Stephen, tienes que parar tío, esto es ridículo. Nunca se ha visto a nadie así en la historia del baloncesto”. “Curry no es real”. “Eso para él es un tiro libre”. “No puede ser humano”. “¿Es esto la vida real?”. LeBron James. Dwyane Wade. Scottie Pippen. DeMar DeRozan. Kristaps Porzingis. El planeta baloncesto, el pasado, presente y futuro de este deporte, explotó en las redes sociales en la madrugada del sábado, entró en éxtasis ante lo que acababa de acontecer en el Chesapeake Energy Arena de Oklahoma City, el escenario en el que Stephen Curry añadió una nueva gesta a su ya extraordinario currículum. No, no era solo que el base de los Golden State Warriors acabara de batir el récord histórico de la NBA de triples en una campaña, tampoco que hubiese igualado el de aciertos desde más allá de la línea de tres puntos en un partido. Era mucho más. Era que la última jugada del duelo resumía a la perfección lo que hoy en día es este base de 1,91 metros de altura y 27 años: un depredador, un tipo para el que no existe lo imposible, el jugador que ha revolucionado las distancias en el mundo del baloncesto. En definitiva, una tipo de jugador desconocido hasta ahora. Un pionero.

En un partido en el que tuvo que retirarse a vestuarios en el tercer cuarto por una fuerte torcedura de tobillo y que acabó resolviendoen la prórroga, Curry recogió el balón a seis segundos del final, activó el galope y, con dos segundos y medio aún en el reloj, se paró a más de nueve metros para lanzar. Triple ganador. Lo llamativo no era que el balón entrara, fue que todo el mundo esperaba que entrara. Basta con ver en el vídeo las caras de los aficionados rivales o de los suplentes de Oklahoma en el momento en el que el balón salía de su mano. Pura desesperación avalada por la estadística. Curry lleva este curso un escalofriante 67,3% de acierto (35 dianas de 52 intentos) en tiros desde más de 8,5 metros, es decir, más de 120 centímetros por detrás de la distancia de tres puntos en la NBA. Su porcentaje mejora el de jugadores como LeBron James (66,9%) o Dwight Howard (67%)... ¡a metro y medio del aro! No calificar a Curry como el mejor tirador de la historia es absurdo. Y no solo por haber igualado el récord de más triples en un partido (12), porque las tres mejores marcas absolutas en un curso lleven su firma, porque le queden aún 24 duelos para llevar a límites jamás imaginados los 288 que lleva el presente curso, porque sea el único jugador de la historia que mete diez triples en tres partidos seguidos... Es porque esto que dice su técnico, Steve Kerr, no es ninguna tontería: “Un triple es como una bandeja, un tiro desde el medio campo es como un triple. Esto lo que Steph hace”. Ahí radica el factor diferencial de Curry, lo que le convierte en un tipo de jugador que jamás había existido hasta el momento, no en una evolución de algo ya conocido. Nadie sabe como pararle porque, ¿cómo se defiende a un jugador que puede lanzar a canasta con notable acierto prácticamente desde que cruza el centro de la cancha? ¿Cómo se frena a un tipo que, según estudios científicos, posee el tiro más rápido jamás registrado y con el arco más eficaz, que lanza con la misma solvencia y sin forzar su mecánica tras bote, saliendo de bloqueos, en carrera o en situación apurada?

La pasada campaña, Curry fue el MVP de la temporada regular y llevó a sus Warriors al título de la NBA. Este curso nadie discute que volverá a repetir galardón individual -puede ser el primer jugador que aglutine el 100% de los votos- y Golden State va camino de reescribir la historia y de batir el mítico balance de 72 victorias y 10 derrotas que cosecharon los Chicago Bulls de Michael Jordan y Phil Jackson en el ejercicio 1995-96 -llevan un jamás visto 53-5-. Por todo ello, ¿dónde están los límites de Curry? ¿Qué lugar ocupa en la historia un jugador al que en su día solo tres modestísimas universidades de la NCAA quisieron reclutar y que se ha hecho a sí mismo a base de trabajo, trabajo y más trabajo? Una leyenda del nivel de Magic Johnson lo tiene claro: “Si mantiene este nivel cuatro o cinco años, estaremos ante el más grande de todos los tiempos”.