MADRID. En el recurso de apelación, al que ha tenido acceso Efe, la defensa solicita la absolución del condenado del delito de homicidio que incluye la sentencia, que es "la triste consecuencia de dos voluntades".

Por un lado, la de un implicado en la agresión contra Jimmy "que ha querido sacudirse de sus responsabilidades asegurándose un papel de falso delator", en alusión al testigo protegido G303 -imputado en la causa principal que instruye el Juzgado Número 20 de Madrid- que apuntó a cuatro personas como los autores de la muerte del hincha del Depor, entre ellas el menor enjuiciado.

Al respecto, recuerda que esta persona fue interrogada como un "imputado protegido", por lo que considera que su testimonio es inválido al no prestar juramento, e ilegal ya que la ley no prevé "esta pintoresca figura".

De hecho, señala que la jueza "le abrió expresamente la puerta a que mintiera, lo que bastaría para anular la condena", ya que la sentencia afirma que la acusación por homicidio se funda básicamente en el testigo protegido.

Así, recoge lo que dijo la juez al testigo cuando se disponía a declarar: "Por lo tanto usted puede guardar silencio a las preguntas que se le hagan, si lo desea puede incluso faltar a la verdad".

Y, por otro lado, la voluntad de "una juzgadora que no ha hecho ningún esfuerzo para valorar con la objetividad y serenidad de juicio que era esperable, las pruebas practicadas en ella" y que han provocado la "condena de un menor inocente".

"Toda la sentencia está inspirada en un incomprensible prejuicio contra el acusado", subraya el texto, que destaca que la pena impuesta responde a la misma línea de "desenlace prejuzgado con el que la juzgadora encaró este juicio".

El texto destaca que el menor fue detenido el 18 de diciembre de 2014 al ser identificado en algunas fotografías tomadas en las cercanías del estadio Vicente Calderón donde el 30 de noviembre del mismo año se produjo la reyerta que acabó con la vida de Jimmy.

Fue puesto a disposición del Juzgado de Menores por un delito de riña tumultuaria, hasta que el pasado 15 de junio la Policía elaboró un nuevo atestado en el que le acusaba de homicidio con la única prueba de unos mensajes de Whatssap del menor, que ya figuraban en la causa, y que decían "sin porra me he quedado, le he pegado un palizón a uno".

Subraya que la policía relacionó ese mensaje con la muerte de Jimmy por las lesiones provocadas en la cabeza, pero cuando la autopsia reveló que el hincha de Riazor Blues falleció por heridas en el abdomen, entonces al menor le acusaron de haber golpeado al fallecido en el abdomen.

Hasta que, continúa el texto, apareció el testigo protegido y "contó una historia completamente inventada, contradictoria y no respaldada por dato objetivo alguno" ya que no pudo ver al mismo tiempo las dos agresiones que se produjeron en el Manzanares, la de Jimmy y la previa a Santiago A.M., otro hincha del Deportivo.

Y concluye que dictar una sentencia en base a que el menor estaba dispuesto a todo, incluso a la muerte, deducido de la consigna "Atleti o muerte", que califica "de un manido lema deportivo", demuestra hasta qué punto la condena pierde cualquier tipo de razonamiento con la realidad.