Bilbao - Asier Agirre (Arrotxapea, 11-VI-1995) sonaba desde hacía tiempo, hacía varios meses en los que le decían que iba a ser el siguiente nombre en la lista de Asegarce en vestirse de blanco. El nuevo de la oficina. Que iba a debutar. Sonaba para junio y para junio se le esperó. Y salió el sábado pasado, del que pocas conclusiones satisfactorias se pueden sacar al haberse visto en su primer encuentro con una bestia de la talla de Aimar Olaizola, un pelotari mayúsculo, uno de los grandes de la historia. Asier cumplía 20 años el jueves pasado y recibió su regalo el sábado en el Labrit: vestirse de blanco y un contrato de dos años con Asegarce que le asegura cierta estabilidad para crecer deportivamente. “El debut fue una sensación rara, porque fue un cúmulo de emociones, de tensiones y de nervios. Sales con la idea de hacer las cosas bien. Al principio, estuve bastante centrado en lo mío aunque costaba soltarse de los nervios, pero después estaba más pendiente de la gente que del partido. Fue una sensación agridulce, porque no pudimos hacer más tantos”, recuerda el manista navarro, quien sin demasiadas opciones sí que mostró que es un puntillero descarado y hambriento: un rematador de nervio. Además, declara haberse quedado “contento” por el ambiente.

La película no empezó bien al asomar la testa de Olaizola II en la contienda. Finalista del Manomanista de Primera, su entreno era un catálogo de colmillo. “Aimar es Aimar. Cuando te toca contra él, queda claro cuánto juega. Hace cosas superfáciles, que parece que está a medio gas, y supera a los tres del partido. En la cancha, parece que juega el triple de lo que da la sensación cuando uno está de espectador”, halaga Agirre, al que también le echó flores el goizuetarra, que dijo de él que “es un rematador nato y será un gran pelotari”. “Yo me lo tomo como un piropo. Salí un poco triste por el partido, pero cuando escuché sus palabras me puse más contento. Es un reconocimiento”, certifica el joven delantero de Asegarce.

Alumbrado ya en profesional, Agirre, no obstante, califica las últimas semanas como “complicadas”, repletas de tensión y nervios. “Me ha venido todo de golpe. Sobre todo, los últimos días. Han sido de bastante tensión. Me llamaban para hacer muchas entrevistas de periódicos y radios, que no me habían hecho nunca. He estado demasiado ajetreado. Escuchar a la gente que me han visto en los medios y todo lo demás, ha sido algo que me ha metido presión”, manifiesta el de Arrotxapea, quien dice que “suelo ser bastante nervioso, pero lo llevo bastante bien. Esto era la final de las finales. Era algo más especial”. De ahí que mostrara fogonazos pero no una definición sostenida y se mostrara “callado” en la liturgia con los tacos: “Estaba bastante nervioso cuando llegué al vestuario. Estaban los del primer partido también. Estuve bastante callado porque de los nervios no tenía ni palabras. Fue bonito”. Respecto al futuro próximo, Agirre señala que “después del trago del debut, lo que quiero es jugar tranquilo y hacer lo mío. No me pongo objetivos particulares. Lo importante es disfrutar del momento y de la oportunidad”. Tras el trago del Labrit, que se llenó de aficionados de su barrio, el neoprofesional pudo disfrutar de “una cena en una sidrería” y de las fiestas de Arrotxapea, que fueron el pasado fin de semana.

Pasados unos días desde el descorche de su actividad como profesional, Asier Agirre reconoce que “todavía cuesta asimilar” que ya está en el camino profesional. “Ahora me toca pelearme con el que venga”, apostilla. El que viene es Iker Arretxe, contra el que jugará dentro del Cuatro y Medio de San Fermín: “No he tenido tiempo para hacer ningún entrenamiento en la distancia, pero siempre me he amoldado bien. Me gusta jugar. Contra Arretxe voy a tener que sudar, y mucho. Yo también iré al máximo y a no voy a dar ningún tanto por perdido”. El duelo será el sábado en el frontón Donibane de Muskiz.

Concentración en Zumaia Por otro lado, Asier Agirre vive a partir de ayer su primera concentración con Asegarce. El puntillero de Arrotxapea y toda la plantilla de la operadora manista están alojados en el Hotel Talasoterapia Zelai de Zumaia y permanecerán allí hasta el jueves “con objeto de romper con la rutina deportiva, favorecer la comunicación y realizar actividades de descanso activo”.