madrid - La polémica vuelve a sacudir a la elección de Catar como organizador del Mundial 2022. En esta ocasión no es por las elevadas temperaturas que se pueden encontrar los jugadores en pleno desierto y por el debate sobre la conveniencia de disputar el campeonato en el mes de diciembre. Tampoco por los cerca de 1.200 obreros que habrían muerto ya, según ha denunciado la Confederación Sindical Internacional, en la construcción de los modernos estadios previstos para la ocasión. El faraónico proyecto para llevar el mayor evento futbolístico al país del Golfo Pérsico, interpretado por muchos como el capricho de unos jeques acostumbrados a solucionar todo a base de talonario, está en duda por los sobornos. El exdirectivo de la FIFA Mohamed ben Hammam efectuó pagos por unos 3,7 millones de euros a responsables de fútbol africanos para comprar el Mundial para Catar, según revelan documentos difundidos ayer por The Sunday Times.

De acuerdo con el periódico británico, que en las próximas semanas detallará su investigación, existen miles de facturas, faxes y correos electrónicos que demuestran intercambios entre Ben Hammam y directivos africanos que, aunque no tenían voto, podían influir en el resultado del concurso. El que fuera presidente de la Comisión Asiática de Fútbol entre 2002 y 2011, posteriormente apartado del fútbol entre acusaciones de corrupción, orquestó "una campaña encubierta" de sobornos y agasajos para recabar apoyo a la candidatura de su país, explica el periódico. Ben Hammam, de origen catarí, desembolsó esos cerca de cinco millones de dólares con el objetivo de crear un clamor a favor de la candidatura de Catar e influir a elementos clave del comité de 24 miembros. The Sunday Times señala que los archivos, obtenidos tras analizar una base de datos electrónica, prueban la existencia de diez fondos controlados por Kemco, la empresa de construcción del millonario catarí, desde los que se hicieron multitud de pagos, así como transacciones en metálico por hasta 200.000 dólares a cuentas de los presidentes de treinta asociaciones de fútbol africanas.

El exdirectivo de la FIFA también organizó banquetes y recepciones para agasajar a esos directivos, en los que repartió hasta 400.000 dólares en metálico, y a su vez estos se comprometen en correos electrónicos a hacer campaña para defender la causa de Catar. Según el rotativo, Ben Hammam pagó además más de 1,6 millones de dólares meses antes del voto clave a cuentas bancarias controladas por el exdirectivo de la FIFA Jack Warner, que era miembro del comité por Trinidad y Tobago. También abonó facturas legales y de detectives al miembro del comité de la FIFA por Oceanía, Reynald Temarii, para que luchara contra su suspensión tras ser acusado de corrupción. Ello evitó que Temarii fuera reemplazado a tiempo por otro candidato que hubiera votado a favor de Australia en el concurso por el Mundial de 2022.

Entre otros, se documentan pagos de 800.000 dólares a la Federación de Costa de Marfil, cuyo miembro del comité Jacques Anouma se compromete a "impulsar con fuerza la candidatura de Catar", señala The Sunday Times. Las revelaciones sobre este complejo entramado se conocen la víspera de que el investigador de la FIFA Michael García se reúna en Omán con el comité organizador de Doha a fin de abordar sospechas de corrupción en los concursos para el Mundial 2022 y 2018.

repetir la votación Tras el revuelo generado por la publicación de la supuesta trama de compra de votos, el vicepresidente de la FIFA Jim Boyce aseguró ayer que apoyaría celebrar una nueva votación para elegir al país anfitrión si se demuestra que hubo corrupción en la candidatura de Catar. "Habrá que analizarlo muy seriamente, pero yo no tendría ningún problema si se recomendara una nueva votación", declaró Boyce a la cadena BBC Radio 5 Live. Si el investigador de la FIFA, Michael García, que esta semana se reúne con el comité organizador catarí, halla indicios de actividad ilegal, "habrá que analizarlo muy seriamente", declaró Boyce. Subrayó que "el comité ejecutivo de la FIFA apoya al 100% a García", a quien "se permitirá hablar con cualquier persona en el mundo a fin de completar su misión". "Todas las pruebas deben dirigirse a él y entonces esperaremos un informe completo con sus investigaciones", aseveró.