¿Tiene asegurada la continuidad el equipo?
-En principio sí. En un año hemos cogido mucha repercusión, hay gente que quiere que estemos en sitios, nos han llamado para correr en el extranjero... pero con la economía de que disponemos en estos momentos no es suficiente. Lógicamente ahora mismo necesitamos mucho más. Para poder seguir creciendo y asumiendo nuevos retos hace falta que las instituciones nos ayuden un poco más. Si no, corremos el peligro de estancarnos, ir hacia atrás o incluso quedarnos por el camino.
Imagínese esta conversación dentro de un año. ¿De qué estaremos hablando?
-Pues esperemos que de otra campaña brillante, de que el equipo esté asegurado, que algún corredor haya pasado a profesionales... Con eso me daría por satisfecho. No que tengamos más o menos victorias sino que verdaderamente todo lo que hayamos hecho vaya por la línea que yo quiero y sobre todo que desde las instituciones y los sponsors se continúa viendo el proyecto como algo serio, como se está viendo hasta ahora.
Y que sigan poniendo todos su granito de arena, ¿no?
-Está claro. Al final antes íbamos con muchísima ilusión pero con un papel en blanco. Hemos demostrado que, independuentemente de las victorias, el trabajo que se ha hecho ha sido siempre para llevar tanto los sponsors como Vitoria y Álava siempre lo más arriba posible dentro de nuestras posibilidades y lo que queremos es seguir creciendo en esta línea. Si nosotros no llegamos a ese objetivo, yo por mi parte voy a ser el primer en decir basta. Mientras tenga esta mentalidad, las ganas de trabajo y sobre todo el saber hacer, que creo que puedo tenerlo, vamos a intentar seguir a tope y sobre todo pedir que nos ayuden.
Se va a encontrar este año en el pelotón con un viejo conocido, vuelve Manolo Sáiz con el Baqué.
-Sí, sí. Está claro que unos pensarán que es muy malo, otros que es muy bueno... Yo tengo mi opinión y me la guardo y es verdad que, a sabiendas de que lleva ya un par de años trabajando en la sombra con el equipo, si el trabajo que ha realizado en la parte de arriba sirve para realizarlo abajo, bienvenido sea. Pero creo que no se tiene que olvidar que estos son chavales y que hay otros objetivos en la vida.
No es todo ganar, ¿o sí?
-Claro, no todo es ganar. Al final esto es formar para que puedan ser ciclistas en el futuro, no hoy en día. El ciclismo ha cambiado muchísimo. Son chavales jóvenes, son chicos que tienen que saber lo que es el sacrificio y el trabajo y con los que se tiene que trabajar con muchísimo mimo. Muchas veces más que un director necesitas ser un psicólogo para ellos. Tanto los chavales tienen que entender eso como nosotros trabajarlo así porque al final también tenemos que aprender y saber lo que queremos.
¿Hay que ser más psicólogo-padre que director entonces?
-Está claro. Cuando tus corredores te cuentan cosas personales, que no les cuentan a sus padres, incluso referentes a sus familias, al final tienes que saber gestionar eso también. No le puedes decir a un chaval ‘sal por donde has entrado’ sin al menos darle una vuelta y hacerle ver que esto es otra cosa y que el andar en bici va atado al estado anímico. Si el corredor es feliz, va a rendir en la carretera. Y tienes que aprender de eso. Yo suelo decir que a día de hoy tengo diecisiete hijos, la mía más luego otros dieciséis.