Pra Loup - Envuelto en un mar de lágrimas, maldecía Tejay Van Garderen su mala fortuna mientras su director, Yvon Ledanois, trataba de consolarle. El Tour de Francia se acabó ayer, camino de Pra Loup, para el del BMC, que inició la jornada en tercera posición. Una enfermedad, no concretada por el equipo, pudo con el combativo ciclista estadounidense, que apenas recorrió 85 kilómetros antes de poner pie a tierra. Hasta entonces, lo suyo fue un quiero y no puedo, como los intentos de Nairo Quintana y los demás corredores por desbancar del amarillo a Chris Froome. Desfondado, casi sin fuerzas, Van Garderen se descolgó del pelotón en la subida a Toutes Aures, de tercera categoría. Aunque conectó con el grupo de favoritos en la bajada, gracias en gran medida a la labor de sus compañeros de equipo, el ataque de Alberto Contador a 76 kilómetros de meta y la consiguiente respuesta del Movistar le obligaron a echar pie a tierra.

El Tour es cruel, demasiado en ocasiones. Ya lo avisaba Samuel Sánchez en una entrevista concedida a este medio días antes del inicio de la ronda gala. El asturiano, fiel escudero de TJ en la montaña, es ahora el jefe de filas del BMC y ocupa la décimo tercera posición en la general. Al estadounidense le sentó mal la jornada de descanso del martes. Días imprevisibles para los debilitados cuerpos de los ciclistas.

Además, el infortunio ha querido golpear a Van Garderen cuando este aspiraba a lograr su mejor clasificación en el Tour. Fue quinto en 2012, con 23 años, lo que le llevó a vestir el maillot blanco de mejor joven en el podio de París, y repitió resultado en 2014, aunque entonces Thibaut Pinot se erigió en el mejor corredor menor de 25 años. Hasta ayer, a la espera de lo que aconteciera en las cuatro etapas alpinas, ocupaba la tercera posición y había dejado buenas sensaciones, no obstante, marchaba por delante de corredores como Alejandro Valverde o Alberto Contador. Sin embargo, no podrá medir sus fuerzas con el resto de corredores. Una enfermedad le ha bajado del Tour, como a Michal Kwiatkowski, el campeón del mundo. El polaco, a diferencia de Van Garderen, no tenía aspiraciones de podio. Una razón para llorar.