GASTEIZ - Imagine que le proponen participar en una carrera de larga distancia en la que compite contra diecinueve de sus amigos. Se trata de ver quién llega antes a Sevilla saliendo desde Bilbao. El promotor de esta iniciativa decide que a dos de los participantes les facilita sendos billetes de avión. Tres o cuatro de los rivales ven la medida injusta, patalean, protestan alegando que ellos también son muy guapos y consiguen que se les otorguen diferentes modelos de coche para atravesar la península. Hay quien rasca un Ferrari y hay quien tiene que afrontar la carretera con un dos caballos. Pero cuando usted y el resto de participantes preguntan qué hay de lo suyo, el organizador les enseña sus deshilachados bolsillos y pone cara de circunstancias. Por vergüenza, por el qué dirán, reparte entre todos una flota de carros de bueyes. Se da la salida a la carrera y cada uno exprime sus bazas. Usted se esfuerza en mantener motivados a sus animales, se gasta el dinero en buen forraje y pienso para que coman a lo largo de los casi 900 kilómetros del recorrido y maltrata su tarjeta de crédito para financiar las noches que tiene que pasar en las cuadras que encuentra por el camino. Al mismo tiempo, varios de los participantes se han dejado un puñado de euros en gasolina para sus coches e incluso alguno ha tenido que pedir prestado a la parienta para pagar una multa por haberse emocionado pensando que podía llegar a la Torre del Oro antes que los dos gallos que partieron en asientos de primera clase desde Loiu. De nada sirve. Es todo una ilusión. Para cuando el más rápido de ellos circunvala Madrid, los que han viajado por aire ya dan palmas y taconean en el barrio de Triana. Para colmo, usted y el 90% de los participantes, a falta de información que explique por dónde viajan en ese momento sus entrañables carros de bueyes, tendrán que oír por la radio un interminable debate en el que unos besarán los pies del ganador como si fuese un semidios y otros reclamarán que el que ha quedado segundo lo ha hecho rompiendo todos los récords habidos y por haber en cuanto a regateo de azafatas de vuelo se refiere.

Este ejercicio mental solo ha servido para crear virtualmente la carrera más estúpida que se podría poner en marcha, pero si lo extrapola al fútbol se encontrará con que es una descripción bastante fiel a lo que es hoy en día la Liga española. Los aviones, los coches y los carros de bueyes serían el equivalente al reparto del dinero de las televisiones, una medida que condiciona radicalmente la competición antes de que arranque. La española es la única de las principales ligas europeas que negocia los derechos de televisión de forma individual y eso ha provocado que los dos clubes más poderosos, Real Madrid y Barcelona, facturen por este concepto unas cantidades desproporcionadas respecto al resto de sus rivales, permitiéndose hacer fichajes multimillonarios cada temporada mientras los otros clubes se enfangan en deudas persiguiéndoles a años luz en términos clasificatorios. El presidente de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), Javier Tebas, lleva tiempo abogando por dar el salto a la negociación colectiva de los derechos de televisión. La semana pasada, en el marco de una convención mundial de contenidos audiovisuales deportivos que se celebró en Mónaco, apuntó que desde su organización se ha realizado un enorme esfuerzo para formular un acuerdo que sea justo para todos los clubes. “En los 18 meses que llevo como presidente de la Liga, la venta colectiva de los derechos televisivos es parte fundamental del proyecto”, aseguró, “la LFP ha realizado un enorme esfuerzo para formular un acuerdo que sea justo para todos los clubes buscando la correcta distribución de los beneficios”.

La ‘guerra del fútbol’ A la hora de buscar la explicación de por qué los clubes de fútbol no negocian actualmente de forma conjunta, hay que buscar en el mercado de las plataformas de producción y distribución televisiva. La ley de la oferta y la demanda fue el caldo de cultivo perfecto para que cada uno tratase de sacar más dinero por sus derechos. Los equipos se repartieron entre las diferentes plataformas de televisión y estas se vieron obligadas a llegar a acuerdos para poder emitir los partidos. No debió ser una tarea fácil para que bautizasen este proceso como la Guerra del Fútbol.

La negociación individual, debido a la competencia entre las propias plataformas, hace que para los consumidores sea más barato comprar los partidos, pero como contraprestación también favorece que la liga resultante sea menos igualada, competitiva y atractiva. En el lado de la negociación colectiva, en el que todos los clubes venden sus derechos en un único paquete, se facilita que se cree un monopolio en torno a la retransmisión de los partidos, pudiendo resultar estos más caros para el consumidor. Eso sí, tiene el gancho de poner los cimientos para una competición con equipos más competitivos que dan más espectáculo.

Actualmente los clubes españoles disfrutan de los últimos coletazos de los contratos televisivos que firmaron en su día. El futuro inmediato está en el aire debido a un supuesto cambio en la legislación que no termina de llegar. El Consejo Superior de Deportes (CSD) arrancó en abril de 2013 con una Ley del Deporte que establecería la obligación de negociar los derechos de televisión de forma colectiva. La medida no surgía de un repentino sentimiento antimadridista o antibarcelonista del Gobierno, sino que tenía una motivación meramente recaudadora. En enero de 2012 la deuda de los clubes con Hacienda alcanzaba los 752 millones de euros y, tras acordar que los equipos tendrían que pagar 674 millones antes de 2020 para no ser expulsados de la Liga, se propuso el cambio de negociación para asegurarse que todos los clubes tuviesen una entrada de dinero más importante en concepto de derechos televisivos. Se trataba de garantizarles ingresos que posibilitasen el pago de su deuda. Hay que tener en cuenta que actualmente los derechos de televisión suponen entre el 35 y el 44% de los ingresos anuales de cada club y que, además, los equipos de fútbol están sobreviviendo haciendo equilibrios en el borde del precipicio: una veintena de clubes de Primera y Segunda División han entrado en concurso de acreedores desde 2004.

Pero los intereses de Real Madrid y Barcelona no se ningunean de una manera tan sencilla. Se esperaba que esa Ley del Deporte se aprobase a finales de 2013, cosa que no ha ocurrido. La dilatación de este periodo en el limbo ha hecho que los clubes se cansen de esperar y muevan ficha en sus negociaciones con las plataformas de televisión. La semana pasada el Barcelona llegó a un acuerdo con Movistar TV por sus derechos televisivos. No se ha hecho público la cantidad que percibirá el club blaugrana, ni cuántos años durará. Todos estos detalles permanecerán en secreto hasta que se sepa qué pasa con la Ley del Deporte. Real Madrid y Barcelona, así como las dos empresas que quieren poseer sus derechos, Mediapro y Telefónica, quieren que esta ley se postergue y puedan firmar así sus acuerdos por más de un año, que es el tiempo que queda antes de que, en teoría, se instaurase el nuevo marco jurídico que propone el CSD. Las hojas del calendario van cayendo y, si el Gobierno no mueve ficha, el tablero se prepara sin remedio para la II Guerra del Fútbol.

Parece ser que Cristóbal Montoro está dispuesto a sacar antes de que termine 2014 un Real Decreto que definitivamente obligue a los clubes a realizar una venta conjunta de los derechos de televisión. Las estimaciones del CSD son que el precio de los derechos subirá de los 700 a los 1.000 millones de euros. El 50% se repartiría a partes iguales entre los clubes y de la otra mitad el 30% sería por la última clasificación de la Liga y el 70% por la clasificación de las últimas seis temporadas. Esta medida empezaría a ponerse en marcha en 2016.

Piratería Pero los agentes del fútbol no se limitan solo a esperar a que el Ejecutivo tome cartas en el asunto. La semana pasada la LFP, en nombre de todos los clubes estatales, solicitó al Gobierno que realizase una mejora del marco legislativo para combatir la piratería de las emisoras televisivas del fútbol a través de Internet. Este fenómeno le supone al fútbol, siempre según la LFP, unas pérdidas de 150 millones de euros anuales. Y es que los números de abonados a plataformas de pago para ver los partidos de fútbol en España distan mucho de lo que ocurre en otros países. En España solo 3,8 millones de usuarios están dados de alta en estas plataformas, mientras que catorce millones de personas han contratado este servicio en Inglaterra y otros diez millones han hecho lo propio en Italia. Esto se traduce en el dinero que las respectivas ligas facturan por este concepto: la LFP obtiene 600 millones, muy lejos de los 1.400 millones que gana la Liga inglesa.

Pero todas estas cifras se quedan pequeñas al compararlas con las de las dos competiciones deportivas que mejor han sabido explotar su atractivo a la hora de negociar con las televisiones: la NFL y la NBA. La primera de ellas ha extendido su contrato con DirecTV y cobrará 1.500 millones durante ocho años solo por los partidos del NFL Sunday Ticket. El pasado día 6 también se conoció que la NBA ha llegado a un acuerdo con las cadenas TNT, ABC y ESPN por el que renovaba sus contratos por nueve años más, en los que recibirá un total de 24.000 millones de dólares, o lo que es lo mismo: pasará de ingresar 930 millones anuales a ingresar 2.500 millones por temporada. Este pacto entraría en vigor al finalizar el actual contrato televisivo, tras la temporada 2015-16. El calado de este acuerdo es tal que ha condicionado el mercado de fichajes. LeBron James ha firmado este año con los Clevelan Cavaliers un inusual contrato de dos temporadas para poder negociar después un acuerdo más extenso y jugoso cuando estén en vigor los nuevos contratos televisivos. Es más, ya se comienza a especular con que en 2017 los jugadores puedan provocar un nuevo lockout para poder sacar tajada del nuevo escenario. James y sus compañeros tienen claro que son los que generan este negocio. Ellos son los protagonistas del espectáculo. Así que? paguen y vean.

Reparto del dinero

Dueño de los derechos

Precio de los derechos

Tipo de negociación

LFP

PREMIER

BUNDESLIGA

SERIE A

NBA

NFL

Cada club de la Liga negocia individualmente sus derechos

La Liga negocia en nombre de todos los clubes tanto en el Reino Unido como a nivel internacional

La Bundesliga negocia en nombre de todos los clubes

Negociación colectiva

La NBA negocia de forma colectiva con las televisiones y cada franquicia negocia por su cuenta los derechos regionales

Negociación colectiva en manos de la NFL

Entre 2012 y 2015 los clubes reciben 800 millones anuales

6.900 milones de euros entre 2013 y 2016. 2.300 millones por temporada

722 millones incluyendo los mercados internacionales.

820 millones en el mercado local y 141 millones por el extranjero

1.116 millones de euros: 54% de televisiones nacionales e internacionales, 27% de tv regional y 13% de radios locales e internacionales

4.343.000 millones de euros anuales entre 2013 y 2021

Barcelona y Real Madrid ganan 140 millones cada uno. Le siguen Atlético de Madrid y Valencia con 40 millones. El que menos gana es el Rayo Vallecano, 12 millones

El dinero proveniente del extranjero se reparte a partes iguales. Del resto, el 50% es un reparto equitativo, el 25% según la última clasificación y el 25% dependiendo del número de partidos televisados en la campaña anterior

El 40% según la clasificación de la última temporada, el 30% según la penúltima temporada, el 20% la de dos temporadas más atrás y el 10% la de tres años atrás. El Bayern Munich se llevó 25,84 millones y el que menos 12,92 millones

El 40% en partes iguales, el 25% por la ‘cantidad de hinchas’, 15% según los resultados del último lustro, 10% por resultados históricos, 5% por el último año y 5% por población de la ciudad

Todos reciben lo mismo de las televisiones nacionales e internacionales. Cada uno se lleva lo negociado con los medios regionales

Se reparte el dinero de cada año en partes iguales: 135 millones de euros a cada franquicia por temporada

Prisa y Mediapro. Ceden un partido de cada jornada a La Sexta. Es la única liga que emite un partido en abierto

Sky, BT y BBC en el mercado nacional. NBC en Estados Unidos, ESPN y FOX en Brasil y DirecTV en resto de América.

Sky tiene los derechos para cable, TV satelital terrestre, Internet y móviles. ARD y ZD dan un partido cada jornada. La FOX tiene los derechos en el extranjero

Sky y Mediaset

TNT, ABC y ESPN

CBS, NBC, FOX, ESPN y DirecTV. Cada uno de ellos tiene derecho a diferentes coberturas