En Mikel Landa, un corredor al asalto, salpimentado de rebeldía, el abandono del Giro por enfermedad le produjo más rabia que tristeza. No había lugar en su anatomía para el desconsuelo y la zozobra. Reseteó para reiniciarse. Su reconstrucción se ha activado de inmediato. Dicen que la medida de los campeones está en las veces que uno es capaz de levantarse tras la derrota. Landa es un resorte. Vaciado por una gastroenteritis cuando debía acometer el asalto al Giro por los desfiladeros de las montañas, Mikel Landa se quedó sin el camino rosa, fundido a negro por la enfermedad. Alejado de su sueño, Landa está dispuesto a abrir otra vía que le cicatriz el ánimo y que le sirva como escenario en el que brillar, toda vez que en el Giro apenas se gastó. Con la Vuelta a España a varias Lunas, demasiado alejada de mayo, el murgiarra apostará por el Tour con la idea de complementar a Chris Froome, líder indiscutible del Sky para la carrera francesa. Al igual que ocurrió el pasado curso con Richie Porte, -descabalgado del Giro de Italia, su gran objetivo, coceado con saña por las circunstancias de carrera-, Mikel Landa pretende unirse a la cordada que dará aliento a Froome en julio. Porte fue uno de los sherpas del británico en las cumbres y Landa está dispuesto a abrir huella. Antes de acunarse en la Grande Boucle, siempre que casen su deseo y el de Froome, el murgiarra se perfilará en la Dauphiné Liberé, preludio del Tour.
La idea de incorporar a Mikel Landa para el nueve del Tour seduce a David Brailsford, mánager del Sky, convencido de que el murgiarra fortalecerá aún más la estructura del equipo británico para las jornadas de montaña, donde no sobra el talento ni las fuerzas. Los Pirineos asomarán en la primera semana de competición y en ese territorio, disponer un equipo musculado es una garantía para que el líder no sienta la soledad. Con todo, Chris Froome, mascarón de proa de la escuadra británica, -vencedor de dos Tours- debería dar el visto bueno a la operación del acople de Landa entre su grupo de pretorianos. Se impone el consenso porque la cohabitación de líderes no siempre ha funcionado en el Sky. Wiggings y Froome se distanciaron porque competían al límite entre ellos. La salida de Richie Porte del fastuoso equipo inglés también posee esa clase de connotaciones, si bien el australiano, -ahora en las filas del BMC, con el que acudirá como líder a la carrera francesa-, supo contenerse y trabajó con lealtad en favor de Froome, su superior.
un gran refuerzo Mikel Landa, que partió de Apeldoorn como líder del Sky para el Giro, tiene claro que deberá asumir otro tipo de tareas en el Tour, donde la pechera de general corresponde a Chris Froome, que perseguirá su tercera corona. El murgiarra, probablemente el escalador más explosivo del pelotón, debería cuidar a Froome en el fuego cruzado entre los favoritos. Se convertiría Landa en el kevlar del keniata, un ciclista a un método pegado. El potencial en los paisajes escarpados, sitúa al murgiarra como un refuerzo inestimable para Froome y en una baza táctica interesante para el Sky, que podría seguir el molde del Movistar en la pasada edición del Tour, cuando alineó a Nairo Quintana y Alejandro Valverde en el mismo equipo. El colombiano fue segundo en el podio de París y el español le acompañó en la tercera plaza en los Campos Elíseos. En el conjunto británico nadie discute la jerarquía de Froome y Landa quiere estar a su lado en el Tour, la ruta francesa del ciclismo.