sao paulo - Brasil inaugura hoy su segundo Mundial como anfitrión, con planes de dar un golpe de autoridad que lo confirme como favorito y que reivindique el papel estelar de Neymar, ante una Croacia que enarbola la bandera del buen fútbol de la mano de Luca Modric e Ivan Rakitic.

Al equipo de Luiz Felipe Scolari solo le vale hoy un triunfo en el Arena Corinthians de Sao Paulo, ante cerca de 61.000 personas, para poner los cimientos de una campaña que tiene como única meta lograr el sexto título mundial en la final del próximo 13 de julio en el Maracaná.

En frente, el equipo anfitrión tendrá a una Croacia que disputa su cuarta Copa del Mundo con su mejor generación de jugadores después del grupo abanderado por Davor Suker, que terminó tercero en el Mundial de 1998.

Como cabeza de serie, Brasil, y Croacia, clasificada en la repesca, integran el Grupo A junto a México y Camerún, que se enfrentan mañana en el Arena das Dunas de Natal.

Brasil ha completado una preparación concienzuda, diseñada al milímetro, con el único objetivo de conquistar el título mundial en casa y deshacerse de una vez por todas del amargo recuerdo del Maracanazo, que aún hoy, 64 años después, continúa vívido en el imaginario del país del fútbol.

El equipo brasileño llega a su Mundial con una racha de nueve victorias consecutivas y un grupo de gran calidad en todas sus líneas y muy compenetrado, que juega casi sin alteraciones en su composición desde la campaña victoriosa de la Copa Confederaciones 2013.

La receta de Scolari para repetir el triunfo del año pasado será jugar con las líneas compactadas y con mucha intensidad, para abrumar a su rival, y encomendarse en ataque a las genialidades de Neymar, la potencia de Hulk o la habilidad de Oscar.

El jugador del Barça está en un gran momento. Se ha erigido en la principal referencia de la selección a sus 22 años y comienza el campeonato como artillero del equipo, con 31 goles en 49 partidos con la camiseta verde-amarela. Brasil también cuenta con una de las mejores defensas del mundo, con David Luiz y Thiago Silva, aunque el seleccionador croata, Nico Kovac, asegura que ha detectado agujeros en la zaga brasileña que pretende explorar.

Croacia planea amargar el estreno del anfitrión disputándole la posesión con su juego de toque, lo que acerca a los balcánicos al modelo de juego que históricamente fue una de las banderas de Brasil, pero que no tiene lugar en el libreto de Scolari.

El centro del campo croata está plagado de hombres de toque exquisito, como Modric, Rakitic y Perisic, que podrían causarle muchos quebraderos de cabeza a los medios de Brasil.

Nico Kovac ha avisado de que no saldrá a defenderse, aunque hasta ahora se ha negado a mostrar sus cartas. No ha confirmado el once titular y en los últimos días los entrenamientos fueron a puerta cerrada en su cuartel general de los balcánicos en Praia do Forte, en Bahía.

La baja más importante para mañana en el cuadro croata es la del delantero del Bayern de Múnich Mario Mandzukic, que fue sancionado por su expulsión en el último partido de repesca contra Islandia y no podrá ser alineado contra Brasil. En su lugar, lo más probable es que juegue el veterano ariete del Wolfsburgo Ivica Olic, de 34 años, y uno de los pocos integrantes de la selección que jugó en el Mundial de 2006.