Vitoria - Empezó el año tenístico con Novak Djokovic levantando el Abierto de Australia, el primer Grand Slam, tras el cual los cuatro primeros puestos del ranking de la ATP vuelven a ser ocupados por el cuarteto que ha dominado en la última década. Tras el serbio, están Roger Federer, Rafa Nadal y Andy Murray en un orden que ha cambiado durante estos años y que apenas ha dejado hueco a otros jugadores. Además, en este arranque de curso varios torneos han caído en manos de jugadores mayores de 30 años, que mantienen un alto nivel competitivo, lo que lleva a pensar que el relevo generacional en este deporte no termina de llegar.
Al mismo tiempo, se ha abierto un cierto debate sobre el futuro que aguarda al tenis. En Australia algunos jugadores protestaron por la extrema rapidez de algunas pistas, lo que favorecía el juego de los sacadores que buscan puntos rápidos y un menor desgaste. El propio Nadal alzó la voz con contundencia y aseguró que eso no es lo que quiere el público. Pero también algunos analistas criticaron la calidad del juego en la final entre Djokovic y Murray en la que hubo, sobre todo en los dos primeros sets, intercambios largos y poca inventiva.
Igor del Busto, presidente de la Federación Vasca, comenta a este respeto que en diferentes foros y comisiones internacionales de tenis se está discutiendo sobre “fabricar una pelota más grande, prescindir de los segundos saques o acortar el cuadro de saque. Pero son decisiones que cuesta tomar”. La impresión general en el mundillo es que “las pistas excesivamente rápidas no favorecen el espectáculo. Incluso en Wimbledon se puso una hierba más resistente y más lenta para que hubiera más peloteo. No sé si en Australia lo hicieron para favorecer a sus jugadores, como Kyrgios”.
Como en casi todo, la virtud estará en el punto medio. “En el Open Kiroleta de Bakio que dirijo muchos jugadores esperan encontrarse una pista rápida, pero luego es otra cosa. Sé que los sacadores salen perjudicados, pero el público quiere ver peloteos”, afirma Del Busto, que aún recuerda el Wimbledon de 1992 que Andre Agassi le ganó a Goran Ivanisevic pese a que el croata firmó casi 40 aces en la final. Ahora, jugadores como Milos Raonic, Kevin Anderson o John Isner, desde sus dos metros de altura, plantean partidos a cara o cruz, pero se ven incapaces de resistir en los decisivos duelos a cinco sets.
El juego de saque-volea ha pasado a la historia porque cada vez hay mejores restadores y la uniformidad de las pistas durante la mitad del año obliga a disponer de muchos más recursos. Quizás por eso, a la larga, los grandes títulos casi siempre los ganan los mismos. 2014 abrió Australia a Stanislas Wawrinka y el US Open a Marin Cilic, pero el suizo ya no ha podido repetir este año y eso le llevó a caer al noveno puesto del ranking. El croata, de la estirpe de sacadores, está de baja ahora mismo por lesión.
En relación a esta escasa movilidad de la lista mundial, Igor del Busto deja una verdad irrefutable: “que los cuatro primeros de la ATP son muy buenos”. “Técnica, física y mentalmente”, subraya. Efectivamente, Djokovic, Nadal y Federer están entre las ocho jugadores que más Grand Slams han ganado en la Era Open y esa coincidencia temporal frena las expectativas de todos los demás “y eleva la competencia entre ellos mismos”. Esta rivalidad ha colocado a los tres a un nivel inalcanzable. “A Murray, aunque ha ganado dos Grand Slams, le cuesta seguir ese ritmo porque creo que está un peldaño por detrás. Juan Martín Del Potro estuvo cerca de meterse entre ellos, pero las lesiones le han machacado”, comenta Del Busto.
El serbio manda con 13.045 puntos, saca más de 4.000 puntos a Federer y más de 7.000 a Nadal y Murray. “Djokovic se está consolidando como el mejor en estos años y Nadal es una incógnita de nuevo”, señala el presidente de la Federación Vasca. Hoy empieza la gira sudamericana de tierra en la que el balear espera coger su mejor ritmo con la vista puesta en Roland Garros. En la arcilla, los demás deben ir a su estela, lo que provocará que el ranking mundial se mantenga sin demasiados cambios. El japonés Kei Nishikori aparece como el principal candidato a ingresar en ese Top 4.
“Los cuatro permanecerán ahí mientras sigan motivados. Han ganado todo, pero siguen teniendo ganas de competir, como han demostrado Federer o Nadal para salir de sus momentos bajos”, indica Igor del Busto. Por eso ya no es como cuando el propio Rafa Nadal irrumpió en la élite siendo menor de 20 años o como cuando en los 80 aparecían estrellas casi adolescentes. “Ahora cualquier joven tiene que ser muy bueno para poder llegar a esas cotas y tener suerte con las lesiones y los cuadros. La competencia es brutal”, añade. Además, los cuidados médicos han alargado la vida deportiva de los jugadores y ya los 27-28 años, ni siquiera los 30, no son la frontera del declive. Por eso, el relevo en el tenis no llega.