vitoria - La confirmación por parte de la ACB de que el club Tizona de Burgos no cumple los requisitos para disputar la Liga Endesa la próxima temporada ha abierto las puertas, por segunda vez en las tres últimas campañas, a un Gipuzkoa Basket que prepara los trámites económicos para lograrlo. Actualmente, y a expensas de que se aclare que el club guipuzcoano sí cumple con las exigencias de la ACB, la entidad donostiarra tendrá que hacer un equipo muy renovado para su novena experiencia en la máxima categoría, ya que cuenta sólo con un jugador con contrato en vigor.
El pívot Goran Huskic sería a día de hoy el único ladrillo sobre el que edificar un nuevo proyecto deportivo que no sufra tanto en la ACB como ocurrió en la última temporada y en la 2012-13, que acabaron con su descenso. David Doblas, Mikel Motos y Julen Olaizola son otros de los jugadores que podrían estar cerca del equipo.
El Gipuzkoa Basket ya sabía, desde que finalizó en penúltima posición la primera fase de la Liga, que no sería fácil que los dos equipos de LEB Oro que ascendieran pudieran luego confirmar, con los exigentes requisitos económicos de la ACB, ese ascenso deportivo, como así ha sido. Ahora todo hace indicar que volverá a tener una segunda oportunidad para mantenerse en la elite del baloncesto español y pretende hacerlo con un proyecto más solvente y poderoso económicamente, en el que no está descartada la presencia como entrenador de Jaume Ponsarnau al frente del equipo.
Si Donosti suspira de alivio, en Burgos crece la indignación después de que el club no haya podido consumar en los despachos su ascenso por tercer año consecutivo. “No podemos luchar contra molinos de viento”, dijo ayer su presidente Miguel Ángel Benavente. A diferencia de años anteriores, el club tenía una cancha homologada por la ACB y ya era Sociedad Anónima Deportiva. Solicitó pagar a plazos el canon (3,7 millones) y el importe del fondo de regulación de ascensos y descensos (1,5 millones), pero la ACB no aceptó dichas condiciones. - Efe/DNA