Gasteiz- Otra vez cabeza de serie.

-Es muy importante y muy bonito para un pelotari porque estás más cerca de la final. También la dificultad es mayor, porque juego contra Xala, que ha sido campeón y juega una barbaridad.

¿Supone para usted un punto de presión superior a la hora de afrontar el Manomanista?

-La presión la notas, pero es nerviosismo, porque es un partido de campeonato y quieres hacerlo bien. Al final, compites dos o tres veces al año como mucho. Los pelotaris que no jugamos el campeonato de Parejas ni ferias de verano sí que notamos un poquito más de presión. Al final, con 24 años y cuatro aquí, uno se plantea que lo que se ve es lo que juego. Puedo mejorar, pero lo que sí puedo garantizar es que trabajo a diario para ello y para dar todo en la cancha. Habrá gente a la que le guste y gente a la que no, pero es lo que hay.

Es decir, que sentiría lo mismo entrando ahora que en la primera ronda.

-Sí. De hecho, en las primeras rondas los partidos son más complicado. No es lo mismo perder ahí que en cuartos. Hay responsabilidad.

¿Esa es la palabra: responsabilidad?

-Es lo que dice el Cholo Simeone, que no afecta la presión pero sí la responsabilidad. Presión tiene el que no está trabajando, el que no tiene que llevar un plato a la mesa; nosotros tenemos la responsabilidad de intentar hacerlo lo mejor posible, de preparar bien los campeonatos, que es nuestro trabajo, y de saber aceptar la victoria y la derrota. Ganar siempre es bonito.

Al no jugar el Parejas, ¿suponen el Cuatro y Medio y el Manomanista un modo de reivindicarse?

-No hay nada que reivindicar. Yo he tenido resultados buenos y resultados malos y la empresa es la que decide a quién pone en el Parejas y en las ferias. Poco más se puede hacer. He jugado dos veces las semifinales del mano a mano, he ganado una txapela en Segunda, he jugado en San Mateo y llegué a la final; pero también he perdido otras veces en primera ronda. El año pasado perdí contra Urruti; creo que en un buen partido, pero perdí. Hay buenos resultados y malos y la empresa decide. No hay nada que reivindicar. La empresa sabe lo que juego y según sus intereses decide.

De hecho, en San Mateo se destapó como una revelación, demostrando el juego que tiene a parejas.

-Sí que es verdad que se me había colgado el sambenito de que a parejas no sabía jugar y para mí fue importante, porque vi que había mejorado mi nivel y había llegado a la final ganando a pelotaris como Irujo. Pero no hay nada que reivindicar. Es el premio al trabajo. Cuando las cosas salen mal, uno llora, uno sufre; pero cuando sale bien lo disfrutas.

¿Es el mano a mano la modalidad en la que más cómodo se encuentra o más le gusta?

-Puede ser. Cuando ganas, es la modalidad que más gusta, porque estás solo en la cancha y las sensaciones que tienes son distintas. En aficionados, no había jugado mucho mano a mano, había jugado dos o tres veces y no se me había dado bien. Fue un poquito sorpresa lo del campeonato de 2011, que entré en la previa y llegué a semifinales. Fue todo de repente. Luego, los resultados han sido bastante buenos. Es una modalidad que gusta cuando ganas, pero cuando tienes una lesión o pierdes es muy dura.

Sufrir, sufrir y sufrir.

-Es así. Y con ese sufrimiento aprendes un poco a disfrutar. Cuando uno gana y ha sufrido, sabe mejor. Cuando uno pierde, pero lo ha dado todo, le queda esa cosa de que uno lo ha dado todo.

Comentó que en aficionados no se le dio muy bien el Manomanista, pero llegó a profesionales y en su primer año fue directo a semifinales. ¿Se produjo algún cambio en usted?

-No. Ese año fue todo muy raro. Me avisaron un domingo que tenía que jugar un viernes una previa, así que imagine la preparación que llevaba. Además, al entrenar hice un desastre absoluto. A Jokin Etxaniz, que era mi entrenador, le dije que no jugaba nada y que no iba a llegar a nada. Pero gané una previa y gané otra. Seguía entrenando mal, pero ganaba partidos. Quizás la clave estuvo en el partido contra Gonzalez. Jugué ante un gran Sebas y conseguí ganarle en un partido que es de los mejores que he hecho. Me vino todo rodado. Hubo un poco de inconsciencia. Fui a disfrutar, porque todo era ya un regalo.

Entonces, ese campeonato fue un arreón de moral para ver que valía para ello. De hecho, jugó contra Irujo en semifinales de 2012 y él declaró haber disputado uno de los partidos más duros de su carrera.

-Fue un partidazo en el que acabé vacío. Ha sido uno de los más duros de mi vida. Cuando acabó, estuve dos días sin poder moverme de casa. El día de Xala el año anterior me fastidió, pero había jugado bien y fue un regalo el campeonato. Pero contra Irujo me quedé satisfecho por haber dado todo pero me quedó esa espina de haberle tenido 19-17, a punto de entrar una final, y perdí. Disfruté porque jugué contra mi ídolo.

¿Cómo llega a este Manomanista?

-Creo que llego bien. He estado varios meses jugado poco, pero estoy recuperado.