Barcelona72
Real Madrid65
BARCELONA Satoransky (17), Oleson (7), Perperoglou (20), Doellman (11), Dorsey (4) -cinco inicial-, Ribas (6), Tomic (4), Arroyo (-), Vezenkov (-), Eriksson (2) y Samuels (1).
REAL MADRID Llull (7), Carroll (9), Maciulis (-), Reyes (11), Ayón (16) -cinco inicial-, Nocioni (5), Rivers (2), Rudy Fernández (-), Lima (4), S. Rodríguez (8) y Taylor (3).
Parciales 25-4, 15-24, 12-23, 20-14.
Árbitros Lottermoser, Viator y Boltauzer.
Pabellón Palau Blaugrana.
barcelona - El Barcelona se llevó ayer el gran clásico ante el Real Madrid (72-65) después de un partido que fue una montaña rusa, con una fulgurante salida de los locales que llegaron a ganar por 25 puntos, pero que tuvo que remontar al final cuando los de Pablo Laso se pusieron por delante en el último cuarto. Fue magnífico el inicio de los de Xavi Pascual, pero tuvo que apelar al corazón y a la clase de Stratos Perperoglou en el último tramo para llevarse el triunfo, igualar en la clasificación a los madridistas y superarles en el average, una victoria triple en la recta determinante del Top 16.
Todo parecía decidido tras el 25-4 del primer tiempo, pero el Barça se fue diluyendo entre problemas físicos y el empuje del Real Madrid que a ocho minutos del final ganaba por 52-58 y parecía tenerlo todo a su favor para llevarse un valioso triunfo. El inicio local fue espectacular. Dominó todos los escenarios, la pintura y el exterior y no dio ni una opción a un desconocido Real Madrid, que no encontraba con la tecla para plantarle cara a un desbocado rival.
La máxima de los catalanes alcanzó los 25 puntos (31-6) después de un triple de Ribas, que tuvo que retirarse después por una contusión en el tobillo. Como no podía ser de otra manera, el Madrid se recuperó. Lo hizo a base de defensa y, sobre todo, del acierto en los triples. Los blancos se pusieron 52-58 gracias a un triple de Carroll y cuatro puntos de Reyes. Fue entonces cuando el Barça tiró de corazón. Un triple y un mate estratosférico de Satoransky, además del carácter ganador de Perperoglou, le permitieron resucitar ante el delirio del Palau. - Efe