Gasteiz - El Gran Premio de Malasia de 2015, sin lugar a dudas, ha marcado un antes y un después en el Campeonato del Mundo de MotoGP, que arranca este domingo con el Gran Premio de Catar. De hecho, se podría decir que 2016 será una prolongación del mismo, porque aquel sucedido entre Valentino Rossi y Marc Márquez no está enterrado. Al menos, para el italiano, que no ha olvidado lo acontecido. “¿Estrechar la mano a Márquez? Sería hipócrita”, afirma. Porque aunque anunció el día de la presentación de la temporada que “lo que pasó forma parte del pasado”, lo cierto es que de la primera frase, soltada en otro ambiente, se entiende que algo queda de todo aquello. Hay resaca. Pero, ¿qué quiere decir con ello Il dottore? ¿Cuál será su comportamiento? ¿Habrá un segundo capítulo de lo acontecido en Sepang? ¿Y tercero? ¿Responderá Márquez a una maniobra cuestionable del nonacampeón? En caso de que se asiente un duelo, ¿tomará partido el vigente campeón, Jorge Lorenzo? ¿Se contagiará? ¿Le afectará cualquier batalla entre Márquez y Rossi? Por todo ello, amanece apasionante 2016, cargado de morbo.
Precisamente por eso, porque se desconoce cómo responderán los principales aspirantes a la corona de la categoría reina después de lo sucedido por lo que, de un modo u otro, se puede afirmar que habrá continuidad para aquel momento que resultó crítico para el desenlace del pasado título, y también para el devenir del campeonato.
Desde luego, las palabras de Rossi, a pesar de que Márquez anuncia su paso de página -aunque está por ver si es así sobre el asfalto, cuando corre la adrenalina-, dejan intuir que no tendrá amigos, que hará lo posible por no dar concesiones. Pero no solo al piloto catalán, puesto que para el italiano, Lorenzo se vio beneficiado por un supuesto pacto entre españoles para coronar a uno de ellos. Y las recientes declaraciones del mallorquín, afirmando que no es necesario llevarse bien con Rossi, también dejan entrever cuál es la relación con su compañero en Yamaha: gélida, como ilustró la presentación oficial del equipo, donde se escenificó un frío y vacío saludo. Si bien, Giorgio trata de no verse salpicado: “El problema es entre Marc y Rossi, yo no estoy acusado”. Balones fuera de Lorenzo.
“Lo importante”, como recalca el legendario Giacomo Agostini, “es el respeto”. El problema es que el concepto ‘respeto’ posee diferentes interpretaciones, con fronteras más o menos extensas. En esos márgenes se moverán Lorenzo, Rossi y Márquez mientras ninguno pierda los papeles. Entretanto, Dani Pedrosa, el menos agresivo de entre los más destacados, correrá por hacer méritos, por ganarse una candidatura al título, por demostrar de una vez por todas que puede ser campeón de la máxima cilindrada. Pero en el peor de los casos, volverá a ser testigo y juez de lo que acontezca, como en el tramo final de la pasada campaña, en la que el de Castellar del Vallés recuperó su mejor versión.
Si bien, la pretemporada ha dejado más oscuros que claros en Honda. Tanto a Márquez como a Pedrosa les ha costado esfuerzo y sudores verse rodando en tiempos decentes, que permitan sostener con garantías una candidatura a la corona. El problema es la máquina, con desmedidas entregas de potencia, indomable, el mismo pecado que el curso pasado, cuando se hipotecó la docilidad en pro de la entrega de potencia. “No me atrevo a decir cómo estaré para el inicio”, anunció Márquez después de los últimos entrenamientos de invierno. El de Cervera no es amigo de las falsas expectativas, pero su fe en uno mismo siempre le ha proyectado con optimismo. Por eso, sus declaraciones no son esperanzadoras, porque no son especialmente alentadoras.
lorenzo es el referente A priori, Yamaha llega en mejor condición a la apertura del Mundial. No en vano, Lorenzo ha dominado gran parte de las sesiones de test. “Hemos mejorado y hemos mantenido un ritmo constante, una línea progresiva y parece que aquí, en la última prueba en Catar, dimos un gran paso y estábamos más cerca. De todos modos, sabemos que nos cuesta esta pista, es una de los peores para nosotros, pero la motivación y la ambición de la primera carrera nos dará lo que necesitamos”, lanzó Márquez, dando cuenta de que en Honda son conscientes de que arrancan el curso a la zaga de Yamaha. El apartado técnico es el galimatías de la marca alada, que no ha terminado de dar con la tecla de la centralita.
Y es que gran parte de este éxito de Lorenzo es que, a pesar de la introducción de la centralita única para todas las motos -a cargo de Magneti Marelli- y del cambio de suministrador de neumáticos -Bridgestone da paso a la llegada de Michelin-, se ha adaptado como ninguno a las novedades que persiguen la igualdad de rendimiento mecánico en la parrilla. El vigente campeón del mundo ha sido el rival a batir en circuitos de diferentes características, por lo que se intuye que su dominio pueda darse en toda clase de trazados. “La pretemporada ha sido muy buena, mejor de lo que esperábamos”, confesó el tricampeón de la categoría reina, que el año pasado se mostró discreto en las primeras carreras pero esta vez parece llegar en mejor disposición. “Los Michelin le dan una sensación completamente diferente a la moto y también la nueva electrónica, es igual para todos, es menos sofisticada y mucho más difícil de manejar y controlar, especialmente con el acelerador”, explica Lorenzo, justificando parte de la receta de su éxito en este periodo de entreguerras que es la pretemporada.
Para comenzar, el mallorquín también fue ayer el más veloz en la primera puesta en escena en Catar. Su tiempo fue de 1:55.440, mientras que el de Rossi, segundo, fue de 1:55.707. La primera Honda oficial fue la de Pedrosa, en el séptimo lugar, con un registro de 1:56.098.
viñales y suzuki, la sorpresa La gran sorpresa del invierno ha sido Maverick Viñales y su Suzuki colándose entre los equipos oficiales de Yamaha y de Honda. Y ello sin disponer del cambio seamless (un sistema que hace que la moto no pierda entrega de potencia al pasar de una marcha a otra) hasta la última sesión preparatoria. Mav ha sido el puntal de una marca que ya el año pasado firmó una pole y que este curso espera mostrarse más competitiva. A tenor de lo visto en la pretemporada, Viñales puede desbancar a Aleix Espargaró como buque insignia de Suzuki. En Losail fue quinto ayer.
El año pasado Rossi abrió el año con victoria en Catar y se vio acompañado en el podio por dos Ducatis. En esta ocasión las motos italianas, con Andrea Iannone y Andrea Dovizioso, no se han proyectado hasta el momento lo suficientemente competitivas como para verse en lo más alto. Si bien, las motos satélites de Ducati han funcionado correctamente con la nueva centralita. Scott Redding y Héctor Barberá son el ejemplo de ello, pilotos que demuestran que los cambios introducidos para implantar igualdad este año por el momento han surtido efecto. Sucede lo mismo con los pilotos del equipo Tech3, Pol Espargaró y Bradley Smith, quienes tal vez asomen por las posiciones de podio con mayor asiduidad.
Un planteamiento distinto será el de Tito Rabat, que asciende de categoría para ser el único debutante en la máxima cilindrada esta temporada. Su intención será cobrarse experiencia, al igual que en los casos de Álvaro Bautista y de Stefan Bradl, quienes harán debutar a Aprilia, que retorna a la élite del motociclismo con la voluntad de alcanzar en rendimiento a las marcas japonesas, aunque a estas alturas queda mucho trabajo por hacer para confirmarlo. Por de pronto, en esta casa se emplazan a la segunda mitad de la temporada para poder ser competitivos.
Así las cosas, comienza una nueva era en MotoGP: año I después del debate de Malasia.