ahora, en estos tiempos convulsos, de crisis, que conducen irremediablemente a enraizar con lo auténtico, en el que lo vintage está de moda, no se sabe si por rememorar tiempos mejores, por saudade o por todo a la vez, sobresale la figura de Haimar Zubeldia, nuevamente en el centro del escenario, demandado atención por otra gran actuación. El encanto de la vieja guardia. El veterano ciclista de Usurbil, 38 años le contemplan, protagonizó otra etapa fantástica en la Vuelta más allá del resultado final. Haimar, que asomó con fuerza en Sotres, se reivindicó en Riaza.

Si en Asturias a su aventura le faltaron un par de kilómetros para que triunfara, ayer se quedó a un dedo de levantar los brazos en meta. Zubeldia, que completó un día sobresaliente, claudicó en los estertores, en el pulso que le enfrentó a Nicolas Roche después de ser parte de una escapada de 25 unidades. El recorrido, pestoso, se encargó de laminar el grupo. Gota malaya. Solo resistieron Haimar y Nicolas Roche. Ambos se deslizaron hasta Riaza para jugársela en un debate sin intermediarios. Conocedor de que su arrancada era más corta que la del irlandés, el usurbildarra, en la chepa de Roche, apostó por la psicología, por la espera. “Ya sabía que era difícil, he intentado ponerle nervioso para ver si arrancaba demasiado pronto”, explicó Haimar Zubeldia, consciente de que el irlandés, más joven y enérgico era más veloz que él, un corredor consistente, regular, sostenido, pero más lento. “Era más rápido que yo”, asumió el usurbildarra, que está finalizando la carrera en un estado de forma formidable, plenamente vigente.

Dumoulin, con fuerza También lo es Dumoulin, que mantiene intacto el liderato de la carrera tras repeler con solvencia las punzadas del infatigable Fabio Aru. “He recibido muchos ataques de Aru, que estaba fuerte, pero en todo momentos claro que iba a continuar de rojo”, apuntó sereno el holandés, muy sólido ayer. Dumoulin no mostró ni una fisura en su defensa de la zamarra roja. Es más, el líder decidió defenderse atacando “porque Aru había gastado mucho”. Dumoulin trató de rentabilizar un ataque previo de Dani Moreno. Tachado otro día complicado, el holandés asume que su renta ante el italiano -“un segundo por día, es muy poco tiempo”- y que en el viaje que resta hasta Madrid “puede pasar de todo”.