China tiene más de 1.300 millones de habitantes y es la segunda potencia deportiva mundial, sobre todo en las modalidades individuales, pero en lo concerniente al deporte rey y más universalizado, el fútbol, los chinos son unos auténticos zotes. Su selección ocupa en número 83 en el ranking de la FIFA y solamente en una ocasión ha participado en un Mundial, en el de Corea del Sur y Japón, en 2002. No pasó de la fase de grupos, y dejó el evento sin tan siquiera marcar un gol.
Pero semejante precariedad tiene toda la traza de tener los días contados. Porque el fútbol se ha convertido en China en una cuestión de estado y ha dado los primeros pasos para la revolución. A partir de este mes, el fútbol será una asignatura obligatoria en los colegios. Para 2017 está previsto que funcionen 20.000 escuelas de fútbol repartidas por todo el país con el objetivo fijado de producir más de 100.000 jugadores. Y antes de 2025 el número de academias construidas deberá alcanzar las 50.000, ya que China tiene previsto pedir la organización del Mundial del año siguiente. Teniendo en cuenta que Asia (Catar) organizará la Copa de 2022, las posibilidades factibles de organizar el gran evento futbolístico se postergarían a los campeonatos de 2030 o 2034. Para entonces, China deberá estar en condiciones de competir al máximo nivel para poder ganar en una modalidad que crece exponencialmente en el gigantesco país en su aspecto lúdico, pero no en la práctica real.
El pasado 3 de marzo el Gobierno chino aprobó un plan de reforma integral del fútbol nacional que, entre otras cosas, convertirá la práctica de este deporte en obligatoria en las escuelas, donde tradicionalmente se enseña modalidades individuales, como tenis de mesa o bádminton.
El plan, que ahora entra en vigor y fue lanzado por el poderoso Comité para la Reforma, una de las principales instituciones del régimen comunista, fue auspiciado personalmente por el presidente Xi Jinping, muy aficionado al fútbol y que ha expresado su deseo de que China logre en un futuro no lejano organizar un Mundial de fútbol e incluso ganarlo.
Los estudiantes de primaria y secundaria de China, unos 200 millones, tendrán libros íntegramente dedicados a la enseñanza del fútbol; una colección de siete volúmenes que deben estar disponibles a final de este mes, según informó la agencia oficial Xinhua.
Los manuales están pensados para alumnos a partir de ocho años e incluyen códigos QR (respuesta rápida) para que, mediante sus teléfonos móviles, puedan descargarse vídeos en los que se explican distintas tácticas y jugadas.
el embrión de evergrande Además, se fomentarán los programas de estudio y práctica en el extranjero, y el Estado español es uno de los destinos preferenciales, dada la concepción de potencia futbolística que se tiene en China de su fútbol.
De hecho, en Cantón, al sur del país, se levanta la Escuela de Fútbol de Evergrande, la cantera balompédica más grande del mundo, auspiciada por el Real Madrid. El enorme recinto residencial, de 1,2 millones de metros cuadrados, fue construido en poco más de un mes y ofrece un aspecto entre college inglés y palacio Disney. A su vera se alinean, como viñedos junto a las grandes bodegas, cincuenta campos de fútbol donde unos 2.300 niños de entre 9 y 16 años intentan prosperar en la práctica del fútbol bajo la tutela de 400 empleados, entre entrenadores, personal de administración y profesores, 20 de los cuales tienen nacionalidad española.
Sin embargo el complejo cantonés surgió por un capricho de Xu Jiayin, el décimo hombre más rico de China, dueño de la promotora inmobiliaria Evergrande y del club Guangzhou Evergrande, cuyo equipo, dirigido por el reputado técnico italiano Marcello Lippi, ganó la última edición de la Champions asiática.
Ahora es el Estado quien ordena y manda. “El mayor problema del fútbol en China es que está muy lejos de las escuelas”, dijo el exjugador de la NBA Yao Ming tras asistir a la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino que tomó la radical decisión en el Gran Salón del Pueblo en Pekín. “Crear talentos sin una base obtenida durante la educación escolar no sería realista ni sostenible”. “Espero que haya otro plan para promover el baloncesto en las escuelas en un futuro próximo”, añadió esta leyenda viva del deporte chino y actual miembro del Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino.
corrupción en la cúpula Paralelamente, el fútbol profesional también ha dado un salto cualitativo con la Super Liga China, resurgida tras hundirse en el descrédito absoluto a consecuencia de un monumental escándalo de corrupción y apuestas ilegales a través de internet que afectaron incluso a la selección China. Se descubrió entonces que todo el sistema, desde los presidentes de clubes hasta los jugadores pasando por entrenadores y árbitros, estaban involucrados en la trama. En 2012, el entonces director de los árbitros, Zhang Jianqiang, fue condenado a 12 años de cárcel por aceptar 24 sobornos y al vicepresidente de la Asociación China de Fútbol, Yang Yimin, le cayeron 10 años y medio por cobrar 1,25 millones de yuanes (189.452 euros) de veinte clubes destinados a amañar los resultados.