lesaka - Una caída, un montonera, un golpe. Heridas. Dolor. Lamento. Omar Fraile acabó magullado camino de Garrastatxu, dolido el alma, marcado su cuerpo, frágil, tras chocar contra la trasera del vehículo del Etixx. La rodilla derecha, ambas manos y el costado derecho de su espalda muestran las heridas de guerra de un golpe que pudo evitarse. En Gasteiz, por la mañana, Álex Sans, su director, dice que está bien, que pese al contratiempo, el santurtziarra tiene el cuerpo presto para la batalla. También lo cree Fraile, que muestra sus heridas y clama vendetta. Por su choque y porque a 15 kilómetros de meta un nuevo contratiempo, en forma de pinchazo, le impidió llegar con el grupo de cabeza al inicio de la subida a la ermita de Garrastatxu. Aún dolido, sin buenas sensaciones, guardó fuerzas. Para hoy, por ejemplo. Quiere dar guerra en la carrera de casa. Sin Fraile, la principal baza del Dimension Data ayer en Lesaka, fue Stephen Cummings quien rescató el triunfo para el conjunto africano.
Sin las fuerzas suficientes como para intentarlo en la subida a La Piedad, el británico, que acumula victorias parciales en el Tour, en La Vuelta o en la Tirreno-Adriático, sorprendió al pelotón a un kilómetro de meta. Cummings se libró de la vigilancia del Sky y echó al traste las opciones de Simon Gerrans, segundo en Lesaka y otra vez con la miel en los labios. El Orica, que habitúa a copar alguno de los podios de la Vuelta al País Vasco, se quedó de nuevo a las puertas, como en Markina. De momento, de poco parecen valer los consejos de Amets Txurruka, el vizcaino que corre para el conjunto australiano y que conoce a las mil maravillas el terreno.
También Igor Antón y Omar Fraile se saben al dedillo el recorrido de la Itzulia. Las palabras del primero fueron el GPS de Cummings camino a Lesaka. El británico que se lanzó a meta con un potente pedalear y los ojos de Antón como guía. “Estoy con Igor en la habitación y he estado toda la noche preguntándole por el final. Es muy bueno tener compañeros de la zona que conozcan bien el terreno”, admitió.
Abrazado a la txapela y el pañuelo rojo, festivo, que le acreditaron ganador de la etapa de ayer, en el que fue su segundo triunfo del curso, Cummings se mostró eufórico: “Es una victoria muy importante. Sé que esta carrera supone mucho para los aficionados vascos y también para mí. Es una carrera muy muy dura y es bonito ganar en una prueba de tanto nivel. Se ve que la gente tiene buenas piernas y está con muchas ganas, lo que dificulta aún más la carrera”.