lieja - El Sky, el equipo que ha colonizado el ciclismo y que le ha cambiado el acento, que le ha otorgado aura y método, había descerrajado prácticamente todo el pantone del catálogo ciclista: victorioso de punta a punta, brillante como ningún otro en el Tour, la gran carrera. Al conjunto británico, con un plantel que le alcanza para todos los frentes, se le resistía, sin embargo, un Monumento. Nunca pudo con la mística de las clásicas más museísticas, hijas de la inspiración, los arrebatos y el oportunismo. Tienen vida propia las clásicas, una encrucijada en cada baldosa, donde las decisiones equivocadas penalizan tanto que trituran el mejor de los planes. Los Monumentos actúan como un leviatán. O se es un San Jorge contra el dragón: corajudo, valiente, hábil y certero en el momento preciso o se le saluda con una genuflexión, los hombros arrugados y la resignación. El Sky había merodeado otras grandes clásicas, pero no daba con la ganzúa hasta que Wouter Poels, un espigado holandés, se coló por la cerradura y abrió la vitrina de la Lieja-Bastón-Lieja, inclemente, tiritona y nevada. Como la de Hinault en 1980.

La epopeya de Poels arrancó donde se astilló la clásica, en el muro que se estrenaba en la cartografía de la Lieja-Bastón-Lieja, la Rue Naniot, una cota que eliminó a los que habían sobrevivido a una jornada de trincheras y penurias. Humedad, frío, lluvia, nieve y 250 kilómetros. Una odisea. Un canto a la supervivencia. Alrededor de esa hoguera de pasiones encontradas se armó la revolución después de que la fuga larguísima con: Brutt, Tiralongo, Edet, Benedetti, De Gendt, De Marchi y Jeremy Roy, a los que se les unió Laengen, pereciera de puro cansancio. Entonces Betancur prendió la mecha en una tachuela imperceptible en el rutómetro pero doloroso para las piernas. El movimiento del colombiano actuó de acelerante. Un fogonazo. El Etixx se puso en guardia y Rosa y Zakarin se dieron a la aventura. La clásica respiraba vaho a borbotones. Movistar encendió a Ion Izagirre para elevar la presión hacia el desconocido muro. El adoquín, siempre fiero, duro, intransigente, descascarilló a más de uno. Desnudas las fuerzas. Piel contra la piedra.

Albasini, compacto, enjuto, el rostro de minero, máscara de barro y esfuerzo, se puso en pie. Alzamiento. Suizo, acostumbrado a la nieve, a una carrera que era una nevera, metió la clásica en un microondas. Valverde, que temía más el termómetro que la orografía, se quedó tieso, enroscado por el abrazo helador de las bajas temperaturas y los puñetazos del pavés. El español, rey en la Flecha Valona, era un vasallo en Lieja, acogotado por el frío. Alejado Valverde del foco de la clásica, Albasini puso en órbita a Poels, Rui Costa, un francotirador, y Samuel Sánchez, el ciclista que no tiene edad, nuevamente fulgurante en un día de perros. El cuarteto de cuerda, rota la jerarquía del Etixx y el Movistar, apesadumbrados, el aliento cortado, las patas de palo, descontó Naniot sin que nadie les molestara en el retrovisor, salvo el empujón de Purito, que reaccionó con la carrera escorada hacia Poels, Albasini, Rui Costa y Samuel. No había margen para Purito, aplomado. Tampoco para Zakarin, un amasijo retorciéndose en cada pedalada de persecución. El suizo se entregó a la causa más que ninguno. En su conmovedora entrega se inmoló. A Albasini, un tipo rápido, le faltó pausa, politiqueo y negociación desde que amaneciera en Naniot y se estampará en meta. Viajó con la ingenuidad de un mochilero, sin valija diplomática en un grupo donde todos trataban de reservar un manojo de fuerzas. Rui Costa, observador, se sentó a tamborilear los dedos. A la espera. Samuel Sánchez trataba de ganarse un segundo aliento, reclutar una onza de energía y estrujar la curva que vomita hacia la gloria en Ans. Poels, inteligente, se soldó a la efusividad de Albasini, hasta que dislocó al suizo en el ángulo. Torció por última vez la clásica y Poels, el holandés, atravesó la historia ante la desesperación de Albasini y la claudicación de Rui Costa y Samuel Sánchez, ahuecados, vacíos. La plenitud, la tripa llena de felicidad era de Wouter Poels, primer holandés en conquistar la clásica desde 1988 y pionero del Sky en descubrir un Monumento.

Clasificación

1. Wouter Poels (Sky)6h.24:29

2. Michael Albasini (Orica)m.t.

3. Rui Costa (Lampre)m.t.

4. Samuel Sánchez (BMC)a 4’’

5. Ilnur Zakarin (Katusha)a 9’’

6. Warren Barguil (Giant) a 11’’

7. Roman Kreuziger (Tinkoff)a 12’’

8. Joaquim Rodríguez (Katusha)m.t.

9. Bauke Mollema (Trek) m.t.

10. Diego Rosa (Astana)m.t.