zaratamo - Entre Retegi, Arretxe, Martínez de Irujo, Olaizola II y Barriola hay un sitio para Mikel Urrutikoetxea tras conseguir el sábado la Triple Corona. Un hito para Bizkaia.
No sé si ha tenido tiempo para recapitular, pero ya tiene un hueco en la historia de la pelota.
-No he tenido demasiado tiempo para valorarlo y aún no lo he asimilado. Cuando juegas un partido de estas características no piensas en eso, piensas solo en disfrutar del momento. Seguramente, con los días, lo podré asimilar. Al final, en la historia, solamente hay cinco fenómenos que han ganado la Triple Corona.
Además, le ha ganado las txapelas a dos de los que estaban en esa lista: a Aimar y a Irujo.
-Sí, a los dos mejores pelotaris de los últimos años. En su día ya dije que le daría más valor si lo conseguía ganándoles a ellos. Lo he hecho y la verdad es que es algo muy especial para mí.
Tal y como se desarrolló la final, ¿pudo disfrutar la victoria?
-Se me quedó una sensación agridulce. Estaba disfrutando de la final, del partido, jugando a pelota, porque fue un partido muy bueno, de mucho trabajo, de muchos pelotazos. Es una pena que terminara así. Aunque sea un contrario, Martínez de Irujo es un compañero y nunca gusta que se retire. Te pones en su situación y seguro que fue él el que peor lo pasó. Por otro lado, me dio pena por Beñat, que no pudo completar su primera final. Tendrá más oportunidades.
Llegar a 22 da otra sensación.
-Los partidos son a 22 y nosotros acabamos 16-10. Es una pena que la final acabe de ese modo, pero el deporte es así. Esta vez le tocó a Juan, pero vivió la situación contraria en 2013 contra Berasaluze. Son cosas que pasan, pero que espero que no vuelvan a suceder.
También pasará a la historia por ser un delantero que ha jugado de zaguero y ha triunfado.
-Tampoco le he dado vueltas. En su día, la empresa decidió que tenía que jugar con Aimar y me hacía especial ilusión hacerlo, al ser un pelotari que me ha gustado siempre. Hemos conseguido ganar y, si a partir de ahora tengo que jugar algún partido de zaguero, no tengo ningún problema. Me siento pelotari cuando salgo a la cancha.
¿Cambia su estatus en la empresa al conseguir la Triple Corona?
-Eso hay que preguntarlo en la empresa. Yo sigo haciendo mi trabajo como hasta ahora y ellos lo valorarán. Sé que estoy contento con lo que estoy haciendo, estoy feliz y me encuentro a gusto.
¿Ha cambiado algo de Mikel Urrutikoetxea durante este último año en el que ha ganado tres títulos?
-Soy el mismo. Hay que tener los pies en el suelo y seguir trabajando como lo hemos hecho hasta ahora. Está claro que estas txapelas son especiales, como los días de las finales. Pero el pelotari tiene que demostrar todo el año y en cada pueblo que vayas. Además, en el día a día es cuando tienes que demostrar qué tipo de persona eres. Hace un año, fíjate, estaba lesionado. Con la rotura del metatarso, no pude entrar en el Parejas y fueron tres meses de lesión. Se hacen cuesta arriba. Por la mala suerte de Aimar, le cubrí y me encontré mejor de lo que me esperaba. Después, los resultados me han acompañado y he podido conseguir las txapelas de los campeonatos que hemos jugado. De aquí en adelante habrá momentos buenos y malos.
Volviendo a la final del sábado, ¿pasó momentos de duda durante el encuentro?
-En ningún momento. Estaba convencido de lo que podía dar. Ellos empezaron bien pero no me preocupaba. Sabía que si jugaba de aire, que hay momentos en los que me siento más cómodo, teníamos opciones. De hecho, durante el partido, nuestro botillero Gorostiza le dijo a Aimar que retrasara su posición, pero le dije que no, que siguiera en su sitio, que yo estaba bien. Del tanto siete para adelante, Rezusta bajó, estaba cansado, y se notó que se había llenado. Ahí vimos que podíamos hacer daño.
Incluso, con el 8-9, Beñat tira un zurdazo al colchón de arriba tras un tanto muy peloteado (59 pelotazos).
-Quizás en algún tanto antes ya estaba con problemas. Nosotros sabíamos que teníamos que trabajar. Más que nada, al principio del partido. En Gasteiz se vio: que salen muy enchufados y nosotros teníamos que aguantar. Así lo hicimos: aguantamos e hicimos nuestro juego. Del siete hacia adelante, estábamos más cómodos.
¿Abrir tanto al ancho desde el cinco entraba en el guion?
-Sí. En partidos anteriores contra Irujo-Rezusta, cuando abrimos, Juan intentó quitar pelota. Por eso, yo, en vez de tirar hacia atrás, iba hacia delante. Así, metía velocidad al partido. Más ritmo. Pero no era algo que buscábamos hacer continuamente.
¿Por qué?
-Es una manera de descentrarles. Se le vio a Beñat. Llegó un punto en el que no sabía si tirar para adelante o para atrás. Se le acumuló el trabajo.
Al ir al aire, usted se ahorra espacio que recorrer.
-Con estas pelotas, si vas para atrás, tienes que andar mucho. Si me pongo de aire, no cambio demasiado de posición. El que le daba al principio era él y yo, a pesar de que defendía, como me ponía de aire me cansaba menos que él. Por eso, no me agobié.
Ellos le soltaron una barbaridad.
-Sí, pero no fue un asedio. Sabía que si aguantábamos, podíamos hacer lo nuestro.
¿Entraba en el plan?
-Sí.
En otro momento del partido, Beñat cruza con un zurdazo y le supera por encima. Al defender de aire, toma esos riesgos. ¿Dudas?
-Ninguna. Ese pelotazo cruzado al que no llego durante un partido se dan muy pocos. Dar ese pelotazo es muy complicado.
¿Qué significa ganar con Olaizola II?
-Me hace mucha ilusión. Ya jugar la final del Manomanista contra él fue algo grande para mí. Lo que hemos conseguido lo hemos conseguido los dos juntos. Él me ha ayudado a mí y yo a él. Nos hemos compenetrado. Tenemos muy buena relación y ese feeling influye mucho. Es algo que me quedará para siempre.
¿Qué le dijo Aimar al final?
-Nos felicitamos. Tampoco tuvimos mucho tiempo. Hablamos del partido y de los momentos en los que nos encontramos más cómodos y cosas así. Luego, en el vestuario nos intercambiamos las camisetas. Son recuerdos que quedan ahí.
¿Pudo hablar con Juan?
-Son momentos complicados, que vives a toda velocidad. Aun así, a Irujo le vimos triste. Es normal. Me da pena por él. Ojalá pueda estar para el mano a mano.
Ahora comienza una historia nueva, le toca empezar el Manomanista y defender txapela.
-No es nada nuevo. Seguiré igual que hasta ahora. Empieza la defensa, pero habrá momentos en los que vaya todo bien y otros mal. Cualquiera puede ganarte. Aunque tenga poco tiempo para prepararme, intentaré hacerlo lo mejor posible.
Si hace un año le hubiera dicho que a estas alturas tendría tres txapelas, ¿me hubiera llamado loco?
-Igual sí (risas). Es una cosa que sí sueñas. Bueno, sueñas con ganar una txapela, pero tres y entrar en la historia es algo que tampoco me planteaba. Es algo que tenía que ir sobre la marcha. No me obsesionaba. Te hubiera llamado loco, pero también lo hubiera firmado.
¿Hambre?
-Siempre. Yo lo voy a intentar dar todo. Soy consciente de que habrá momentos buenos o malos.
¿Se considera el número uno?
-Es algo que no me gusta. Soy un pelotari como los demás. Hay muy buenos pelotaris, que juegan mucho, y yo estoy contento con lo que estoy haciendo. Cuando pierdes un partido o dos, cambian las cosas, por eso no me gusta hablar de números.