IRÁN: Haghighi; Montazeri, Hosseini, Sadeghi, Pooladi; Heydari (Masoud Shojaei, m.89), Timotian, Nekounam, Haji Safi; Dejagah (Jahan Bakhsh, m.78) y Reza Ghooichanejhad.

NIGERIA: Enyeama; Ambrose, Oboabona (Yobo, m.29), Omeruo, Oshaniwa; Musa, Mikel, Onazi, Azeez (Odemwingie, m.69), Moses (Ameobi, m.52); y Emenike.

Arbitro: Carlos Vera (ECU). Amonestó a Timotian (m.75).

Incidencias: Unos 38.000 espectadores en el Arena da Baixada de Curitiba.

curitiba - Irán y Nigeria firmaron el primer empate a cero de Brasil 2014, un resultado que premió el esfuerzo colectivo del conjunto que dirige el luso Carlos Queiroz, que desesperó a un inoperante y desacertado campeón africano.

El desarrollo del encuentro fue el previsible. Irán, un equipo limitado pero solidario hasta el extremo, se resguardó en su campo, con constantes ayudas, para frenar las alocadas acometidas de Nigeria y cerrar espacios.

Nigeria llevó la iniciativa, tuvo el control del balón, pero nada más. Obi Mikel trató de dirigir junto a Azeez sin apenas éxito. Ni Musa ni Moses, los teóricos puñales por las bandas del cuadro de Stephen Keshi, pudieron hacer valer su velocidad y Emenike estuvo muy solo en punta.

Y eso que las Super Águilas Verdes tuvieron una doble ocasión nada más comenzar el partido gracias al esfuerzo de Emenike. Pero fue simplemente un espejismo. Sin precisión en el pase ni buenas combinaciones, el trabajo de los iraníes atrás les permitió crecer en confianza. De hecho, hasta el conjunto asiático, al que le costaba aproximarse con peligro al área nigeriana, gozó de la mejor ocasión de gol en un saque de esquina que remató su delantero y hombre más peligroso, Ghooichanejhad, pero se encontró con Vincent Enyeama.

Stephen Keshi, quien se vio obligado a cambiar a la media hora por lesión al defensa Oboabona y dar entrada a Yobo, no lo dudó en la reanudación y a los 52 minutos sacó del campo a un anulado Moses y se decantó por la veteranía y la experiencia de Ameobi.

No le dio sus frutos. Perfectamente ubicados sus jugadores, los pupilos de Queiroz fueron inabordables y, a la vez, incluso volvieron a inquietar en ataque, aunque sin pólvora en el remate. - Efe