Lemoa - Fue en el invierno de 2013 cuando se destapó para Aspe Aitor Irusta. Desde entonces, ha progresado mucho hasta conseguir el premio de entrar en profesionales.
¿Cómo han transcurrido estas semanas previas al debut?
-Hasta saber que tenía contrato se había hablado mucho en los medios de comunicación. Cuando te toca a ti, casi te enteras el último. Estas dos semanas antes de salir las he pasado bastante bien, tranquilo, con el tiempo ocupado. El mismo día y durante el calentamiento estuve tranquilo, pero cuando hice el paseíllo y demás me puse algo más nervioso.
La de pelotari es una carrera de fondo...
-Está claro. En Eibar no jugué un partido bueno, tampoco malo porque fallé poca pelota, pero para lo que estoy entrenando, que estoy gozando mucho con la derecha, estaba con tensión, agarrotado, me costaba moverme. En el quinto tanto parecía que había jugado treinta. Espero salir más relajado en los próximos encuentros y mostrar que la derecha me funciona bien.
En la actualidad, Aspe cuenta con pocos zagueros fuera de campeonato, por lo que raro sería que no hubiera hueco en los festivales para usted. Positivo, ¿no cree?
-Sí. Aspe cuenta con pocos zagueros y hay cuatro en el Parejas de Primera y otros tres en el de Segunda. Quedamos Cecilio, Merino y yo. Visto como está la gente, que anda justa de manos, si toca entrar a sustituir lo haremos encantados. Saldré a dar todo lo que tengo.
¿Lo más importante es el rodaje?
-Sí. Entrar en la dinámica porque de manos en los últimos años he sufrido poco, pero de joven tuve problemas porque tenía la mano grande y la pelota era pequeña. Toca coger confianza e ir poco a poco asentándome en los partidos de Segunda o en los teloneros. Tengo claro que tengo que hacerme, ir poco a poco y entrenar para ir jugando más arriba. La base está en entrenar, jugar partidos y andar paso a paso.
Los pies en el suelo.
-Está claro. Ni cuando jugaba aficionados era o bueno o malo, ni ahora soy mejor. Soy el mismo.
Ha vivido años jugando en aficionados frente a pelotaris experimentados y hombres que conocen muy bien la pelota, ¿cómo lo valora?
-A mí me ha servido de mucho. Estos últimos años he jugado a gran nivel y he jugado contra exprofesionales que han estado muchos años. Galarza, Gorriti, Cabrerizo, Beobide... Por algo fueron profesionales. Bajo mi punto de vista está muy bien que haya una mezcla de chavales jóvenes y experimentados. Juntar juventud y veteranía. Así hemos aprendido todos.
Además, ha trabajado el físico para dar el salto.
-Desde cadetes hacía algo, pero en 2013 fue cuando me puse más a fondo. Me llamaron de Aspe después de perder en semifinales del DV contra Artola-Peñas y me comentaron que el físico y el frontón eran importantes. Me dijeron para ir a Tolosa, pero me venía mal. Miramos que con Aitor Erauzkin andaban Iñaki Larrinaga, Danel Elezkano e Iñaki Iza y empezamos aquí. También el fruto viene del trabajo de Aitor.
¿Le mete mucha caña?
-Sí. Yo me suelo quejar en bromas y él me anima. Tenemos buen ambiente. Eso es muy importante, porque hay buen rollo.
¿Cómo lleva el tema de las lesiones?
-En los últimos años no he tenido problemas, pero tuve una lesión grave cuando tenía 14. Me rompí el tobillo. Fueron cuatro meses malos. Fue en cadetes, cuando me pasé a zaguero, que todavía tenía que asentarme. Justo cuando mejor andaba, en una sesión física se me salió el maleolo y me tuvieron que poner dos tornillos. Me operó Mikel Sánchez.
Pasó de delantero a zaguero...
-Y se me daba bastante bien. Atacando andaba bien, pero defendiendo era lento. Estuvieron hablando los entrenadores porque faltaban zagueros y acabamos quedando subcampeones de Bizkaia, pero nos costó entrar en cuartos. A partir de ahí me solté. Esas decisiones pueden ser muy duras y en mi caso fue buena.
¿A qué pelotaris se ha enfrentado más de pequeño?
-Desde críos jugábamos mucho contra el club Adiskide de Galdakao, recuerdo que la mayoría de las veces contra Legorburu-Galarza. Contra ellos hemos jugado hasta hace poco desde que éramos chiquititos.
¿Qué aficiones tiene aparte de la pelota?
-Las motos me gustan mucho. No tengo, pero me gusta ver. Tengo un amigo que corre, me gusta ir con él y ayudarle en lo que puedo: llevarle las gafas, el agua, echarle gasolina... En general, los deportes con motor me gustan.
¿Un ídolo?
-Simoncelli. Desgraciadamente se fue. También Rossi.
Dos pilotos arriesgados, ¿no?
-La máxima de Simoncelli era Race Your Life, arriesgaba mucho y yo también digo que el que no arriesga no gana. Ya se vio en Eibar que si tengo que entrar de aire, lo hago, arriesgo. Si me sale bien, bien; y si sale mal, a la siguiente lo trataré de hacer mejor.
¿Qué sintió cuando se enteró del accidente mortal del piloto italiano?
-Si le digo la verdad, no lo vi. El Gran Premio era en Malasia y era por la noche. Muchas veces me despertaba a verlo, pero aquel día no lo hice. Mi padre me lo dijo cuando lo vio en la televisión y me dio mucha pena.
Se juegan la vida.
-Ellos están muy preparados. Fue mala suerte. Ese año, Simoncelli andaba muy bien en entrenamientos, pero no ganó ni una carrera, siempre se caía. Creo que si anteriormente hubiera ganado, en la caída se hubiera dejado llevar y no hubiera intentado levantar la moto, que le hizo un extraño y fue cuando le pasaron por encima.
¿Genio y figura?
-A mí me encantaba. Quizás era demasiado agresivo y ya tuvo alguna con Lorenzo y Barberá. Era un genio y lo sigue siendo.
Volviendo a la pelota, tiene usted una buena oportunidad.
-Eso es. Mi objetivo a día de hoy es entrenar a tope para ir cogiendo experiencia y ya dentro de cinco o seis meses, cuando esté más asentado, intentar ir hacia arriba. A ver qué dice el futuro.