Sé que he estado desaparecido durante algún tiempo y que la gente se ha preguntado dónde he estado”. Larry Sanders ha utilizado The Players Tribune, una novedosa plataforma de internet impulsada por la leyenda del béisbol Derek Jeter para permitir a los atletas profesionales comunicarse en primera persona con el gran público sin necesidad de intermediarios (ni periodistas), para aclarar una de las grandes incógnitas suscitadas en el deporte profesional estadounidense en los últimos meses: ¿Qué lleva, a sus 26 años, a un prometedor jugador de la NBA que en agosto de 2013 firmó un acuerdo por cuatro años y 44 millones de dólares a apartarse del baloncesto y romper el acuerdo suscrito con su franquicia (Milwaukee Bucks) perdonando 22 millones? “Ingresé en el Rogers Memorial Hospital, en un programa para tratar la ansiedad, la depresión y los trastornos del ánimo. Me han enseñado mucho sobre mí mismo, sobre lo que es importante, sobre los aspectos en los que quiero volcar mi tiempo y mi energía”, reconoce este pívot que en los dos últimos años ya había dado sobradas muestras de conducta errática fuera de las canchas. Quizás fruto de este tratamiento psiquiátrico, el jugador -¿o habría que decir exjugador, pues asegura que no tiene intención de regresar a las canchas en un plazo corto de tiempo- se presenta de esta manera en el vídeo enviado a The Players’ Tribune: “Soy Larry Sanders; persona, padre, artista, escritor, pintor, músico y a veces juego al baloncesto”.

Formado en la universidad de Virginia Commonwealth y elegido en el puesto 15 del draft de 2010 por los Bucks, Sanders, pívot de 2,11 explotó como elemento diferenciador defensivo en su tercer año profesional, promediando 9,8 puntos y 9,5 rebotes. Pero tras ese curso y la firma de su gran contrato, su carrera se ha llenado de problemas extradeportivos. La pasada temporada solo jugó 23 partidos tras dañarse el dedo pulgar de su mano derecha en una pelea en un pub y ser sancionado por dar positivo por marihuana en un test antidroga, y en la presente no se había vestido de corto desde el 23 de diciembre. La franquicia lo achacó primero a una enfermedad, posteriormente adujo problemas personales, pero los rumores se dispararon cuando el 16 de enero la NBA dio a conocer una nueva sanción al jugador por volver a saltarse la política antidroga de la liga. Durante estas semanas nada se supo del jugador hasta que los Bucks comunicaron el 21 de febrero que habían llegado a un acuerdo para rescindir el contrato del que estaba llamado a ser gran pilar del equipo. Según los medios estadounidenses, Sanders ha perdonado en este acuerdo aproximadamente la mitad del montante económico que firmó en su día con la franquicia de Wisconsin.

Por consiguiente, el pívot no podrá regresar a la NBA esta temporada algo que, según asegura, no tiene previsto hacer a corto-medio plazo. “Sabía que iba a haber muchas especulaciones alrededor de mi decisión, pero es una locura que se centren en el tema del dinero. Como alguien que creció sin nada, sé que el dinero es importante y que la oportunidad de jugar en la NBA es algo por lo que debería estar increíblemente agradecido, pero no son cosas que me empujen en la vida. Nunca he perseguido el dinero, no es el parámetro por el que yo defino el éxito, la felicidad no está detrás de una puerta dorada. No soy diferente de la persona para la que su trabajo de 9.00 de la mañana a 17.00 de la tarde no es el soñado. Da miedo alejarse de la seguridad, pero me hubiese atemorizado más vivir preguntándome qué hubiese sido de mi vida si... Amo el baloncesto y, si llego a un punto en el que crea que puedo volver a jugar, lo haré, pero ahora he tenido que hacer caso a mi intuición y darme a mí mismo el espacio y el tiempo para explorar mi verdadero propósito en la vida”, ha dicho como declaración de intenciones.

Uso de marihuana Sanders admite el uso de marihuana “con propósitos medicinales, para combatir los síntomas que sufría como consecuencia del estrés y la presión que soportaba por mi trabajo” y admite que la NBA “parece un lucrativo y deseable trabajo, por lo que la gente se pregunta cómo se puede ser infeliz en mi posición, como puede ser esa situación indeseable para alguien”, antes de asegurar que la “felicidad es algo interno” y criticar que “cuando llegas a la liga tus manos se llenan de muchísimo dinero salido de ninguna parte y la gente cambia automáticamente a tu alrededor. Para muchos te conviertes en un cajero automático, tienes que ser correcto en tus declaraciones, dejar a un lado tu libertad de expresión, no puedes mostrar tus sentimientos, nadie te guía ni te enseña lo que debes hacer y lo que no...”.

Su decisión de alejarse, al menos momentáneamente, de la NBA, y sus explicaciones han levantado polvareda. Su trayectoria profesional le ha hecho ganar más de 30 millones de dólares (15 de ellos los recibirá en plazos durante siete años), pero hay quien teme que acabe convertido en otro juguete roto, en un nuevo caso de jugador que tira por la borda no solo una carrera sino también una fortuna. Él, por su parte, asegura que debe poner en orden su mente antes de que el baloncesto vuelva a ser una prioridad... si es que alguna vez vuelve a serlo. Porque, argumenta, Larry Sanders es “persona, padre, artista (ha salido en la película Movie 43), escritor (ha publicado una novela), pintor (el diseño de skates es su gran pasión), músico y a veces juego al baloncesto”. Ahora mismo no lo hace.

Siempre en Milwaukee. Tras disputar tres cursos en la universidad de Virginia Commonwealth (2007-10), fue elegido en el puesto 15 del ‘draft’ de 2010 por los Bucks, franquicia en la que ha permanecido desde entonces. Su mejor temporada fue la 2012-13, en la que promedió 9,8 puntos y 9,5 rebotes y fue tercero en la votación de jugador más mejorado de la NBA por detrás de Paul George y Greivis Vásquez.

50 partidos en dos cursos. En las dos últimas campañas, Sanders solo ha jugado 50 partidos como consecuencia de las lesiones y las sanciones por violar la política antidrogas de la NBA. Él mismo ha reconocido ser consumidor habitual de marihuana, aunque asegura que lo hace con fines medicinales.