriceps que le afectaban sobremanera. La recuperación rápida del manacorí fue una cuestión que trascendió fronteras. La realidad es que el equipo de Sánchez ya había hecho grandes avances en esa cuestión y hubo un caso, el de Joseba Beloki tras su grave caída en el Tour de 2003 mientras descendía el puerto de La Rochette. Entonces, dijeron que se trataba de una caída “muy grave” y de “complicada recuperación”. El de Lazkao se había fracturado la cadera, el codo y la muñeca. Todas las roturas estaban en el lado derecho de su cuerpo. Gracias al tratamiento del equipo de Sánchez, en dos meses estaba en una bicicleta.
El plasma rico en factores de crecimiento ha supuesto un cambio muy importante en la recuperación de los deportistas de élite en lesiones de larga duración. Usted comenzó a aplicarlo en huesos, cartílagos, tendones y músculos y la realidad es que los plazos se han acortado. ¿Cómo explica en qué consiste el plasma?
-Es fácil y difícil de explicar a la vez. En el organismo, en todos los sistemas, hay un mecanismo para arreglar las lesiones. Cuando un hueso se rompe o una herida sangra se produce un coágulo y empieza la curación. Se liberan unas proteínas que estimulan a las células para curarla. Ellas saben si se ha curado o no. Todo ese lenguaje de las células lo llevan a cabo unas proteínas que son los factores de crecimiento. Nosotros concentramos esas proteínas en el plasma y ponemos muchas proteínas en el lugar de la lesión. Así, todas las células del entorno trabajan más rápido.
¿Considera que ha sido una de las grandes revoluciones en la medicina deportiva de los últimos años?
-Lo que hemos conseguido es que se acelere la recuperación. Dentro de un tejido, hay tres cosas: la matriz, cómo es el tejido; las células y las señales para estimular esa recuperación. Nosotros trabajamos con ese último factor para que la recuperación sea más rápida y de mejor calidad.
¿Esos procesos de recuperación se podrían acelerar aún más o por ahora no se tienen los instrumentos necesarios para que los plazos sigan acortándose?
-Ahora usamos siempre lo mismo, concentrar esas señales y poner un cóctel en la zona. A cada uno le ponemos lo suyo. Hay gente que tiene menor número de proteínas en su organismo y, por ello, no funciona igual a todo el mundo. La siguiente etapa sería detectar a los pacientes que tienen menos proteínas por naturaleza y tratar de suplementar eso con proteínas de fuera para conseguir en ellos un plazo más rápido.
Continúe.
-Ahora ponemos lo mismo en un hueso, un tendón o en un músculo, pero quizás no necesita lo mismo. En los años siguientes, que es lo que estamos investigando, queremos hacer un tratamiento más personalizado.
Es decir, que en la actualidad tratan igual una rotura de rodilla a una del tendón de Aquiles, ¿no?
-Eso es. Usamos el mismo medicamento, pero habría que adaptarlo. Por poner un ejemplo, si nos ponemos dos personas a tomar el sol a la vez, unos nos ponemos más morenos que otros. Hay que encontrar la calidad de piel y qué sol viene mejor. En definitiva, ahora damos a todos lo mismo, pero la siguiente fase es encontrar las necesidades de cada organismo. Individualizar el tratamiento.
¿No se puede realizar ahora de manera individualizada?
-No, porque el método con el que medir esas proteínas es prohibitivo, carísimo. Todavía no podemos conocer las proteínas de cada paciente, sería impagable. Esperamos que en los próximos años, esas técnicas se abaratarán y se facilitará la rehabilitación.
Todo pasa por la investigación.
-Está claro. En los últimos años, si cogemos el tratamiento de la artrosis, poníamos plasma en las rodillas. Unos pacientes respondían mejor que otros, ahora hemos visto que si además infiltramos el plasma en el hueso, estimulamos las células madre. El mismo plasma, puesto de manera diferente, da otro resultado. Es un proceso de aprendizaje que va mejorando. Me toca trasladar la investigación del laboratorio al paciente.
¿El plasma enriquecido con factores de crecimiento ha sido un avance tan importante para la medicina deportiva?
-En la medicina deportiva es donde más repercusión tiene y hay una transcendencia importante. Lo podemos ver con una lesión del ligamento cruzado de la rodilla. Hace muchos años teníamos que abrir la rodilla para arreglarlo. Había muchos jugadores que no podían recuperarse. Con la cirugía artroscópica conseguimos una cirugía menos invasiva. Hemos conseguido una recuperación mayor. Con la terapia biológica, lo aceleramos y estabilizamos el resultado. Es otro paso más. Todo se cura antes. Acortamos la curación y la cicatriz es de mejor calidad.
Y, posteriormente, hacen hincapié en fisioterapia, propiocepción...
-La fisioterapia nos ayuda muchísimo. Con el plasma, todo se cura antes y todo avanza de manera paralela.
Uno de los casos más paradigmáticos de su carrera, que ha sido uno de los más mediáticos de su trayectoria, ha sido el de Rafa Nadal en 2010, que cayó en sus manos y se recuperó.
-Nadal tenía unas tendinopatías en sus cuádriceps que se habían cronificado. Conseguimos recuperarlo y devolverle a la actividad deportiva. Pero hemos tenido otros casos con más problemática. Es el caso de Joseba Beloki.
Cuente.
-En el Tour que se salió y se fastidió la cadera, conseguí que en menos de dos meses se hubiera curado y estuviera de nuevo en la bicicleta. Sin el plasma enriquecido con factores de crecimiento ese proceso hubiera sido mucho más largo. No sé si hubiera vuelto a subirse a la bici o no. Lo conseguimos en tiempo récord.
¿Ha sido uno de los casos más complicados de su carrera en la medicina deportiva?
-Fue un caso de muy mal pronóstico y que tuvo una recuperación muy rápida.
Además, el caso de Nadal puso su nombre en los círculos mundiales. ¿Cómo lo vivió?
-Antes de venir Rafa, ya trataba a otros deportistas de élite. Por ejemplo, los del Athletic, Gurpegi, Ocio... Aquello me dio repercusión a nivel mundial. Se dieron a conocer esos tratamientos a nivel mundial. No fue el más difícil, ni mucho menos, pero se conoció más en Europa y Estados Unidos.
Habla usted del caso de Carlos Gurpegi.
-Ha sido un caso precioso de la medicina deportiva.
Explíquese.
-Como Gurpegi deja el fútbol, se pueden decir las cosas. No es bueno contar las lesiones de los deportistas en activo. Carlos ha tenido muchas lesiones en su carrera deportiva. La primera vez que se rompió el ligamento era muy jovencito, con veinte años o así. Después, le hemos tenido que operar de varias cosas. En la última, hace tres años, tuvimos que intervenir la anexión en un cartílago de su rodilla operada. Antes de la utilización del plasma enriquecido con factores de crecimiento le hubiera sacado de su vida deportiva. Tuvo una recuperación, para mí, inesperada. No pensaba que iba a salir. Fue espectacular y ha conseguido ser titular hasta el último momento. Estamos hablando de que había que ponerle plasma en cada pretemporada para seguir jugando. Tuvo una respuesta increíble.
Ha inspeccionado las rodillas de muchos futbolistas del Athletic de Bilbao.
-Sí. Muchos. Desde la rodilla del que es hoy presidente, Josu Urrutia, Julen Guerrero... Muchos. Y la inmensa mayoría se ha recuperado. Es raro que no hayan vuelto a su nivel. Hay que quitarse el sombrero también con los servicios médicos del club.
En los frontones podemos disfrutar del caso de Aimar Olaizola. Se rompió en 2010 y regresó a un nivel inmenso.
-Se olvidó de que tenía la rodilla operada. Consiguió un gran nivel.
De cara a esa recuperación hay un trabajo más.
-Sí. Hablamos de tres partes: la cirugía tiene que estar bien hecha, la buena materia del jugador y Aimar es un portento y hace falta un equipo de fisioterapia para reincorporar al deportista. Hacen falta manos, tecnología, experiencia y ganas. Es el caso de Olaizola: la lesión muscular del hombro la recuperó y aumentó más potencia. Es mérito también de ellos.
¿Se acuerda de la primera vez que utilizó el plasma enriquecido con factores de crecimiento?
-Todos lo recordamos. Fue con una mujer de Gasteiz que le habíamos puesto una prótesis de rodilla y tuvo complicaciones con una necrosis. Era una mujer diabética y con problemas de circulación. Se le hizo una úlcera que cada vez se agrandaba y no éramos capaces de curar. Este plasma lo desarrolló Edorta Anitua en prótesis dentales. Nunca se había usado en el aparato locomotor. Yo había aprendido de él y le llamé para ver si lo podíamos usar, porque no sabía qué hacer. Era la primera vez. Ella confió en nosotros y en seis semanas se recuperó. Empezamos a investigar juntos sus aplicaciones.
Muchos deportistas le tienen mucho que agradecer a esa mujer.
-Sí. Al final, tratamos un deportista por cada cien o doscientos pacientes normales. Para nosotros es lo mismo. Eso sí, cada uno necesita recuperarse para su vida. Si un deportista se lesiona, es un drama y un drama social. Tiene gran repercusión.
¿Marcan mucho los cuerpos para una recuperación de una magnitud como una rotura de un ligamento de la rodilla o un tendón de Aquiles?
-Claro. No todo el mundo tiene la misma calidad de sangre. Los deportistas que han llegado a la élite tienen una calidad biológica superior a los normales. Por mucho que yo hubiera entrenado, nunca sería Aimar Olaizola. Por algo llegan arriba. Aunque han entrenado mucho, biológicamente son diferentes. Necesitan voluntad para formarse y prepararse, pero es necesaria una predisposición genética para jugar y para recuperarse.
¿Supone mayor reto para ustedes un deportista?
-Sí. Al fin y al cabo, ellos ponen sus músculos, sus tendones, sus articulaciones o sus huesos a unas tensiones que no las pone una persona normal. Se curan mejor y se curan antes, pero someten a mayor tensiones su cuerpo. Por ello, uno de los beneficios del plasma enriquecido con factores de crecimiento es que se puedan recuperar mejor.