Vitoria - Seis meses después de comprometerse con el gran reto, llegó el día y el atleta vitoriano saboreará mañana a partir de las 09.00 las sensaciones de la prueba reina del atletismo. Por delante, 42.195 metros para demostrarse a sí mismo si es merecedor de un puesto en el Olimpo de los dioses, que para este joven no es otro que los Juegos Olímpicos de Río del año que viene. Con el 25 en el pecho, unas zapatillas de apenas 250 gramos y un grupo a batir donde destacan 17 africanos y una docena de europeos, Iván tratará de cumplir las expectativas y detener el crono en un exigente 02:13, justo la misma marca que fijó en su debut una leyenda como Fiz.

¿Tiene ya necesidad de entrar en la rutina previa a una carrera?

-La necesito. Llegamos ayer a Hamburgo, hoy trotaremos unos 20 kilómetros antes de descansar y mañana afrontaremos el gran test.

¿Ha decidido alterar algo respecto a su preparación habitual en día de carrera precisamente por la particularidad de un maratón?

-No mucho. Me levantaré a eso de las seis de la mañana, desayunaré algo más (pavo, algún yogur, tostadas con aceite y algún cereal), saldré a calentar unos cinco o seis kilómetros, estiramientos y a la salida.

Los pilotos de Fórmula Uno tienden a repasar mentalmente cada circuito antes de una carrera. ¿Usted ya lo ha hecho?

-No conozco el circuito al cien por cien, solo lo he visto sobre el papel. Además no voy a tener la oportunidad de reconocerlo porque el tráfico ayer no estaba cerrado, de modo que tocará tener la cabeza muy bien asentada para que cuando venga el tío del mazo a partir del kilómetro 30 tenga la suficiente madurez como para superar ese sufrimiento.

¿Qué pueden más, los nervios a lo desconocido o a la inquietud porque llegue el momento?

-Le diré una cosa que nunca antes, o por lo menos hace muchísimo tiempo ya, que no me ocurría, y es que no estoy durmiendo bien por las noches y eso son los nervios. En cualquier caso, pienso que tengo una mezcla de todo, del debut, de la distancia... Y lo que siento sobre todo es respeto por una prueba a la que creo que llego muy bien, sobre todo en los últimos dos meses donde he mejorado los parámetros que nos habíamos fijado. Llego en muy buenas condiciones físicas pero también en las psicológicas.

¿A qué se refiere?

-A que quizá este año, con la llegada de algunos malos resultados y situaciones comprometidas como las malísimas condiciones que hemos sufrido en Vitoria y que no me han permitido entrenarme como yo hubiera querido, me he demostrado que he podido superarlos y me encuentro muy fuerte.

Vista con perspectiva esa fase de preparación, ¿quizá la pretemporada en altura en Sierra Nevada no fue una buena idea?

-Quizá me pasé de vueltas y mi cuerpo no fue capaz de asimilar tanto cansancio, y los resultados no llegaban tampoco... Pero estoy contento en cualquier caso porque para mí era una nueva manera de preparar un objetivo. Al final no sabíamos cómo iba a responder mi cuerpo y quizá la altura fue demasiada (2.300 metros) pero me ha servido también para aprender.

¿El beneficio de la altura, el aumento de oxígeno en la sangre, cree que tendrá alguna incidencia en el maratón de mañana?

-Creo que no. El trabajo de Sierra Nevada es muy distinto al que he venido haciendo en los últimos meses. En altura el objetivo fue preparar la temporada de cross, que compaginé después con lo específico para el maratón, por eso mi nivel en campo ha bajado un poco.

Si el gran objetivo de la temporada estaba fijado en el maratón, ¿por qué compaginó ambas pruebas y con ese nivel de exigencia?

-Porque entendimos que era capaz. El cross siempre se puede compaginar con una distancia tan larga como la de un maratón. Ahora bien, luego resultará inevitable que el nivel en campo baje debido a la sobrecarga de kilómetros que exige una preparación maratoniana, que son una barbaridad (risas).

Volviendo al aspecto psicológico de la carrera, ¿cómo se prepara uno para sufrir tanto y durante tanto tiempo?

-Fundamentalmente he pedido muchos consejos a los corredores populares que suelen entrenarse por Vitoria aunque parezca extraño. Son gente que arrastra ya muchos kilómetros y muchas pruebas encima y de los cuales he extraído conclusiones, casi, unánimes y valiosas...

¿Como cuáles?

-Como que gran parte del éxito de un maratón reside en el aspecto psicológico, en tu cabeza; si te puedes reponer a los mazos que vas a sufrir y eres capaz de controlarlos puedes hacer una gran marca. Y Martín Fiz, que de esto sabe un rato, también me ha dicho lo mismo.

Pero el amateur no compite como un profesional, su nivel de exigencia no se puede comparar...

-Eso es cierto pero la exigencia de un maratoniano popular en cuatro horas es la misma que para mí en dos horas y trece minutos. Ellos van al límite igual que yo, por eso otra de las claves es no cebarse en los primeros kilómetros a pesar de que puedas estar eufórico. Suele decirse de un maratón que es una carrera de 30 kilómetros de trote y doce de competición. Pues eso...

Lo acaba de marcar. ¿Su objetivo en Hamburgo es 02:13?

-El objetivo es debutar, terminar y me gustaría poder hacer esa marca, sí, que es la mínima para poder competir en agosto en el Mundial de China (del 22 al 30 de agosto).

¿Qué ritmo de carrera le va a exigir ese reto?

-Correr el kilómetro en tres minutos y ocho segundos de media.

En el maratón de Berlín del año pasado Kimeto firmó algo estratosférico como 02:02:57...

-Eso es otro mundo. Correr a 2.54 el kilómetro es algo que está al alcance de muy pocos.

¿Usted conoce su propio límite?

-Creo que no, al menos en la prueba de maratón, donde soy virgen. Llevo cuatro meses preparando este reto, pero un buen maratoniano no se hace en este tiempo ni en dos años. Creo que es un trabajo de fondo y quizá pueda hablar de mis límites en esta prueba dentro de tres años, como le ha ocurrido a mi amigo Guerra, que debutó en 02:12 y mañana domingo en Londres quiere bajar esa marca en dos minutos.

Dos minutos en tres años...

-Es la grandeza del ser humano pero también su límite físico...

Es habitual que anime las carreras y ofrezca espectáculo para el gran público, sin embargo ese tipo de arreones y estrategias en un maratón le pueden costar caro... ¿A qué va a salir mañana?

-Es cierto que concibo el deporte para dar espectáculo y no para quedar atrás agazapado viéndolas venir. Siempre he sido un tío valiente y me ha gustado atacar, que al final es lo que le gusta también a la gente, que paga por ello, ¿no? Pero siendo todo esto verdad, en la prueba de mañana ya le digo que no voy a arriesgar lo mínimo. Es mi debut, lo quiero terminar con buenas sensaciones y terminar con fuerza en los últimos kilómetros. Creo que tengo la carrera bastante bien diseñada.

¿En su cabeza siempre tuvo en mente el maratón?

-Siempre, aunque en mi carrera haya competido en otras distancias, pero los últimos seis meses de intenso trabajo han sido para llegar hasta aquí, hasta este momento...

No parece fácil explicar dónde reside la belleza o el atractivo del sufrimiento... ¿Usted se ve capaz?

-Uff, no lo sé, es algo muy personal que cada uno tendrá interiorizado de forma distinta. Pero a mí me marcó desde que era un crío, sobre todo después de ver aquellos duelos entre Martín Fiz y Abel Antón. Creo que todo atleta de fondo quiere formar parte de un maratón y sentirlo porque ofrece algo especial...

¿Como qué?

-(Silencio)... No lo sé... Para mí el correr no es un esfuerzo, es un estilo de vida. Hay gente que sale a correr por cuidarse o por estar bien, pero yo corro porque creo que he venido a este mundo para hacerlo. Puede sonar un poco cursi pero en parte creo que he nacido para correr, y eso me hace sentirme un privilegiado porque hago lo que me gusta y además puedo vivir de ello. Y eso en los tiempos en los que estamos es algo de lo que poca gente puede disfrutar, por eso soy un privilegiado. Sé que el día que lo deje no tendré la cuenta del banco a rebosar, como seguramente ocurrirá con un futbolista o un jugador de baloncesto de élite, y me tocará ponerme a trabajar como a cualquier hijo de vecino, pero al menos habré disfrutado de una etapa de mi vida plena.

¿Y en qué le gustaría trabajar?

-Me gustan los chavales y la enseñanza, por eso me gustaría ejercer de profesor, aunque me está costando acabar la carrera porque no es fácil compaginar ambas cosas.

¿Su actuación en el deporte cree que puede servir de modelo, de inspiración, para las futuras generaciones?

-Ojalá, eso sería fantástico. Siempre he dicho y mantenido que soy el primero que entreno y me dejo la vida para ganar porque me gusta la competición pero hay límites que no estoy dispuesto a sobrepasar. No todo vale para ganar, para mí no...

¿Si no acaba será un fracaso?

-No, creo que no. Salvo que fuera por lesión, tendríamos que analizar en qué he fallado. Pero no pienso en ello. Nunca me he retirado y no lo voy a hacer mañana. Solo mi familia y yo sabemos lo que he sufrido para llegar hasta aquí, así que no se me pasa la idea por la cabeza. Quiero hacerlo bien por mí y por toda esa gente anónima que me ha ayudado.