Madrid - Zinedine Zidane se ha convertido en centro de atención del madridismo, elegido por la directiva que encabeza Florentino Pérez para ser el sucesor de Rafa Benítez si no endereza el rumbo del Real Madrid, con su mente centrada en el encuentro del sábado ante el Talavera pero consciente de que una sorpresa del Rayo Vallecano forzaría un salto para el que ya se siente preparado. Zidane es una figura querida y respetada en el vestuario del Madrid. Cuenta con el afecto del presidente y la admiración de una directiva que lo fichó en el punto álgido de su carrera como futbolista y ha facilitado su crecimiento como entrenador. No le permitió iniciarse en los banquillos lejos del club, en Francia, pese a las propuestas que recibió y en el momento en el que se vio preparado para ser primer entrenador, le entregó al Castilla con un alto nivel de empatía. La pasada campaña no se cumplió el objetivo del ascenso y nadie en el club dudó de su continuidad. Su etapa como segundo de Carlo Ancelotti dejó una progresión como un entrenador que siempre estaba cerca del jugador.

Según informan a Efe fuentes cercanas a Zidane, su deseo en el caso de que sea el elegido para ser siguiente entrenador del Madrid, es asumir la dirección del equipo a final de temporada y no convertirse en una solución de urgencia. Pero en el caso de que la directiva ya no vea sostenible la situación de Benítez y le llegase un ofrecimiento, no diría que no a uno de sus sueños como entrenador.