vitoria - El Araski está completando una trayectoria de ensueño y tras encadenar nueve victorias consecutivas tiene cada vez más cerca el play off de ascenso que podría permitirle en un breve plazo de tiempo competir en la élite del baloncesto femenino a nivel estatal. Sin embargo, la mejor noticia que va a recibir esta temporada el club vitoriano no está relacionada con la vertiente estrictamente deportiva, sino en la recuperación de una de sus jugadoras que llevaba peleando durante los últimos meses contra un linfoma en el cuello. Sara Ortega, hija de quien fuera integrante del Baskonia durante la década de los 80 y una de las promesas surgidas de la prolífica cantera de la entidad presidida por Livia López, ha ganado el partido más importante de su vida y ya sueña con volver a vestir la elástica verde que ya pudo defender durante una parte de la pasada temporada en Liga Femenina 2.
La noticia fue hecha pública ayer por el Araski y no tardaron en sucederse los emotivos mensajes de felicitación y cariño desde todos los lugares hacia una luchadora de apenas 22 años cuya fuerza y tesón han resultado admirables para superar tan maldita enfermedad. Atrás han quedado dos visitas al quirófano entre mayo y junio del año pasado así como numerosas sesiones de quimioterapia que nunca hicieron mella en su ánimo. Con la misma fuerza y perseverancia que le ayudaron a cumplir el sueño de debutar con el primer equipo del Araski, al que llegó con 14 años procedente del colegio San Viator, Sara ha finalizado su calvario con un espíritu de superación digno de elogio.
Por delante le espera todavía un largo camino para poder disfrutar como en su día de minutos sobre una cancha de baloncesto y anotar canastas, pero lo importante es que ya goza de buena salud. Algo que le ha permitido volver a trabajar por su cuenta y entrenar a un ritmo más suave con el filial del Araski. Durante todo este tiempo, eso sí, la vitoriana no ha querido estar apartada del día a día de su equipo. Y es que lleva desempeñando el cargo de delegada desde el principio de la temporada, un hecho que ha sido fundamental para evadirse de la enfermedad y ha motivado que no pierda el contacto con sus compañeras. Desde fuera, Sara también ha puesto su granito de arena para que el conjunto adiestrado por Madelén Urieta esté rompiendo moldes en su nueva andadura en la Liga Femenina 2 con uno de los presupuestos más modestos de la competición.
De momento, no hay un plazo estipulado para que la alero pueda retornar a los entrenamientos del Araski. Su evolución y su paulatina mejoría física lo irán determinando durante las próximas semanas. Lo positivo es que el baloncesto -mamado desde pequeña gracias a la influencia de su padre- ha regresado a un primer plano. Por si el Araski no tenía ya suficientes motivos para sonreír con sus victorias, esta noticia supone otra inyección anímica a la hora de intentar poner la guinda del ascenso a esta histórica campaña.