Vitoria - La tradición manda y la misma dice que hasta el último día de año hay que cumplir con la cuota deportiva. En este caso, la San Silvestre, una mezcla de competición deportiva y carrera popular que un año más inundará las calles del centro de Vitoria cuando el sol decline y que será el preludio de una opípara cena y sus posteriores uvas. Pero antes de entrar en 2015, muchos corredores se calzarán las zapatillas por última vez en 2014 para disfrutar de un evento que siempre aporta un colorido especial a la Nochevieja vitoriana con los disfraces de muchos de sus participantes y el ambiente festivo que se vive a lo largo de todo el recorrido.

Como viene siendo habitual en los últimos años, la cita con la San Silvestre se dividirá en dos tandas. La primera de ellas será la destinada a los más pequeños, los niños nacidos a partir del año 2000, que correrán una carrera sobre 1.100 metros con salida y llegada en el mismo punto de la calle Olaguibel tras pasar por Paz, Postas, Plaza de la Virgen Blanca, Mateo de Moraza y Lehendakari Agirre y que dará comienzo a las 17.30 horas.

Una hora más tarde, a las 18.30, y desde el colegio Corazonistas, comenzará la carrera popular. Un recorrido de 6.450 metros que pasará por las calles Navarra, Salbatierrabide, Rosalía de Castro, Portal de Castilla, Ramón y Cajal, Paseo de la Senda, Manuel Iradier, Pío XII, Los Herrán, Plaza Carlos I, Portal de Legutiano, Francia y Paz antes de enfilar la recta de meta que también estará situada en la céntrica calle Olaguibel.

Entre los que pelearán por la victoria en la San Silvestre cabe destacar la presencia de los dos últimos campeones de la cita. Tanto Iván Fernández como Elena Loyo tratarán de revalidar sus títulos de 2013 en la cita de esta tarde, aunque tendrán una competencia interesante con los corredores que hace apenas unos días fueron los grandes protagonistas en el Medio Maratón.

Pero si por una cosa es especial la San Silvestre es por el colorido que le aportan los corredores populares al centro de una ciudad que volverá a llenarse de disfraces y alegría.