Vitoria - A pesar del sofocante calor que ayer fundió los termómetros de Álava con temperaturas que superaron en algunos casos los 32 grados, más de 600 ciclistas desafiaron a la canícula y tomaron parte en una nueva edición de la tradicional Mountain Bike Caja Vital, una marcha popular que ayer celebró su XXV edición con un marcado acento social. Pertrechados hasta los dientes con bebidas isotónicas y barritas energéticas para combatir semejante sofoquina, los ciclistas acudieron con puntualidad británica a las 9.30 al aparcamiento del Buesa Arena, concretamente a la antigua cúpula del pabellón, donde aguardaron el pistoletazo de salida para los dos recorridos previstos por la organización. Uno de 37 kilómetros y otro, el favorito para la gran mayoría, de 48 kilómetros y que transcurrió por un singular paisaje a través de los municipios de Zurbano, Lubiano, Mendijur, el parque natural de Garaio -primer punto de avituallamiento-, Marieta, las faldas de la Sierra de Elgea, Landa, Ullibarri, el monte Urbina, Arroyabe y Mendibil antes de concluir en los exteriores del Edificio Vital.
Tal y como estaba previsto, la jornada transcurrió sin incidencias y siempre bajo la filosofía de marcha popular que desde un principio recalcaron los responsables del Club de Montaña Goiena, uno de los padres de esta singular prueba de bici de montaña junto a la Fundación Estadio y la colaboración del Ayuntamiento de Vitoria. Dado el carácter solidario de esta agrupación mendizale, y en el contexto del reciente terremoto de Nepal que asoló esta zona, un portavoz del club entregó a la conclusión de la jornada un talón solidario a la asociación Nepal-Aki por valor de 2.538 euros, que procedieron de la propia labor altruista del Goiena así como de las aportaciones de todos los participantes en la marcha de ayer, que además de abonar en los días previos el pago para la inscripción oficial destinaron otros dos euros par esta causa benéfica. Lo recaudado, según informaron varios miembros de esta asociación sin ánimo de lucro que se fundó en el año 2004, se destinará íntegramente a la reconstrucción de varios orfanatos devastados por el terremoto en la zona de Katmandú.