Bilbao - ¡Cómo cambia la vida! Que es redonda como una pelota, una noria o un círculo. Miraba Ibai Zabala desde las butacas grises del frontón Bizkaia al horizonte negro, al frontis, al suelo, a la pared izquierda y comentaba: “Fíjese, el año pasado yo estaba allí”. Y, mientras tanto, se batían el cobre Olaizola II-Barriola y Martínez de Irujo-Merino II. Se refería a la final de Aste Nagusia. Arribó el zaguero de Berriz “con una gran racha y en un gran verano” en el encuentro de la feria mixta junto al terremoto de Ibero, pero cayeron en una liza de “ochocientos y pico” pelotazos que terminó 20-22. ¡Cómo cambian las cosas!

Después de un buen verano, Ibai Zabala jugó la final del Donostiako Hiria justo la noche anterior de su primera cabalgada en los estelares lekeitiarras. Tuvo que suspender, porque fue sometido a un bombardeo en el Atano III ante Martínez de Irujo y José Javier Zabaleta, dos pegadores. Su camino lo tomó Mikel Beroiz. Este año sí que estará. “Será mi primera feria de Lekeitio. He jugado en todas las demás, pero nunca había cuadrado así. Esta me llega después de regresar a las canchas tras cinco meses parado y dos de actividad y lo tomo con alegría”, concreta el guardaespaldas vizcaíno. También con cierta sorpresa, dado el crecimiento de zagueros en su empresa como Álvaro Untoria y la más que asegurada presencia de guardaespaldas de talla estelar como Jon Ander Albisu o Mikel Beroiz en este tipo de batallas. “No me considero un zaguero de Primera, soy un zaguero que juega en Primera. Los de arriba son gente como Albisu o Zabaleta”, analiza.

Lo cierto es que las cuestiones no le salieron bien al berriztarra después de un gran verano en 2014, salpicado de una racha brutal de doce partidos consecutivos ganados, finales en ferias, la del Manomanista de Segunda y el broche del torneo de Zarautz, en el que venció con Olaizola II ante un dueto de la grandeza de Irujo-Zubieta, quizás la mejor pareja posible en Aspe, “excusando a Zabaleta”. “No entré en el Parejas y cuando empecé a jugar de suplente, ya andaba con el dedo mal”, argumenta Ibai. Le tuvieron que operar. Eso le iba a mantener unos meses fuera de órbita, pero le vino a visitar la mala suerte. A él, un tipo trabajador, currante, crítico, le contraatacó su ambición de mejorar el físico. “Al tener la mano mal, me puse a entrenar más y me rompí un huesecillo del pie por estrés”, agrega. “Tuve que estar casi cinco meses fuera de las canchas”, evoca el zaguero.

Aun así, el manista vizcaíno reapareció hace dos meses, en los que “no he notado la falta de partidos”, con buenos números. “Creo recordar que de 19 que he jugado, he ganado catorce. Pero lo que importan no son las victorias, es que en la inmensa mayoría he dado el nivel. Quitando uno, en el resto he estado bien”, analiza. Ibai Zabala ha recuperado su camino.

Cuenta el de Berriz que “no” le cuesta hacer deporte, que le gusta, que es un privilegiado, y así afronta cada semana de su senda pelotazale. “En esta vida hay que ser crítico y realista con lo que uno hace”, apostilla el zaguero. Así, ha caminado por la senda fuera de focos desde febrero hasta julio, ha peleado y se ha levantado. Ave Fénix. En Lekeitio, a partir de las 18.00 horas de hoy, tratará de recuperar su sitio. “Esto da muchas vueltas”, admite. Para empezar, se unirá en una contienda de gran nivel con Aimar Olaizola frente a Mikel Urrutikoetxea y Álvaro Untoria. “Les veo muy bien”, finaliza con cautela.