Vitoria - La inauguración del espectacular Gasteiz Sport, uno de los gimnasios más modernos de Euskadi especializado en deportes de contacto que se ubica en la calle Oñate, tuvo ayer a un invitado de lo más especial. Toda una institución del pugilismo como Javier Castillejo, retirado desde el año 2009, impartió ayer una master class en una jornada de puertas abiertas para todos los amantes del boxeo.

¿Qué relación le une con una figura local como José Luis Celaya?

-Le conozco desde hace años como buen entrenador que es. Coincidimos en un curso y nos sacamos un título, entonces me llamó para ver si quería hacer algún seminario en su gimnasio el día de su inauguración y me pareció una buena idea. Ojalá responda la gente y vaya todo muy bien.

Todo lo que sea promocionar el boxeo es positivo y Vitoria es una cuna de buenos pegadores. ¿Le consta que es así?

-Sí, por supuesto. En Vitoria y otros lugares del País Vasco se vive el boxeo de forma muy especial. Siempre ha tenido la fama de haber buenos boxeadores y se han hecho veladas en condiciones. Creo que al público le encanta y se merece ver un buen espectáculo.

¿Qué ha sido de ‘El Lince de Parla’?

-Tengo mi propia escuela de boxeo, soy entrenador nacional y también hago cursillos en la Federación. Vamos a ver si de una vez por todas dejamos el boxeo donde se merece.

No se vive una época de bonanza en ningún ámbito de la sociedad. ¿También sufre la crisis el boxeo?

-Pues voy a decir una cosa bien alta. Los gimnasios están llenos pese a todo lo que estamos sufriendo. La gente practica el boxeo como deporte y lo practica para competir. El tema es lo de siempre: somos un deporte muy marginado en la prensa y la televisión. Parece que poco a poco empieza a tener algo más de tirón, pero lo que realmente hace falta es que haya más repercusión mediática.

Como en otras modalidades, ¿también faltan medios económicos para apoyar el boxeo de base?

-Además de los medios, hace falta otro tipo de apoyos procedentes de los patrocinadores. No hay dinero para invertir en las escuelas, para que los niños se vayan formando y para que sean grandes campeones el día de mañana. Sobre todo, grandes deportistas y grandes personas.

Sobre su deporte siempre hay muchos prejuicios, pero ustedes alegan que fomenta valores positivos. Explíquese.

-Mira, yo tengo en la escuela niños con problemas de coordinación, niños y niñas hiperactivos. El boxeo como deporte es muy serio y muy bueno para todo el mundo, sobre todo para los más pequeños.

¿Vienen pegando fuerte las nuevas generaciones? ¿Hay relevo generacional para figuras de su calibre que lo fueron todo en esta modalidad?

-Hay muchos boxeadores jóvenes que están haciendo un buen trabajo, con proyección y un interesante porvenir. El boxeo ha mejorado mucho en los últimos tiempos, vemos a buenos competidores y creo que esto va hacia arriba.

Usted posee un palmarés envidiable. ¿De qué está más orgulloso?

-Estoy orgulloso de mi carrera en general, de todos los años que he estado en activo, que han sido muchos, de todos los títulos conseguidos y, sobre todo, de haber sido campeón mundial ocho veces.

¿Alguna espina clavada?

-Sí, quizás el hecho de no haberme quedado en Estados Unidos. Mi carrera habría sido diferente.

España no tiene campeones mundiales en todas las especialidades deportivas. ¿Estima que le ha faltado el reconocimiento de la gente?

-Bueno, sí. Como decía un buen amigo, estamos en un país de panderetas. Sé cómo está montado este circo y que no valoran lo suficiente a la gente. Hay un refrán que dice que nadie es profeta en su tierra y eso ha sucedido en mi caso. Eso sí, me congratulo por el hecho de que fuera de España hay gente que me respeta y entiende de que va el tema. El boxeo es un deporte duro y serio en el que cuesta mucho llegar a la cima. En otros países me han valorado más. Aquí, sin embargo, alguno se echa las manos a la cabeza cuando tienen que hablar bien de ti.

En su día acuñó la frase lapidaria “nací boxeador y moriré boxeador”. ¿Ha tenido alguna vez la tentación de regresar al ring?

-Después de tantos años como los que he estado en el boxeo profesional, una vez que te retiras sientes un vacío y psicológicamente te quedas un poco fastidiado. Muchas veces me he preguntado sobre lo que voy a hacer a partir de ahora y se te pasa por la cabeza la idea de volver, pero hay que tener la cabeza fría en ese momento. Una vez que consigues grandes metas y eres campeón del mundo, lo mejor es una retirada a tiempo porque ya no tienes nada que demostrar. Fue una decisión complicada, pero había que dejar paso a otra gente. Ahora sigo involucrado de distinta manera aportando mis conocimientos a toda la gente que quiere aprender y conocer todo lo bueno que posee el boxeo. Lo más importante ahora es inculcar valores y formar grandes campeones del ring y también de la vida.