londres - Los buenos aficionados aún recuerdan la gran final que el año pasado disputaron en Wimbledon Novak Djokovic y Roger Federer, resuelta a favor del serbio en cinco sets y casi cuatro horas de juego. Es lo que tiene el Grand Slam de la hierba, una superficie que se mantiene en el circuito por pura tradición: que todo lo que ocurre puede resultar imprevisible y deparar partidos memorables. Este año el torneo llega de nuevo sin un favorito claro. Roland Garros ya provocó una gran sorpresa con el triunfo de Stan Wawrinka y a Londres varios jugadores llegan con cuentas pendientes.

De nuevo, todos miran a Rafa Nadal, que arranca como décimo cabeza de serie, su peor puesto de salida en un Grand Slam en una década. El triunfo en Sttutgart sobre hierba pareció indicar una recuperación del camino, pero la derrota en primera ronda en Queen’s debió las dudas sobre el nivel del de Manacor que va en Wimbledon por la parte del cuadro de Federer, Murray, Berdych y Ferrer. Nadal fue finalista en 2011, pero desde entonces su mejor resultado son los octavos de final del año pasado. Allí puede verse en esta edición con Ferrer en busca de los puntos que le hagan progresar de nuevo en el ranking en una segunda mitad de 2015 que puede devolverle al menos al top5. Su primer rival será el brasileño Thomas Belucci, al que siempre ha ganado las cuatro veces que se han enfrentado. Pero otros habían perdido siempre ante Nadal y este año han roto la racha.

El sorteo, al menos, ha sacado al balear del camino de Djokovic, su verdugo en París y el actual campeón de Wimbledon, que no tendrá un debut nada sencillo ante el alemán Philip Kohlschreiber. Habrá que ver cómo ha asimilado el serbio su derrota en la final de Roland Garros que era su gran objetivo. Desde entonces, no ha competido más que en la tradicional exhibición de The Boodles en la que cayó ayer ante el jovencito Alexander Zverev. Suele ser habitual en el número 1 del mundo este recorrido antes de Wimbledon, pero eso no le ha impedido acumular cinco semifinales y dos títulos en el último lustro.

dominio del ‘big four’ La hierba londinense ha sido históricamente escenario de algunas apariciones inesperadas, incluso hasta ganar el torneo, pero desde 2003 nadie que no se llame Djokovic, Nadal, Federer y Murray ha conseguido levantar el trofeo. El suizo llega después de su habitual triunfo en Halle, pero su último Grand Slam fue Wimbledon en 2012. Hace un año estuvo muy cerca, pero los partidos a cinco sets se le hacen largos a Federer ya que esa es su única final en un grande desde entonces.

También Andy Murray busca dar ese paso adelante que lleva apuntando esta temporada. El escocés se quedó a las puertas de la final de Roland Garros, apeado por Djokovic, pero el triunfo en Queen’s le arma de confianza de cara a asaltar su segundo Wimbledon después de que el año pasado decepcionara al caer en cuartos de final ante Grigor Dimitrov. El búlgaro fue semifinalista en 2014, lo mismo que el canadiense Milos Raonic. El verde del All England Club encumbró a los cañoneros en el tenis de otros tiempos. Ahora lo tienen difícil porque ya no sirve solo con sacar a más de 200 km/h. Hasta la hierba se ha vuelto imprevisible, es un pasto de incógnitas.