vitoria - “Igual que un martillo pilón”. De esta guisa advertía el domingo e insistía ayer el colectivo de mujeres deportistas de Alava que va a continuar moviéndose en el futuro en aras de promocionar su particular, y amplísimo, ecosistema deportivo. Si hace ya algunos años lanzó de manera colectiva una jornada de reivindicación social en pleno centro de la capital alavesa, el pasado fin de semana, en el polideportivo de Judimendi, las deportistas alavesas dieron un paso más en su particular carrera para reivindicar, entre otras cuestiones, la igualdad respecto al deporte masculino, un derecho que viene de lejos y que amenaza con no decaer a pesar de las zancadillas, siempre tan dolorosas como injustas.
Con la satisfacción del trabajo bien hecho en la primera edición de la jornada Jugonas de Plata, donde integrantes de varios conjuntos de Segunda División (Eharialdea, Gaztedi, Araski y Aurrera) intercambiaron sus papeles durante una tarde, ayer tocaba hacer balance. Y éste no pudo ser más satisfactorio habida cuenta de las dudas que siempre despiertan este tipo de iniciativas. “Estamos más que satisfechas tanto por la repercusión que ha tenido la acción de forma interna como externa”, explicaba ayer a este diario Livia López, presidenta del Araski y una de las impulsoras de esta singular iniciativa, que el domingo por la tarde reunió en las gradas de Judimendi a cerca de 300 personas. “Hay ganas de hacer cosas para seguir promoviendo el deporte femenino en Álava, eso se ve, pero falta un motor que canalice toda esa fuerza porque las personas que suelen asumir esta labor son casi siempre las mismas y sacan tiempo de donde muchas veces ni lo hay. El grado de altruismo es de tal calibre que está todo el mundo ya muy pasado”, advierte la responsable de un club acostumbrado en las últimas temporadas, al igual que el resto de las entidades que compiten en Segunda, a vivir cada curso en el alambre permanente por la falta de recursos para sustentar semejantes estructuras. Pero como la fuerza de un voluntario suele decirse que resulta del todo imparable, y los ejércitos de estos cuatro clubes, amén de los del resto de la provincia que aglutinan en mayor o menor medida al deporte femenino, están llenos de este tipo de figuras, los esfuerzos, que son durísimos, acaban mereciendo al final la pena.
Pero no solo eso. Jornadas como la del domingo hacen que ese motor que es la motivación para seguir empujando en la misma dirección no deje nunca de funcionar a las revoluciones precisas. “Nosotras queremos más, siempre queremos más, así que no vamos a parar, cueste lo que cueste. Se trata de hacer lluvia fina de esta causa, un martillo pilón que impida que la guardia decaiga porque si hemos llegado hasta aquí no tenemos, ni queremos, detenernos”.
“quieren repetir ya” ¿Quién iba a pensar, por ejemplo, que una jugadora del Araski sería capaz de participar en una melé de rugby con alguna colega del Escor Gaztedi o que otra del Aurrera de fútbol hiciera lo propio con el balonmano de la mano del Ehari? Todo eso sucedió con Jugonas de plata de una manera muy especial que la propia Livia López no es capaz de explicar. “Verlas allí divertirse en la cancha a todas juntas y en deportes distintos fue algo muy especial y enriquecedor desde todos los puntos de vista. Salió todo mucho mejor de lo que esperábamos e incluso de lo que las propias jugadoras creían. Y la mejor prueba es que quieren repetir cuanto antes e incluso han trazado una amistad que esperemos perdure en el tiempo”, concluye López.