BILBAO - Mikel Urrutikoetxea afronta el domingo una nueva final, en esta ocasión ante Irujo. El zaratamoztarra, que jugará en casa, tiene los pies en el suelo tras un año de ensueño.

En junio se proclamó campeón del Manomanista, ¿le ha cambiado la vida desde entonces?

-No. Tampoco le he dado vueltas. Está claro que tienes cierta responsabilidad de querer seguir haciéndolo bien, pero es lo que intentamos durante todo el año. Ganar la final del Manomanista es un momento muy bonito, en el que me alegré muchísimo, pero siempre he tenido claro que un pelotari tiene que demostrar durante todo el año. Yo he seguido intentando mejorar y he llegado a otra final.

¿Y en el contacto con el aficionado y con la fama?

-Está claro que cuando llegas a una final importante, la gente te conoce más, porque sales más en los medios o los medios dan a esos partidos una importancia mayor. Eso es importante en el mundo de la pelota. Es normal que nos conozcan más.

¿Cómo ha procesado eso?

-Pues que hay que seguir demostrando día a día que vales. No te puedes centrar en un solo campeonato. Si te mete la empresa, hay que hacerlo lo mejor posible. Pudimos ganar el mano a mano en junio ante Aimar Olaizola, hemos llegado a la final del Cuatro y Medio, que es el siguiente torneo importante, y seguido tenemos el Parejas, en el que lo intentaremos hacer lo mejor posible. Queremos seguir dándolo todo y peleando por los títulos.

Es este 2015 un año para enmarcar en su vida deportiva, no solo por la txapela, sino porque en el Parejas, al que llegó de suplente porque no pudo empezar de titular al estar lesionado, y en el Cuatro y Medio ha tenido un rendimiento muy alto.

-Sin duda ha sido un año bonito. En los anteriores, tanto en 2013 como en 2014, las cosas han ido bien y hemos podido jugar unas semifinales del Manomanista haciéndolo bien, como el año anterior contra Irujo. Este año los resultados me han acompañado, he llegado a dos finales y en el Parejas, cuando entré de parte de Aimar Olaizola, jugué con mucha confianza. Por poco tuvimos opciones de entrar en la liguilla de semifinales, pero no pudo ser. Me quedo contento con la imagen que di en esos partidos.

Se podría decir que en este curso han salido las cosas muy bien, pero la realidad de su carrera deportiva ha sido la de ir sumando día a día, partido a partido, momentos de juego, hasta cumplir los objetivos.

-La meta era esa: ir cogiendo poco a poco un nivel bastante parecido y manteniéndome en los momentos altos. Hemos entrenado tanto el físico como la técnica para conseguir eso y los resultados se ven. Ahora, mantengo en los partidos un nivel bastante alto y eso se nota. Vamos por el buen camino, aunque soy consciente de que se pueden mejorar muchas cosas o perfeccionar. Eso intentamos.

¿En algún momento se ha presionado a sí mismo por ponerse metas más altas de las que debía?

-No. Tampoco me he autopresionado en ese sentido. Todo pelotari tiene objetivos. Somos ambiciosos y queremos conseguir lo máximo. Ser ambicioso y tener objetivos es lo más normal, pero viviéndolo sin presión.

Se trata de vivirlo con honestidad y realismo, sin objetivos demasiado lejanos, ¿no?

-Eso es. Hay que ser realista y ver en cada momento en qué situación estás. Los objetivos están ahí, pero tampoco hay que obsesionarse con ellos. Hay que ir poco a poco para intentar lograrlos, pero sin venirte abajo. Si las cosas no van bien, no hay que hundirse. Hay que superarse a uno mismo.

El domingo estará en la final del Cuatro y Medio de Primera, en la que se encontrará en el Bizkaia de Bilbao con Juan Martínez de Irujo, pero en anteriores ediciones no había tenido suerte en la distancia, ¿tampoco se presionó por eso?

-El primer año que jugué en Primera, después de ganar el de Segunda, fue bueno. Al final, las sensaciones fueron buenas, pero el estilo de juego que tenía no es el mismo que ahora. Jugaba más a bote, al estilo de juego que que tenía en aficionados. Durante estos últimos tres años hemos cambiado todo. Tanto en el Parejas, como en el mano a mano o el Cuatro y Medio, hemos dado un giro al estilo de juego. Creo que hay que jugar así, no se puede hacer frente a los de arriba jugando a bote. Los años anteriores no han salido como yo quería, no he podido dar mi nivel, pero así son las cosas. El deporte es así. Hay momentos en el que no se puede. Tampoco tuve demasiado tiempo para preparar el torneo y este año, sí. Desde verano hemos entrenado.

Todo forma parte del aprendizaje vital y deportivo, ¿no?

-Mentalmente, también he cambiado bastante. He empezado a creer en mí mismo y que en el Cuatro y Medio puedo jugar. Gracias a Pablo Berasaluze y a Josetxu Areitio, que me decían que si daba mi nivel, podía llegar lejos, he podido llegar hasta aquí. He creído más en mí mismo. Sabía que podía ganar a cualquiera. Además, el partido de Juan me dio confianza. El campeonato ha sido redondo.

Muchas veces se habla de madurez a la hora de encontrar una fuerza mental superior. ¿Cuáles cree que son los factores que le han hecho cambiar la mentalidad?

-El factor es encontrarse bien entrenando y estar físicamente bien, aguantar. Así, vas al partido de otra manera. Vas más fuerte. Aunque las cosas salgan mal al principio, uno tiene que confiar en sí mismo para saber que pueden salir. En los momentos que he ido por detrás, que antes podía tener nervios, he sabido mantenerme.

Y la experiencia.

-Jugar partidos de nivel forma al pelotari, está claro.

Muchas veces se le achaca que no había dado el nivel dentro del Cuatro y Medio, pero ha habido factores externos clave, como aquel al que llegó sin entrenar a la primera ronda y tras mes y medio parado por una rotura de fibras en 2012.

-Probé en la elección de material, vi que no me molestaba y salí a jugar. Igual no era el mejor momento, pero a un chaval joven siempre le hace ilusión estar en un campeonato. Igual los medios decían que no había hecho nada en el Cuatro y Medio, pero hay factores que no se ven. La gente hay cosas que no sabe. Yo soy consciente de lo que he pasado y en esta edición he podido llegar en plenas facultades.

Cuando llega un campeonato, todos los pelotaris tienen como máximo objetivo ganar la txapela, pero ¿se imaginaba en este punto cuando empezó este Cuatro y Medio?

-Mi primer objetivo era estar en semifinales, para no perder el puesto de cabeza de serie para el año que viene. Después, una vez que llegas ahí, piensas en la final. Lo hemos conseguido y ahora queremos la txapela. Tengo ahora un camino corto, pero complicado, con un rival difícil.

Realmente se encuentra en su primera final al uso, al haber alcanzado la del Manomanista a apenas una semana y dos días, sin apenas tiempo para procesarla, llenarse de nervios y jugar.

-Oinatz dijo que no jugaba un viernes en Bilbao y tuve ocho días para preparar la final. Casualidad estaba en un buen momento de juego y llegué bien al partido, aunque tenía un poco olvidado el mano a mano y me vino de sopetón. Pude jugar y me salió. Estas dos semanas son diferentes.

Durante el compás de espera del mano a mano, se mostraba muy tranquilo, relajado, ¿esta semana es distinta?

-La verdad es que no, yo sigo igual, apenas pienso en la final. En los momentos que hablo con los medios y así, pienso en ella, pero la realidad es que se me está pasando el tiempo muy rápido. Cuando no me dé ni cuenta habrá llegado el día de la final, jugaré el partido y si sale bueno, bien, y si no, a recuperarse que llega el Parejas. Lo más importante es que salga buen partido.

¿También le pasaba en anteriores ocasiones lo mismo?

-Creo que cuando uno llega a uno de estos partidos, uno no tiene que ponerse nervioso, ¡si es lo más bonito que hay! Tienes un gran partido para disfrutar y son momentos muy bonitos. Por mi parte, por lo menos, son momentos bonitos que te da el deporte que te gusta. Es un día para disfrutar, para jugar un partido en el que vas a salir a hacerlo lo mejor posible y habrá momentos en que las cosas salen y otras no, pero yo me quedo tranquilo porque siempre doy lo que yo tengo. Por esfuerzo que no sea.

Es la mejor forma de ver este tipo de situaciones, pero no es fácil.

-Sí, pero es en balde ponerse nervioso. Ya has conseguido llegar entre todos los pelotaris a la final, solo quedáis dos y el resto está en el camino. Es un momento para disfrutar y no para ponerse nervioso. Jugarás contra otro la txapela, los dos saldréis a dar todo y habrá un ganador.

Ha jugado dos finales como profesional y las dos las ha ganado: el Cuatro y Medio de Segunda en 2009 y el Manomanista de 2015. ¿Se puede disfrutar ese tipo de partidos?

-En las finales que he jugado he disfrutado en la cancha, aunque está claro que hay momentos que no lo haces. El día de Aimar disfruté en todo momento. Cuando él me estaba remontando, yo disfrutaba porque veía que la gente disfrutaba del partido. Al final, estás cansado pero te dices que es un buen partido. Con eso disfrutas.

¿Se puede deleitarse más en un buen encuentro que pierdes que en un mal partido que ganas?

-A todos nos gusta ganar. En partidos importantes, lo esencial es el 22. Jugando un buen duelo y quedarte a la puerta de la txapela, haciendo una final para recordar, se puede disfrutar. Te da pena, por supuesto; pero al que gana le da más alegría.

Como en su final contra Olaizola II.

-Sin duda. Yo lo tenía claro. Con el 19 iguales, me la jugué. Está claro que ganar te da alegría, pero si hubiese perdido 22-19 o 22-20 me hubiera quedado a gusto con el trabajo que hice. Estaba jugando contra un gran pelotari y te pueden ganar ellos cuando te descuidas. A ese nivel puedes ganar o perder. Son cosas del deporte.

Urrutikoetxea está aquí para quedarse.

-Es nuestra intención: pelear por torneos y seguir de aquí en adelante así. En cursos anteriores he estado con los mejores y el objetivo es seguir este camino. Hay cosas que perfeccionar y seguiremos trabajando en ellas para ser mejor pelotari.

¿La maduración como deportista le llega a la vez que la maduración como persona?

-Los partidos te dan otra veteranía. En el apartado físico, hemos podido coger más peso, más caja. Me da igual que diga la gente que tengo que coger más peso o no, yo en la cancha me encuentro bien, aguanto bien. El peso lo iré cogiendo. Trabajamos a diario para ello. No hay que obsesionarse. Todo lleva su tiempo.

También ha ganado en explosividad.

-Sí. En el Cuatro y Medio uno tiene que ser rápido. Si no, solo hay que fijarse en Irujo u Oinatz.

De hecho, contra el leitzarra, para aguantarle como en la semifinal y superarle con sus armas hay que estar muy fino físicamente.

-Hay que ser fuerte de físico y de cabeza. Yo sabía que él iba a imprimirle mucha velocidad y yo quería darle un poco más para estar de cara. Si le dejas jugar, te pone en aprietos. Mi juego consistía en estar de cara.

El partido de cuartos de final, con el que abrió su participación en el Cuatro y Medio, lo disputó contra Juan Martínez de Irujo en el Bizkaia de Bilbao, ¿sirve para algo?

-Está olvidado. Gané yo, pero no tiene nada que ver. Era nuestro primer partido. Es una final, siempre hay nervios, y los dos llegamos a mejor nivel.

Irujo ha crecido estas semanas.

-Juega muchísimo. No es un pelotari que haya que descubrir. Espero al mejor Irujo para la final. Físicamente es muy fuerte. La gente decía que Irujo no estaba en su mejor momento y se metió en las semifinales. Contra Aimar hizo un gran partido, pero Olaizola no estaba ni al 50%. Ahora llega crecido. Se viene arriba.

Los únicos en ganarle en finales individuales han sido Aimar Olaizola y Sébastien Gonzalez.

-Espero ser yo el tercero.