Era un rumor tan propalado desde hace meses que cuando el fichaje de Pep Guardiola por el Manchester City tomó carácter oficial el pasado lunes se convirtió en una noticia ya amortizada y de escaso impacto social.

Idéntico camino está recorriendo Jose Mourinho, a quien en Portugal, su país originario, o Inglaterra, donde al técnico luso le encanta vivir y desarrollar su trabajo, le colocan al frente del equipo con más abolengo y títulos del Reino Unido, junto al Liverpool: el Manchester United.

Esta hipótesis alcanza cierto rigor, por así decirlo, si son las casas de apuestas las que también dan por hecho que The Special One tomará las riendas de los red devils para la próxima temporada en sustitución de Louis van Gaal, que estuvo a punto de ser destituido el pasado mes de diciembre y que ha sido incapaz de sacarle jugo a los caso 180 millones de euros gastados para construir un equipo capaz de luchar por todos los títulos. De momento, el Manchester United ha sido incapaz de pasar de la fase de grupos en la Liga de Campeones y, a falta del partido que le enfrentará hoy en Stamford Bridge al Chelsea, los Reds están clasificado en la quinta posición, fuera de las plazas de la Champions, y a 13 puntos del líder de la Premier, el sorprendente Leicester.

Aunque peor está el Chelsea, donde Mourinho cosechó un evidente fracaso. Fue destituido el pasado 17 de diciembre tras la decimosexta jornada, a la que el equipo londinense llegó con sólo cuatro victorias, tres empates y nueve derrotas y a un solo punto de descenso. Eso sí. Siete meses antes Mou había convertido a los blues en campeones de la Liga inglesa, además de haber ganado la Copa de la Liga.

El Chelsea, ahora, con el holandés Guus Hiddink, es el decimotercer clasificado con 29 puntos, a 24 de distancia del primer clasificado. La mejora ha sido insignificante.

Sin embargo, Mourinho, pese a su fama de polémico, no ha perdido su aureola de técnico ganador. Por eso le contrató Florentino Pérez para el Real Madrid, y para contrarrestar el efecto Guardiola. Y para eso lo quiere, según parece, el United.

Pero un entrenador, por muy bueno que sea, necesita grandes jugadores para competir al máximo nivel, y un megacrack si aspira a conquistar los títulos más gloriosos.

Neymar, por ejemplo, cuyo padre reconoció el pasado martes que el Manchester United le transmitió que estaba dispuesto a pagar los 190 millones de euros que tiene la cláusula del genial delantero brasileño.

También se espera del City generosidad absoluta para satisfacer las peticiones de Guardiola. De entrada, el riquísimo jeque Mansour bin Zayed bin Sultan Al Nahyan, propietario del club, pagará al entrenador catalán 25 millones de euros por cada una de las tres temporadas de contrato que ha firmado, según reveló el diario alemán Bild, lo que le convierte en el entrenador mejor pagado del mundo.

Aunque mucho se habla de su amistad con Txiki Begiristain y Ferrán Soriano, director deportivo y director ejecutivo del City, respectivamente, más parece que han sido de nuevo los petrodólares de los Emiratos Árabes lo que ha ejercido en Guardiola un magnetismo al parecer insoslayable para inclinarse por un club con escasa alcurnia y solera en el fútbol inglés, tratándose de un hombre a quien le gusta alardear de principios. No tuvo reparos de jugar en el Al-Ahli de Doha (2003-05) en el ocaso de su carrera o defender sin reparo alguno a la democrática Catar cuando se convirtió en el patrocinador del Barça.

Guardiola y Mourinho no se ven las caras desde la final de la Supercopa de Europa de 2013, que ganó el Bayern al Chelsea en la tanda de penaltis, rememorando el intenso pulso que mantuvieron cuando dirigían al Barça y al Real Madrid. En total, jugaron 11 partidos con un balance de 5 victorias para Pep, 4 empates y 2 derrotas, un saldo que dejó muy tocado el orgullo del técnico luso.