Marrakech - El Real Madrid busca su primer Mundial de Clubes, el único título que falta en sus abarrotadas vitrinas, y poner el broche de oro al año en el que conquistó su ansiada décima Copa de Europa, para lo que tendrá que superar la pasión del San Lorenzo argentino, que disputará el partido de su vida.

Solamente el poder de la ilusión puede recortar la abismal diferencia de calidad que separa al Real Madrid del San Lorenzo. El presente marca una distancia futbolística abismal entre clubes millonarios y un fútbol, el argentino, obligado a exportar cada vez más jóvenes a sus estrellas.

La motivación con la que llegó el club blanco al torneo y el hambre de más éxito, le hizo no tener piedad del Cruz Azul en semifinales (4-0).

En plena racha histórica de triunfos, 21, y récord de goles de un equipo español, el Real Madrid quiere cerrar 2014 a lo grande.

El conjunto madrileño llega lanzado a la final del Mundial de Clubes y sin dudas que despejar en su juego. Tan sólo un par de ellas, acaso, en el equipo titular para Carlo Ancelotti, el técnico que ha devuelto, desde la calma, al éxito al conjunto madridista.

Ancelotti debe decidir si fuerza a Sergio Ramos, y especialmente si lo hace con James Rodríguez

La final la comienza ganando en los despachos el San Lorenzo. La presión de su presidente se impuso. La FIFA tenía decidido que el árbitro del partido sería el portugués Pedro Proença, pero finalmente será el guatemalteco Walter López el encargado de impartir justicia. Satisfacción en el club argentino y molestia en el español.

Se defiende San Lorenzo de antemano y promete no recortar la diferencia de calidad que existe con su rival apelando a la violencia, dureza, ni el otro fútbol. - Efe