GASTEIZ. No es nuevo pero su aparición en programas de televisión ha familiarizado el término coach. Sin embargo, la idea que transmiten estos programas puede no ser la más certera. Tres profesionales del entorno explican a DNA en qué consiste una labor que siempre han hecho algunos entrenadores capaces de motivar a su grupo pero que en las últimas décadas ha adquirido une relevancia mayúscula en el deporte de élite. Ainhoa Manero, Sergio Ezpeleta y Joseba Del Carmen trabajan en distintos ámbitos profesionales y cada uno tiene una forma de trabajar diferenciada, pero coinciden a grandes rasgos en definir el coaching como un proceso mediante el que se aportan al deportista las herramientas necesarias para mejorar su rendimiento y cumplir así los objetivos marcados.

Los primeros pasos de esta disciplina se dieron en el deporte -luego pasó al mundo de la empresa y ahora se desarrolla en otros ámbitos profesionales- se remontan a los años 80 y algunos consideran a Timothy Gallwey como el padre del coaching moderno y citan su libro El juego interior del tenis , publicado en 1997, como uno de los textos referencia. Sergio Ezpeleta, con una amplia trayectoria previa como profesor y entrenador de fútbol explica que el coach "básicamente hace dos cosas: escuchar y preguntar cuestiones que a lo mejor nadie te había hecho antes y no te habías planteado en la vida. Planteamos cuestiones y cada uno se da su respuesta". Ahí reside una de las fortalezas de estos procesos. A la hora de afrontar un penalti no es lo mismo preguntar quién quiere tirarlo o plantear quién quiere pasar a la historia.

Ainhoa Manero, futbolista y coach en el club de fútbol Ariznabarra, incide en el hecho de que el profesional ayuda y acompaña pero no da las respuestas, "no les decimos qué tiene que hacer pero sí ayudamos a creer en algo e ir a por ello". Manero está convencida de que el 90% del éxito en el deporte competitivo reside en uno mismo y sólo un 10% responde a elementos externos a nosotros, por eso afirma que mejorar muchas veces "es una cuestión de actitud más que de aptitud".

Joseba Del Carmen, exjugador profesional de baloncesto y golf y actualmente dedicado en cuerpo y alma a su labor de coach desvela su camino hacia esos objetivos marcados: "a través de perseguir los sueños del deportista". Del Carmen es experto en coaching ejecutivo, grupal y de equipos y desarrolla lo que se denomina coaching cuántico, que "tiene que ver con las emociones, con saber qué emoción predomina cuando realizamos una acción del juego por ejemplo, conocer desde qué emoción actúo", explica. Los mecanismos utilizados por los profesionales varían, cada deportista es diferente y distintos objetivos pueden requerir procesos diversos pero el fin es casi siempre el mismo: obtener una mejora del rendimiento deportivo del atleta o del grupo en el caso del trabajo con equipos.

Más que motivar La confianza, romper los miedos o la autoestima no se compran en una tienda y ante un reto o una oportunidad es normal que nos surjan miedos o dudas. Una charla, un vídeo o un pensamiento positivo pueden motivarnos puntualmente, pero el objetivo del coaching es proporcionar herramientas para el día a día, para toda una competición. "No se trata de decirle a alguien cómo o por qué debe motivarse sino de dotarle de herramientas para que él lo logre descubriendo los motivos que hay detrás de determinados comportamientos en la vida o en el terreno de juego, ahí es donde vamos a atacar, vamos a quitarle fuerza a lo que nos limita", revela Ezpeleta.

Elementos como la motivación, la confianza, la seguridad en uno mismo o la autoestima han sido claves en cualquier vestuario. Los entrenadores han ejercido a su manera la labor de coach durante mucho tiempo, de hecho en EEUU reciben ese nombre en cualquier deporte, y han ejercido de líderes en sus equipos. "Guardiola, Del Bosque, Mourinho o Simeone son líderes y cada uno tiene sus herramientas. El coaching no es nuevo. Siempre ha habido entrenadores o directivos capaces de motivar a sus compañeros", recuerda Ezpeleta. Estas metodologías suponen modificar las dinámicas para cambiar los resultados y todo apunta a su cada vez mayor implantación en las estructuras de los clubes deportivos igual que en su momento se implantó la preparación física en el deporte profesional.

En el territorio alavés el margen de desarrollo de esta actividad es aún amplio si bien clubes como el Baskonia, el Alavés, el propio Ariznabarra o el Gaztedi ya se han dado cuenta de la ventaja que puede suponer implementar este tipo de técnicas en el día a día de sus equipos y varios deportistas de élite de nuestra provincia cuentan ya con la ayuda de un profesional. En cuanto a la penetración en el deporte de élite, Estados Unidos está a la cabeza respecto a otros países como reconoce Del Carmen. "En EEUU está muy extendido, en España se va extendiendo y los más grandes deportistas tienen coach, incluso algunos cuentan desde jóvenes con la figura de un mentor, que ayuda a construir el deportista de élite utilizando herramientas integradas en el camino al éxito desde sus inicios".

Nada es imposible ¿Se corre el riesgo de hacer creer que es posible lo imposible? A la hora de iniciar un proceso de acompañamiento en esa mejora del rendimiento es importante establecer un objetivo, que ha de ser común al grupo en el caso de los deportes de equipo, que sea realista y que dependa del deportista o del colectivo. "Lo que más cuesta es cambiar los hábitos. Hay que sacar al deportista de su zona de confort y establecer retos e ir a por ellos. Es importante cuestionarse dónde está tu límite", afirma Manero, convencida de que si realmente se desea algo y se dan los pasos para lograrlo se puede conseguir, siempre que el objetivo sea realista. En el proceso se establece donde estamos y dónde queremos llegar y esas metas tienen que ser alcanzables. No podemos pretender ganar la Champions si estamos compitiendo en Tercera. En el camino establecemos microbjetivos a corto plazo que nos ayudan a avanzar y nos refuerzan para seguir.

Joseba Del Carmen, que trabaja con golfistas, tenistas, futbolistas o jugadores de baloncesto explica que "en el coaching deportivo se trabajan los dos campos, tanto el personal como el deportivo, no se pueden separar y hay diferencias a la hora de afrontar un coaching individual y uno colectivo, en ambos se trabajan los aspectos personales de manera individual y luego además se hace el trabajo de grupo". Los procesos para llegar a cada deportista varían, las preguntas que tocan la tecla adecuada en cada atleta son diferentes y de ahí la importancia de hacer las preguntas adecuadas a cada persona para que ésta encuentre sus respuestas. Las mismas preguntas no valen para todo el mundo.

Sergio Ezpeleta reconoce que "no hay una fórmula o receta y ahí está el atractivo de este trabajo". El coaching pretende aportarnos hábitos, costumbres, en definitiva herramientas para apoyarnos en el camino diario. "Las tres fases serían tomar conciencia, ser responsable de la situación que queremos cambiar y en tercer lugar pasar a la acción, que es donde más gente se queda. Los libros de autoayuda están muy bien pero a veces fallan a la hora de pasar a la acción". ¿Y funciona? "Claro que funciona, y yo puedo dar muestra en mí mismo. Yo soy un entrenador totalmente distinto al que era antes. A mi me gusta entrenar fuerte pero yo antes lo pedía desde el miedo y desde la amenaza o el enfado y ahora lo hago desde otro sitio, desde el hacerles ver que son los mejores, que si entrenan fuerte van a obtener resultados, que van a ser más rápidos que el rival...", asegura Ezpeleta.

Hablando de los inicios profesionales en este campo, Del Carmen recuerda cómo llegó a este ámbito profesional hace algo más de cuatro años. "Sufrí una grave lesión, la vida me obligó a parar y no lo llevé bien. Estoy entonces en una mala situación y sin hallar respuestas y las encuentro en el coaching. Supuso un cambio total en mi vida, encontré respuestas y me sentí feliz y me doy cuenta de que es lo que quería hacer y me meto de lleno en ello". En el camino desde que comenzó su especialización en este ámbito hasta hoy, Del Carmen ha trabajado con numerosos deportistas de élite, algunos de ellos del entorno cercano, y si le piden que destaque a uno como ejemplo de la eficacia del coaching rápidamente nombra al golfista vasco Jon Rham, que vive en Arizona, EEUU. "Cuando empezamos a trabajar juntos era el número 30 del mundo en el circuito amateur y hoy es el número 1, la mayor esperanza del golf español y europeo y está llamado a competir en los grandes torneos del PGA, donde ha competido ya este año como invitado. Su determinación y pasión son impresionantes y es un ejemplo claro de que funciona y Jon dará mucho que hablar en el futuro", asegura Del Carmen de su pupilo más aventajado.

A la hora de personalizar en un ejemplo de superación y de demostración de que cambiar la forma de hacer las cosas puede suponer una mejora, Manero no duda en traer al presente el nombre de Dick Fosbury, "un ejemplo claro de que los caminos no están marcados y que podemos elegir el nuestro para superarnos y mejorar". Fosbury fue campeón en los Juegos de México 68 utilizando una nueva técnica para pasar por encima del listón que posteriormente han aplicado todos los saltadores. En esta elección de ejemplos o referentes, Ezpeleta se queda con Rafa Nadal. "Al margen de su forma física y su talento creo que su cabeza es lo que le diferencia del resto. Tiene sus herramientas que le han llevado hasta donde está y le han ayudado a progresar y superarse, a no quedarse estancado".