Fue una victoria de Juan Martínez de Irujo y David Merino, en el Parejas de 2011, ante Aimar Olaizola y Aritz Begino por 22-12 la que abrió el frontón Bizkaia de Bilbao de modo definitivo. Fue el 19 de marzo, ayer hizo un lustro . En aquel encuentro fue el zaguero de Villar de Torre un tótem y el protagonista ante los que, después, se proclamaron campeones por primera vez en la cancha negra de Miribilla. El primer pelotazo de blanco lo dio Mikel Olaetxea, delantero en el primer partido. Desde entonces, el megalítico emplazamiento se ha convertido en la referencia sobre la que orbitan casi todas las finales disputadas de la Liga de Empresas de pelota a mano, gran parte de la actividad palista y de la Federación de Bizkaia de pelota (4.400 horas de ensayos). Los 3.000 asientos de los que dispone, superando en casi un millar al Ogueta de Gasteiz, el segundo por aforo en activo, han supuesto una bicoca para los promotores, que han encontrado una parte de El Dorado al programar los festivales importantes en la cancha. Aunque, bien es cierto que el funcionamiento en momentos de menos intensidad mediática, véase partidos sin tanto relumbrón o envites de Aste Nagusia, no ha terminado de ser tan destacado. En total, durante estos cinco cursos en vibrador del frontón, un volcán, se han disputado 98 festivales y doce finales oficiales -tres del Cuatro y Medio, cinco del Parejas y 4 del Manomanista-. Además, en el global entran catorce semifinales entre las tres competiciones, 24 citas de Aste Nagusia y cuatro ediciones del Cinco y Medio. De este modo, han acudido a las citas alrededor de 133.000 personas. Con una media de 1.350 espectadores por encuentro. A 160 festivales asciende la actividad palista, con 19 finales en sus tripas. El Reyno de Navarra Arena, la creación homérica iruindarra, con pocos más asientos, asoma desde la inauguración del Bizkaia como una amenaza, pero los costes han cercenado su apertura.