Saint-Lary-Soulan - Hace meses que, nada nuevo en el fútbol ni en la Liga, Dani Alves recogió del suelo un plátano que le tiraron cuando iba a lanzar un córner en El Madrigal, el campo del Villarreal, lo peló y le dio un buen mordisco. Fue la manera improvisada de mofarse de los que lo lanzaron en un gesto racista, de negarles la atención, de castigarles con el látigo de su indiferencia aunque mereciesen, en realidad, latigazos. Dicen que ha sido así siempre. Que en los 70 Eusebio, la Pantera Negra, cansado de esa mierda, tuvo que decir bien alto para que los escucharan todos que era igual blanco o negro, el color, porque debajo de la piel tenían todos lo mismo: fútbol.
Hace unos días que Kevin Reza, el corredor negro del Europcar, de 26 años, contaba cómo salió de Versalles, los suburbios de París, en bicicleta. Cómo sufrió para ser ciclista en París, lo que le costó llegar porque de chico no era bueno, todo lo contrario, y una vez en profesionales, el batacazo que se pegó. “Mi primera temporada fue catastrófica”. Le adoptaron Voeckler y Charteau. “Aprendí de ellos a levantarme cada vez que me caía”. Es lo que le enseñó el ciclismo. “A ser fuerte”.
Ahora Reza, va dejando su pasado en la pista mientras olvida la agonía de hace un año en el Ventoux, en su primer Tour. Esprinta bien, es rápido y pasa la montaña. Dice que no teme la tentación de saltarse la barrera del dopaje porque les debe ese respeto, el de la verdad y la limpieza a sus padres, que se lo dieron todo. Está preparado para lo que sea. O casi.
El martes a Bagneres-de-Luchon llegó llorando. Podría haber sido porque su equipo, el Europcar, desperdició de una manera lamentable la posibilidad de ganar la etapa. Podría ser y ojalá hubiese sido eso. Pero lloraba de lástima. Cuenta Jean-René Bernaudeau, su director, que el ciclista estaba tocado y casi hundido. Le habían dado donde más duele. “Le insultaron”, contó Berdaudeau; “le llamaron sucio negro o negro de mierda, algo por el estilo”. Señaló a Michael Albasini, el suizo del Orica. De ahí venían los ataques, el desprecio. “Siempre he luchado contra el racismo, no hay nada más lejos de mis ideales. Estoy enojado. No tolero el racismo. Después del dopaje, es la otra lacra del deporte. Kevin (Reza) estaba muy molesto después de la carrera. Esto es inaceptable, inadmisible”. El director francés llamó esa misma noche a Albasini para decirle lo que pensaba de él, nada bueno, pero el suizo negó la versión de Reza. “No hubo ningún insulto racista, es un malentendido. Es cierto que estaba enfadado con Reza porque no tiraba. Me he dirigido a él en inglés, pero no he dicho nada racista”, se defendió. “Yo creo en Kevin”, le respondió Bernaudeau. Cualquiera de las dos cosas, que Reza mintiese en algo así o que Albasini realmente le hubiese humillado, sería una lástima. E imperdonable. - A.L.