SALAMANCA - Se despistó cuando iba al baño”, resume con humor Aritz Arberas, director del SkyDive Dubai, la gran escapada protagonizada por Rafaa Chitoui, el corredor tunecino que se ovilló de mala manera en la salida de la segunda etapa de la Vuelta a Castilla y León, que partía desde Guarda, Portugal, y que concluía en Fuentes de Oñoro, Salamanca. Desorientado, Chitoui no la disputó, suspendido como estaba en un limbo luso. El ciclista, que tenía que acompañar a sus compañeros, permaneció perdido en tierra de nadie durante cinco horas hasta que los componentes de su equipo dieron finalmente con él. “Se juntaron muchas cosas, fueron tres etapas en una”, dice Arberas, reconfortado porque “realmente no pasó nada grave y el asunto se ha quedado en una anécdota. Algo así no me había pasado en mi vida”.
El episodio de Chitoui enlaza, inexorablemente, con el del gran despiste de Pedro Delgado. El segoviano se extravió por el callejero de Luxemburgo mientras calentaba para emprender el prólogo del Tour de Francia. Era 1 de julio de 1989. Su retraso impidió a Delgado coronarse en esa edición de la Grande Boucle después de ser el ganador de la anterior. Los minutos que se dejó en el prólogo le sentenciaron en París. En Guarda, que no es Luxemburgo, Rafaa Chitoui emuló a Pedro Delgado. Perdió el rastro de la carrera al equivocarse en un cruce después de abandonar el núcleo del equipo. “No es la primera vez que alguien quiere calentar, se le pasa la hora y se retrasa un poco, pero suele enlazar con la carrera dándose un calentón y remontando coches”, expone Arberas sobre lo ocurrido el pasado sábado. “La prueba estaba bien señalizada, pero él se equivocó en un cruce y siguió recto. A partir de ahí se complicó todo”, apunta el director de Chitoui, ganador en esta campaña de la general de la Tropicale Amissa Bongo además de dos etapas en la misma prueba. En Castilla y León no hubo celebración para Chitoui, varado, incapaz de alcanzar al pelotón. “Habló con un policía municipal y le pidió el móvil con Internet para situarse en el mapa. Lo apuntó en un papel, pero no pudo dar con la carrera”, detalla Arberas sobre la desventura del ciclista, que no se podía poner en contacto con los coches del equipo. “En nuestra categoría el pinganillo está prohibido, solo se utiliza en carreras de WorldTour y tampoco sabía el número del móvil para llamar”.
Aislado, con la prueba lanzada, la preocupación surgió cuando se comunicaron entre los vehículos de la escuadra. “Yo pensaba que estaba en el pelotón. Pero nos dimos cuenta que faltaba”. Fue cuando el segundo coche del SkyDive Dubai emprendió la búsqueda, pero tardó más de la cuenta porque la carrera se neutralizó entre los kilómetros 84 y 102 por culpa de la nieve. “El segundo coche salió a buscarle pero no estaba en la salida”. La inquietud creció en el seno del equipo, que se puso en contacto con la organización de la prueba, pensando que “le podría haber pasado algo, alguna caída. Esa era lo que más nos preocupaba”, añade Arberas. En ese tiempo de búsqueda, Chitoui -“que ha dado muchas vueltas por el mundo y sabe buscarse la vida”, describe Aritz Arberas- se fue en bicicleta hasta la meta, que distaba a unos 40 kilómetros del punto de partida, en su particular gran escapada.