vitoria - “Vamos a seguir dando guerra, que no le quepa la duda a ninguno”, advertía ayer con tono eufórico la presidenta del club Araski, Livia López, a los pies del frontis de la Diputación Foral de Álava donde Ramiro González y Gorka Urtaran, además del resto de fuerzas políticas de ambas instituciones, brindaron al equipo una merecida recepción por el meritorio ascenso logrado el domingo a Liga Femenina, la equivalente a la Primera División de fútbol. La advertencia de la presidenta no era casual ni mucho menos esporádica. Respondía a ese gen combativo que ha permitido a esta club romper moldes y colarse entre los mejores equipos del país con todos los elementos en contra pero, sobre todo, le ha permitido sacar adelante un proyecto basado en la cantera de Alava que en estos momentos aglutina a 20 equipos con 200 niñas de diversas edades. Y todo, como nunca cesan de repetir, a puro huevo. Tirando del más absoluto de los altruismos y construyendo una idea a partir de valores como el esfuerzo, la humildad, la pasión y el colectivo por encima de las individualidades. “Así es como se podría explicar que hayamos sido capaces de conseguir el ascenso a Liga Femenina y otra serie de historia impensables para el club cuando este vio la luz en el año 2010”, reconoce la presidenta.
Como quiera que el viento en contra siempre ha generado en este club el efecto contrario, la siguiente final que a partir de ahora deberá comenzar a preparar la directiva nace otra vez bajo el paraguas de la ilusión y el optimismo. ¿Por qué no va a poder tener Vitoria un equipo de baloncesto femenino en el elite? Al igual que ha ocurrido en las seis temporadas precedentes, el matiz económico vuelve a convertirse en la espada de Damocles contra la que nuevamente tocará batallar. Será el enésimo reto para un club acostumbrado a desgastar puertas de tanto llamarlas y no aceptar nunca el no por respuesta. Y así, papo a paso y favor tras favor, han ido construyendo esta referencia dentro del deporte alavés aficionado, que hoy ya es semiprofesional. Aunque la búsqueda de recursos económicos no asusta, sí genera no obstante respeto y hasta cierto temor por no ser capaces de estar a la altura de un equipo y una afición que lo ha dado todo por alcanzar este sueño. “Sería duro tener que decir que no a un premio deportivo ganado con tanto esfuerzo en la cancha pero no nos los planteamos porque desde ya estamos trabajando en este tema”.
Para subirse a este tren, ilustra la propia presidenta, el club tiene ahora dos meses por delante para lograr un presupuesto que, tirando por lo bajo, necesitaría del orden del doble de un equipo de LF2. “Sabemos que para este viaje hace falta una maleta muy grande así que no tenemos tiempo que perder”.
respaldo institucional Aunque ayer no tocaba, la presidenta aprovechó la recepción ante las instituciones para deslizar las intenciones del club y la necesidad de mantener una colaboración público-privada que permita sostener económicamente al equipo en dicha categoría. Nada que hasta la fecha desde su fundación no haya tenido que hacer este club, acostumbrado a sentar en la misma mesa a agentes del orden público con intereses privados en pro del baloncesto femenino. Antes de darse por aludido, Ramiro González despejó algunas dudas en este sentido durante su discurso de bienvenida al equipo. “Habéis demostrado en los últimos años que jamás desfallecéis, por eso no tengáis ninguna duda de que os vamos a seguir acompañando y vais a tener el apoyo de las instituciones. Vamos a seguir en este reto sin ningún género de dudas”, aseguró el diputado general, asumiendo por boca de Gorka Urtaran que también el Ayuntamiento apostará por este proyecto el próximo año.
Para calibrar y medir el otro lado de la balanza, el empresarial, Livia López echó mano de la reciente fase de ascenso de Cáceres como botón de muestra. La inesperada clasificación para jugarse el ascenso, al margen del subidón deportivo, generó un problema de casi 15.000 euros en las siempre delicadas arcas del club, que al no tener contemplado este regalo de última hora tuvo que remover Roma con Santiago para sufragar los costes propios de la expedición más los arbitrajes.
Y ahí fue cuando llegaron varios ángeles de laguardia como Lacturale, Ondo y un pequeño ejército de amigos y colaboradores como este mismo periódico que, miga a miga, contribuyeron no solo a vivir el sueño sino a poder hacerlo realidad. “Esperemos que esto no quede aquí, así que vamos a seguir llamando a vuestras puertas y vamos a seguir pidiéndoos dinero”, finalizó de forma irónica la presidenta.