cada palmo, cada tramo de la primera etapa de la Vuelta al País Vasco se dibuja en la mente de Amets Txurruka (Etxebarria, 10-XI-1982) con una precisión milimétrica. Conoce a la perfección cada centímetro de terreno, no obstante, son incontables los kilómetros que ha rodado por el sinuoso recorrido que él mismo ha diseñado junto a la organización en el que será el punto de partida de la Itzulia, que comienza este mediodía. 144 kms. en una jornada rompepiernas, con ocho puertos de montaña y los nervios típicos de la carrera vasca. Un cóctel perfecto que garantiza el espectáculo. “No hay ninguna trampa en la etapa. Bastante duras son ya el resto de jornadas como para haber metido aquí alguna cosa rara”, analiza Txurruka, cuya voz ha servido para que los responsables de la prueba dejasen a un lado su idea inicial de meter en el trazado carreteras de caseríos. El vizcaino, enrolado en las filas del Orica GreenEdge que dirige el inconfundible Neil Stephens, ha buscado equilibrio para el primer día. Dureza, sí, pero contenida. “No habrá descanso, es un continuo sube y baja”, sostiene.
Nadie mejor que él conoce el recorrido de la primera etapa. Podría dibujarlo en un papel con los ojos cerrados y confundirse únicamente en alguna que otra curva. No obstante, la Vuelta al País Vasco parte desde su casa, desde su Etxebarria natal. Allí, café en mano, atiende a DEIA para analizar una carrera “muy especial” y en la que parte con el claro objetivo de trabajar en pos del equipo. Lo sabe desde hace algunos meses, pero ni tan siquiera eso le ha impedido afrontar la carrera con la mejor de las sonrisas.
“Lo más complicado”, apunta, “es decirle a la gente del pueblo que no me van a poder ver escapado. Me paran, me insisten y me animan a que gane una etapa, pero tengo que decirles que no puedo, que mi función será trabajar para Gerrans en la primera etapa y luego para que los hermanos Yates puedan pelear por ganar la carrera”.
Así, con un claro rol de gregario, Txurruka guiará a sus compañeros a través de las carreteras de Euskal Herria. Pese a ello, dice que los nervios son “los mismos de siempre”. “Es la carrera de casa y es especial, aunque ya llevo unas cuantas. Me fastidia un poco no estar bien del todo. He estado algo enfermo y en la París-Niza y en la Volta a Catalunya no he estado tan bien como me hubiese gustado. Pero bueno, el trabajo que podía hacer está ya hecho y ahora me toca intentar hacerlo lo mejor posible”, relata.
agradecido Mientras cuenta las horas que restan para que dé comienzo una nueva edición de la Vuelta al País Vasco, el corredor vizcaino no quiere perder la oportunidad de agradecer el esfuerzo que su pequeña localidad ha realizado para albergar la salida de la prueba: “Es importante para un pueblo tan pequeño acoger un acontecimiento así y en parte lo han hecho por mí. Es algo que agradezco muchísimo. Me lo tomo como un premio y es muy especial. Hace dos años la carrera terminó en Markina y este año empieza aquí”.
La prueba vasca, además de para el propio Amets Txurruka, es también especial para Stephens, el director del equipo. Australiano de nacimiento, el que fuera ciclista de la ONCE, entre otros equipos, lleva más de dos décadas afincado en Oiartzun. El vizcaíno le define como “una persona muy abierta, muy amable, pero también muy exigente. Trabaja muy duro, le gusta controlar todos los detalles y a la gente que le rodea le exige darlo todo. Desde noviembre teníamos ya más o menos claro cuál iba a ser el calendario de cada corredor y cuál sería nuestro rol en las distintas etapas”. Enamorado de Euskal Herria, su equipo, el Orica, cuyos intereses defiende ahora Txurruka, es un asiduo en los podios de la Vuelta al País Vasco. “Es un objetivo importante para el equipo. Habitualmente hace buenas vueltas y por supuesto espero que este año sea así también”, se sincera el de Etxebarria.