GASTEIZ - Apagados los focos de la Vuelta, que han iluminado a un combativo Fabio Aru en la conquista de su primera grande, Mikel Landa ha regresado a casa con la sensación del trabajo bien hecho. Ha conquistado una etapa y ha ayudado a que el italiano ganara la ronda española. “Estoy satisfecho”, admite. En su fuero interno, eso sí, sigue dándole vueltas a la primera semana, en la que perdió cualquier opción de pelear por la general. El calor pudo con él, de lo contrario...
¿Cuál habría sido el desenlace sin ese bajón inicial?
-A saber, pero sí creo que hubiera peleado la Vuelta de otra manera, estando con los mejores de la carrera e incluso peleando por el podio y la general.
¿Hasta qué punto le influyó el calor?
-No quiero poner excusas, pero todo tiene un porqué. No llegué bien físicamente y no estoy habituado al calor. Si juntas esos dos factores das con el motivo de que no haya estado bien al principio de la Vuelta.
Se preparó a conciencia para la Vuelta. Estuvo ejercitándose en altura, pero le costó entrar en carrera. ¿Qué explicación tiene?
-Pues no lo sé. Desde que bajé de la altura no me encontré bien. Luego quise seguir entrenando para tener buenas sensaciones y acumulé cansancio. La cabeza también influyó, y en mi caso en contra. Quería estar bien, pero fue un quiero y no puedo. De todo se aprende.
Al menos pudo revertir la situación. ¿Qué sensación le ha dejado el final de la Vuelta?
-He acabado muy satisfecho. He ganado una etapa y, además, hice un trabajo muy bueno para el equipo que se ha visto reflejado con la victoria de Aru.
¿Considera que una gran parte de la victoria de Aru se debe a su trabajo?
-Gracias a mí y al resto del equipo. El último día fui yo quien trabajó en la montaña, pero hubo compañeros que trabajaron antes y otros que nos estaban esperando por delante. No lo considero más mía que de otros, ha sido parte de todos.
Pero el suyo ha sido un papel clave.
-Sí, por supuesto.
¿Cómo vivieron en el equipo la expulsión de Nibali?
-La verdad es que pasó muy pronto y no hubo tiempo para que en carrera se diese alguna situación comprometida en la toma de decisiones.
Martinelli, en parte, lo agradecería, no tuvo que elegir ente Nibali y Aru.
-Sí, creo que sí. Con dos líderes, dos gallos dentro de un mismo equipo, hubiese sido difícil gestionarlo. Por suerte para Aru se quedó pronto como único líder y eso jugó a su favor.
Me sorprende que solo hable de dos gallos: Aru y Nibali. ¿Dónde queda usted?
-No ha habido ese problema. El equipo nunca me ha considerado un líder.
Pero a lo largo del año ha demostrado sí puede serlo. ¿Se ha sentido infravalorado?
-Sí que me hubiese gustado tener esa responsabilidad en alguna ocasión. No digo siempre porque ya tenían a su líder y lo ficharon para eso, pero me hubiese gustado un poco de responsabilidad, sentirme valorado en ese aspecto.
De ahí su salida...
-Sí, así es.
¿Le han dado alguna explicación?
-No, ninguna. En carrera la labor que me mandaban no era la de un líder, simplemente eso. Y luego en las negociaciones el proyecto deportivo que me ofrecían no era el mejor para mí.
¿Las ha pedido en algún momento?
-No, tampoco me he visto en la situación de hacerlo o con el poder de exigirlo. Sin más, ellos no han querido y ya está. Después del Giro les dije que no iba a seguir y entiendo que apostaran por Aru.
En Andorra se desquitó del mal arranque. Tuvo buenas sensaciones y logró una victoria épica que llegó tras desobedecer a su director. ¿Aquello le generó algún problema?
-No, ninguno. El director me dijo que lo había hecho bien. Entendió que lo que él me había pedido no era lo mejor. Los compañeros sabían que mi compromiso con ellos era total y tampoco hubo problemas.
Ahora le espera el Sky. ¿Qué le han prometido?
-Algo que no me ofrecía Astana. Aquí no tenían sitio para otro líder y eso explica la toma de esta decisión. Este año he demostrado que puedo ganar una gran vuelta y para eso necesito un equipo a mí alrededor y el Sky me lo ofrecía.
Entiendo que habla del Giro, que tiene un recorrido muy acorde a sus condiciones.
-Lo iremos viendo, pero sí, esa es la idea.
Su última participación en la ronda italiana fue sobresaliente. Acabó tercero y, cuando aspiraba a cotas mayores, le mandaron frenar. ¿Cómo recuerda aquello?
-Como un día agridulce. Fui capaz de soltar a Alberto (Contador) y ponerle en un compromiso. Aunque tenía cuatro minutos de ventaja, creo que le puse en un aprieto. Me mandaron parar y tuve el momento de subidón y el posterior bajón.
¿Le dio muchas vueltas a aquello?
-Ahora prefiero pasar de ello, pero sí, tengo que reconocer que en el momento me dolió.
¿Se vio en algún momento como ganador del Giro?
-No, la verdad es que no. Tenía cuatro minutos de desventaja y la máxima renta que llegué a tener fue de 1:40.
¿Qué opinión le merece lo acontecido entre Valverde y Purito en la última etapa de la Vuelta?
-A mí lo de Valverde me parece bien. Hay un maillot en juego y no solo está Valverde detrás de él, sino todo el equipo. Le pedirían presencia en el podio y tuvo que pelearlo. Aunque fuera la última etapa, sigue siendo parte de la carrera.
¿Le sorprendió que no le llamaran para el Mundial de Richmond?
-Me ha desilusionado. Hubiese sido un premio al año que he hecho y la verdad es que me hubiese gustado estar en la preselección.