bilbao - Manista hasta el tuétano, Mikel Urrutikoetxea ha visto los frutos a una reconversión: de delantero a zaguero. Él ha tomado el timón de su dueto con Olaizola II y aspira a la Triple Corona si conquista el título de Parejas el próximo sábado. Sería el sexto de la historia.
Hace solamente un año estaba jugando por Aimar Olaizola de suplente en el Parejas de Primera y ahora se encuentra a una semana de disputar su tercera final consecutiva, tras dos txapelas, ¿qué se le pasa por la cabeza?
-El balance es positivo. Todo pelotari sueña con jugar una final y tener la oportunidad de disputar tres seguidas ni le cuento. Jugar esta me hace especial ilusión, porque es una posición que no es la mía. No sabía cómo me iba a amoldar al ser un campeonato largo. También me resulta emotiva por jugar con Aimar, un ídolo desde siempre. Tenía ya antes buena amistad con él, porque hemos entrenado mucho.
¿Al empezar el campeonato era consciente del nivel que podía dar?
-Sabía que si me aguantaban las manos, podía hacer un campeonato bueno, porque me encontraba bien. En San Mateo disfruté y me sentí a gusto jugando. Facilita hacerlo con un delantero como Olaizola. Él me ayuda mucho y yo trato de colaborar con él. Estamos funcionando y eso se nota en la cancha.
Queda todavía disputar el encuentro ante Juan Martínez de Irujo y Beñat Rezusta, pero si gana puede meterse en un club muy selecto de pelotaris con txapelas en las tres modalidades: la Triple Corona.
-Sí. Hay cinco pelotaris: Aimar, Irujo, Barriola, Julián Retegi y Fernando Arretxe, que son grandísimos pelotaris. Unos lo han sido y otros lo siguen siendo. Los cinco son navarros y podía ser el único vizcaíno en conseguirlo. Sería bonito, pero tenemos las cosas complicadas. Son muy duros.
¿Esperan una pareja muy distinta a la que se encontraron en la primera jornada de la liguilla de semifinales?
-Sí. Cada partido es un mundo. En ese momento pudimos conseguir una victoria bastante cómoda por el resultado, pero tuvimos que trabajar mucho. Ellos tienen muchísimo potencial y si juegan como en Gasteiz tendremos que pelear. Una final es totalmente diferente a cualquier otro encuentro: hay nervios, hay tensión.
¿Entrena de zaguero?
-Hasta ahora, durante el campeonato, no. He hecho técnico yo solo, he hecho físico, pero de zaguero por parejas no he ensayado. De cara a la preparación de esta final, sí que haremos algún entrenamiento pero sin demasiada intensidad, para no lesionarnos.
Sobre todo para continuar con el rodaje, ¿no?
-Eso es. Este fin de semana lo tenemos libre y hemos programado un par de entrenamientos para no perder ritmo.
¿Cómo es jugar con Olaizola II?
-Una gozada. Nos entendemos muy bien dentro de la cancha. Él me suele ayudar mucho y eso se ve. A la hora de defender, además, nos entendemos a la perfección. Eso, nos facilita mucho las cosas. En ataque, es el número 1. Siempre busca las rayas al milímetro y tiene un gancho letal.
Una de las cosas que destacaría de la pareja que forma con Aimar Olaizola es que cuando les toca atacar, atacan los dos, y cuando toca defender, defienden los dos.
-Yo cuando veo la opción de atacar, trato de buscar los huecos. Soy consciente de que en este campeonato estoy jugando como zaguero, tengo ese chip y ya tengo un delantero número 1 para que me termine. Y, a la hora de defender, nos entendemos bien. Cuando uno va al ancho, el otro cubre el txoko o al revés. Nos ayudamos. Eso se nota en el juego.
¿Qué ha aprendido de Aimar Olaizola durante estos cuatro meses de campeonato?
-La forma en la que prepara los partidos. No es solo jugar. Durante la semana solemos hablar de cómo podemos hacer daño a los rivales. Además, tratamos de llevar esas cosas al partido. A veces no es fácil. Aimar es un pelotari de diez, que es lo que se ve en la cancha, pero a la hora de preparar los partidos es enorme. En todos los sentidos es de diez.
O sea, que estudian los choques.
-Más que nada, hablamos. Miramos a ver qué tiene que hacer cada uno o dónde podemos hacer más daño o qué cosas debemos hacer. Nos podemos equivocar, pero lo llevamos estudiado. Aparte de ser muy buen pelotari, en lo personal nos llevamos muy bien.
¿Cómo se aprende más de Olaizola II, observándole o pidiéndole consejo?
-De todo se aprende. Se ve cómo juega, cómo se pone en la cancha, siempre se aprende de un pelotari de ese nivel. Pero yo siempre intento aprender de cualquier manista. Si ves partidos, siempre puedes aprender algo o corregir. De Aimar se pueden aprender muchas cosas: lo bien que lleva los partidos, lo educado que es cuando hay polémicas, cómo lleva los campeonatos?
Este Parejas ha sido un Máster para usted en la pelota, en el que ha tenido la oportunidad de disfrutar de uno de los mejores pelotaris de la historia y aprender de él mano a mano.
-Es un campeonato largo y se dan muchas situaciones. Hay momentos buenos, polémicas y aprendes mucho. Tiene mucha experiencia en este tipo de partidos y se le ve. Cuando uno juega muchos partidos de este nivel, te das cuenta.
Aimar es un científico de la pelota.
-Por eso lo digo. A mí, como a él, me gusta ver todos los partidos. Me gusta ver el tercero del festival, no acabar el mío y marcharme. Hay que tener respeto a todos los compañeros de la empresa. Pero no es solo por eso. De todos los partidos se aprenden cosas. En casa intento ver todos los que puedo, no solo el estelar.
La pregunta del millón: ¿zaguero o delantero? ¿O, quizás, pelotari?
-Pelotari. Lo más importante de esto es sentirse pelotari, que las lesiones respeten y disfrutar, ya sea delante, atrás, Cuatro y Medio o Manomanista. Siempre lo he dicho. De delantero disfruto, en las modalidades individuales disfruto y de zaguero disfruto. Lo que pido es que las lesiones respeten y sentirme pelotari, no ser delantero o zaguero. Está claro que en los cuadros alegres está mi posición, porque soy delantero, pero no tengo ningún problema para jugar atrás.
Pelotari, sin etiquetas.
-Delante o atrás, lo que sea, pero jugando a pelota. Normalmente, jugaré delante; pero si la empresa lo necesita o lo quiere, me pondré atrás, no me importa. Estoy en la cancha y disfruto. Delante, acabas el tanto y te quedas de otra manera, pero de zaguero aprendes a disfrutarlo.
Será una final en la que se encontrarán dos guardaespaldas heterodoxos: un delantero reconvertido y un zurdo.
-Pocos ha habido como Beñat. Le da mucha violencia con esa mano. La pelota le sale como un tiro. Eso a la hora de cómo viene la pelota se nota. Por mi parte, yo trato de jugar de otra forma. Depende de cuál sea el contrario trato de amoldarme. Hay momentos en los que me tiro para adelante porque tengo confianza. Tal y como se juega ahora mismo al mano a mano, me facilita el trabajo.
Además, en esta liguilla de semifinales, ha ascendido su agresividad.
-Era lo que nos pedía el juego. Nosotros hemos cambiado la forma de jugar. Una vez que te tiras para adelante o le das de aire desde el cinco, estás más cerca del delantero contrario y llegas antes para cubrir los huecos. Si te tiras para atrás, del nueve y medio es muy difícil quitar al delantero. Si no, tampoco tienes tiempo para llegar al txoko y te cansas el doble. Es un cúmulo de cosas. En ciertos momentos, no sé por qué, la cabeza me dice que hay que ir hacia adelante. Depende de la situación.
En la mayoría de las decisiones que ha tomado en la cancha, algunas de ellas más arriesgadas que otras, ha acertado.
-Y ojalá en la final siga así.
Por ejemplo, en el gancho desde el cuatro contra Oinatz y Untoria. ¿Lo vio claro?
-Sí. Oinatz no me quitó el aire, me vino la pelota, le vi despistado o no se imaginaba que iba a entrar, y con toda la intención eché el gancho. Tuve suerte. Sabía a dónde me venía la pelota y vi que Oinatz no se giraba a verme. El ancho estaba libre.
Cuando va hacia adelante, apenas dejan huecos.
-Si se fija, cuando voy al aire, Aimar se abre un poco y yo me pongo más cerca de la pared. Si quieren hacer el tanto en el txoko, la parada tiene que ser perfecta. Aun así, tengo opciones de llegar. Ocupamos más espacios. Desde el ocho, hay más hueco entre los dos. Para atrás, quizás no me da tiempo a llegar a bote, porque Rezusta le da violencia. De aire, sí.
Está con confianza de aire.
-Sí. En la volea de zurda o de sotamano tengo confianza. La misma que jugando a bote.
Lo hace fácil.
-De aire es la forma en la que se juega hoy en día y más siendo delantero, fíjese que en la final del Manomanista contra Aimar le dimos más de aire que a bote. Igual en parejas no se ha jugado antes así. Decidimos ir hacia adelante y acertamos. No es fácil tampoco. Tomas más riesgos. No obstante, si soy sincero, me siento más cómodo en algunas pelotas de aire que a bote.
La costumbre, ¿no cree?
-Hay veces que desde el diez, quieres saltar al delantero y tienes ese miedo a echarla al colchón, pero me pongo de aire y no tengo ese miedo. En el cinco ando cómodo. Pero tienes riesgos: que te crucen o te pasen por encima.
Pero, con su envergadura, no es fácil que le pasen.
-Sí, pero de aire no es fácil jugar.
Desde mi punto de vista, los cuatro mejores pelotaris a título individual del Parejas han llegado a la final. ¿Qué opina?
-Estamos los cuatro que hemos llegado. Tanto Irujo-Rezusta como Aimar y yo hemos hecho un buen campeonato y estamos aquí porque hemos conseguido mejores resultados que el resto. Hemos visto muy buenas parejas.
Cambiando de tema con respecto a la final. ¿A raíz de este último año le pasa que le reconocen por la calle?
-Alguna vez, sí. Yo soy bastante despistado y no me doy cuenta. Quieras o no, la prensa y la televisión hacen mucho. Si llegas a lo más alto, la gente te va conociendo. Con estas finales, te conocen más. Lo han notado en el pueblo, que han ido algunos preguntando dónde vivo.
¿Sí?
-¡Cómo se lo cuento! En Semana Santa vinieron unos turistas de Gipuzkoa a una casa rural a Zaratamo y preguntaron por el pueblo a ver dónde vivía yo para saber dónde estaba y sacar unas fotos. Es algo positivo. Eso quiere decir que te están yendo bien las cosas y que estás en lo más alto. Ojalá que siga siendo así.
Y cuando le reconocen en algún lugar público, ¿qué hace?
-Por mi forma de ser trato de pasar desapercibido. Soy muy tímido. Me cuesta abrirme a la gente. Sacar fotos con chavales y así, lo agradezco. Me pongo en el lugar de los chavales y yo, cuando era un niño, seguía la pelota y me hacía ilusión ver a los profesionales. Era tremendo. No me cuesta ir a jugar con ellos.
¿Qué plan tiene durante estos días previos a la final?
-Haré la misma vida que siempre. Trataré de hacerlo lo mejor posible el día 9 y si ganamos, bien; si perdemos, la vida sigue. En el deporte se gana y se pierde.
¿Rutinas o manías?
-Ninguna. Lo que surja.
Le tocará desconectar.
-Al cine suelo ir casi todas las semanas. Últimamente he visto Spotlight, Leal, Los Odiosos , El Renacido... No soy un fanático, pero me gusta ver películas. También me gusta pasear, ver tiendas, tomar algo en la costa? Estamos cerca de Bilbao y hay muchas cosas que hacer.